En la arena,
lamiéndonos el mar
la piel, sentí tus ganas
revolcándose en mi cuerpo.
Mis piernas te envolvían
en un abrazo de deseo,
mis manos recorrían tu
espalda, te arañaba
habría surcos en tu piel
pero tú gozabas y gemías,
tu boca mordió mis hombros,
mi boca ansiosa te buscó,
mordimos nuestro labios,
nos balanceábamos al ritmo
de las olas y fuimos uno
y fuimos todo.