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MI LUNA, LUNA MÍA

Al anochecer en la Sabika
están las estrellas relumbrantes
en la colina de la Alhambra
se leen mil leyendas.
 
Amores imposibles
susurran las hojas
cierro los ojos,
imagino tu mano
en la mía, cruzando los dedos.
 
Tumbados en la hierba,
Granada a nuestros pies,
canta a ritmo de seguiriyas,
al amor que soñé que existía,
por un momento la imaginación
me mentía.
 
Estoy sola aquí,
pero no me importa,
un día sé que tendré tu corazón.
 
Qué más da que
en mi amada ciudad,
tú no estés,
si tengo el amor que más quería.
 
Tengo mi luna, luna mía,
amor posesivo
amor blanco,
amor de azahar
amor puro en el plenilunio
que encanta la hermosa colina.
 
Hilo mi sueño de tenerte,
a la soledad y sonrío
bajando hacía Granada
siento ligera el alma.
 
Tú no mereces mi boca,
no mereces mis entrañas,
ni mi boca anhelante,
mis pechos cono nácar,
no desean tus manos,
no mereces que mis
ojos turquesa te miren.
 
Y miro mi luna, luna mía,
iridiscente, hermosa,
y sé que soy resiliente.
 
Este amor no podrá conmigo,
tú ya no existes, nunca fuiste perenne,
solo alguien efímero
que pasó por Granada,
creyéndose vampiro,
sin saber que yo era su reina.
 
Al anochecer en la Sabika
están las estrellas relumbrantes
en la colina de la Alhambra
se leen mil leyendas.
 
Amores imposibles
susurran las hojas
cierro los ojos,
imagino tu mano
en la mía, cruzando los dedos.
 
Qué más da que
en mi amada ciudad,
tú no estés,
si tengo el amor que más quería.
 
Tengo mi luna, luna mía,
amor posesivo
amor blanco,
amor de azahar
amor puro en el plenilunio
que encanta la hermosa colina.
 
Hilo mi sueño de tenerte,
a la soledad y sonrío
bajando hacía Granada
siento ligera el alma.
 
Tú no mereces mi boca,
no mereces mis entrañas,
ni mi boca anhelante,
mis pechos como nácar,
no desean tus manos.
 
Bajando para la ciudad,
oyendo los sonidos del campo
pienso en este querer,
sé que tu corazón vendrá
por qué es mío, porque
tú paseaste por las calles
creyéndote el mejor vampiro,
sin saber que yo era tu reina.
 
Y ahora sé que no me quiero enamorar,
el amor duele y yo quiero sonreír.
 
Por las calles empedradas
vi un pequeño anillo
deslumbraba iridiscente,
y supe que ese sería la
sortija de mi nueva soltería.
 
No quiero ser reina,
no quiero tu corazón,
solo deseo ser una mujer fuerte,
mirando el mundo de frente,
diciendo adiós a tu recuerdo.

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