AMOR EN EL RÍO DARRO
Miré como metías
los pies en la frescura
del río Darro.
Me guiñaste y sonreí,
el cielo resplandecía
el verdor te rodeaba.
Yo solo miraba
tu trasero firme,
el pantalón remangado,
marcando tus muslos,
los pies con el agua arremolinada.
Las piedras brillando
por los rayos de sol
y yo ardía al contemplarte.
El sudor empezó a correrme
por la cara, los labios húmedos,
te diste cuenta de mi anhelo,
te acercaste moviendo tus caderas.
El cuello elevo para ser mordido
por tus albos dientes,
destrózame la boca
a beso limpio,
muérdeme que note tu hambre.
Cojo por un instante
tu rostro... pareces un actor
de cine, te como los ojos,
las mejillas, me recreo en tus
comisuras.
Almíbar en tu boca
te pones bravo
y me coges con fuerza;
los dos en el río
con el agua acariciando
nuestro arrebato.
Te bañas en mi ombligo,
entras en mí lentamente,
me ahogo en tu ser,
y te ahogas en mí,
tiemblan nuestras entrañas.
Nuestros aromas se confunden,
me besas como si fuese tu princesa,
tu lujuria, tu desespero,
fuimos uno y fuimos todo,
nos envolvió el éxtasis,
el delirio, el clímax.
Hombre mío llenas
mi cuerpo y mi alma,
amantes bajo la luz
de La Alhambra.
Bajaremos a la
calle de los Suspiros.
Paro no olvidar que:
siempre, siempre,
nos rondará Granada.
