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Un Paso Por Delante

Miserable. Soy un miserable, decadencia es algo que impera
en mi vida, una deliciosa decadencia me desciende y ahí
abajo construyo mis torreones, ahí levanto mi vida y la
elevo trémula a las alturas.(). Por eso mi experiencia es
más última, porque abarca más. Yo no me alzo desde la
decencia, yo, me hundo en lo miserable.(). Igual que un
ángel proscrito, que se revuelca en el fango de los
pantanos y ensucia su ropa blanca. Igual que un triste
loco, que envenena el silencio con sus gritos desahuciados.
Igual que ellos.(). Soy igual que ellos, un destello
supurante, una libertad sudada en sangre a golpe de
fracaso, crecida en si misma entre lo sórdido, lo vulgar.
Porqué sino vulgar es esta sapiencia mía, que como una
reina advenediza gobierna sobre los juicios sin
alcurnia, para ennoblecerlos, con la sangre azul que
tomó prestada de algún simpático maleante de
exquisita reputación.(). Estoy tan rebosante de excelsitud
en este fondo que sube que ya no pertenezco al mundo
de los milagros sacros y las manos llenas. Ocupo un
lugar junto a los desheredados, compartiendo la suerte
que tantos temen y que a mí me resulta tan dulce y
seductora, por la sinceridad de su propuesta, y es
que aún no he encontrado nada más sincero que la
destemplanza.(). Quién entonces besaría mis labios
amoratados, quién se iba a sentar conmigo a la
mesa los días de celebración, quién puede ver más
allá de lo que cuentan mis ojos y entender lo que
explica mi sonrisa, quién, quién.(). Ella lo hace, y me
ofrece sus regalos transparentes sin pedir a cambio
mi fidelidad. No me debo a ella porque me lo
imponga, no he firmado ningún pacto ni sellado un
acuerdo. Puedo entregarme, o no, a lo que quiera, a
quien quiera, que los reproches no forman parte de su
linaje oculto.(). Yo he buscado muy dentro para
encontrarme, y me vi picando a las puertas del desconsuelo.
Voy a entrar, le dije, y se abrieron de par en par para
que pudiese acariciar mi miseria.(). Tómala, ahí la
tienes, está hecha a tu justa medida. Puedes gozarla
cuanto quieras, es tierna como un melocotón recién
arrancado y suave como el agua cristalina de los
torrentes de las montañas, le escuchaba decirme mientras
las lágrimas humedecían mi rostro, descompuesto ante
tanta excelencia vital.(). Que lo que en ese instante pude
comprobar, es que aquello por lo que tanto había sufrido,
ese miedo irracional que me atenazaba hasta comprimirme
y desajustarme, esa falta de respuestas vivas, esa
negritud no era diferente de lo que en otras ocasiones
se me presentó con el traje de lo normal y lo sano,
de lo edificante y lo razonable.(). Así es que, cuando
nos vimos frente a frente, logré entender algo tan
simple como que tan solo son, las distintas partes de
un todo, y que renunciar a mi dolor significaría
la renuncia al principio de mi sentimiento.(). Y eso,
eso no estoy dispuesto a consentirlo.
Preferido o celebrado por...
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