No sé nada de metáforas,
que puedan señalarte bella
entre mis versos.
Ni por más que pienso
y consigo amargarme en los impulsos,
pretendiendo ser dueño
de inspiraciones ajenas.
Podría imaginarte
en tantos escenarios de la poesía:
en las nubes, por ejemplo,
dirigiendo hacia mí tu mirada de diosa
o en las flores, como una mariposa,
embargando el jardín con tu alegría.
O tal vez desuda,
nacida de la espuma del mar,
como la diosa latina.
O quizás muda,
con tanta perplejidad,
exhibiendo tu hermosura.
Pero no.. no es tu belleza
un misterio,
que como Botticelli o Da vinci
yo quiera dibujar
para hacerte prisionera
en la pared de algún museo.
A cambio de eso,
quiero que seas como esa mariposa
que emprende el vuelo
y yo saberte, así,
exacta, entre mis versos.
Tan mortal, humana y alegre,
con ese horizonte
que se extiende en tu rostro
y que lo diseñan tus dientes,
esos que si son surtidores de gozo
y que en mi interior se siente.