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Exterminio de la vacuidad

Versos a usted, hembra,
ensombrecedora penumbra del alma,
que se encuentra perdida donde se engendra
el robustoso espíritu de hogar,
quejumbrosa en su sincera calma.
 
Versos a mi amor,
al suyo, a nuestro pálido olor a sexo,
llanto de implícitos cantos de ruiseñor,
a sus caderas ungidas
y tan alejadas de este mi calabozo convexo.
 
Versos raros,
casi como en ensueño;
versos a mis pesares y a pagar caro,
a mi entendimiento bucólico
ante la diferencia de ser amante o dueño.
 
En si todo el tiempo soy versos,
que, con rimas disonantes,
en mis sienes do reina el deceso
se desmigajan en miércoles por la noche
y me piden todo el tiempo que las cante.
 
Versos a mí,
joven cadáver arburoso, merodeador;
Versos a mi carne fresca y al fin
que nos examina, excitado y morbosa,
versos a mi que padezco al amor.
 
Versos a la luna,
al exterminio de la vacuidad,
a tí bajo la luna, al sinsabor de la bruma
que desinflama los pesares ufanos,
al son de la tempestad.

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