Confesándome enamorada
Le tengo miedo al amor y a cómo por un segundo te desprendes de ti para ser en el cuerpo del otro. Me paraliza la sensación de perder el control y el orden por un segundo: de no visualizar el futuro porque todo lo que veo es un rostro devolviéndome la sonrisa. Es aterrador entregar tanto en tan poco, a manos llenas, faltan esos besos apasionados, esas caricias en la cama y en la calle
Lo entrego todo, no sé hacerlo de otra forma. Me doy, primero por pedacitos y un día lo dejo todo sobre la mesa y le tapo los ojos porque no quiero que lo vea, porque no quiero que me vea en su poder. Quiero ser suya sin que sepa que me tiene, pero siempre me sale mal.
Da miedo. Da tanto miedo que algunos días tomo pedacitos de mí y me los devuelvo por si acaso, por si él no se ha dado cuenta de todo lo que he puesto, por si tengo la oportunidad de devolver las palabras, los sentimientos, los contratiempos, las veces entre un suspiro y otro se me escapó dejarle saber que me tiene por completo aún sin tenerme.
Así que lo sé, al final del día cuando tomo el café que todos dicen me provocará insomnio, acurruco la certeza en mi pecho porque estoy aterrada: me tengo miedo a mí pensándolo constantemente, a mí entregándome, a mí dejándome creer que lo he encontrado. Me tengo miedo a mí confesándome enamorada.
