#Mujeres #Nicaragüenses #SigloXX #SigloXXI
Barajando recuerdos me encontré con el tuyo. No dolía. Lo saqué de su estuche, sacudí sus raíces
Florecen los almendros en Mallorca y no estás para verlos. De mi balcón anoche los vi fosforecer.
Porque aprendí a quererme puedo sangrar con tus heridas.
A veces pienso en ti en lo que pudo ser en tu ternura presa en las deshoras.
Qué lástima que duermas y se interrumpa el diálogo y no sientas mi beso en tus ojos cerrados. Qué lástima tu infancia
No puede conmigo la tristeza la arrastro hacia la vida y se evapora.
También me gusta el amor al que le cierran la puerta el que entra por la ventana volando sobre una cuerda.
Quiero entrar a la muerte con los ojos abiertos abiertos los oídos sin máscaras sin miedo
Cuando el amor se aja se marchita se te vuelve amarillo no hay remedio sólo te queda
Tu muerte te congela estás inmóvil mi vida en cambio fluye y me acerca veloz
Hola dije mirando tu retrato y se pasmó el saludo entre mis labios. Otra vez la punzada,
Mi laberinto es circular voy cavando en el aire con los ojos clavados en la muerte que me bebe
Quisiera creer que te veré otra vez que nuestro amor florecerá de nuevo quizá seas un átomo de luz
Ese beso de ayer me abrió la puerta y todos los recuerdos que yo creí fantasmas, se levantaron tercos
No preciso conceptos. No más divagaciones ni teólogos discursos que anestesien mi herida. Tus palabras preciso,