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Delirio

“...toda luna es atroz y todo sol amargo...” A. Rimbaud

 
Ojos de miel, frente al espejo, hablan de lo que siento por ti,
no serán mis labios quienes susurren eso que intento definir.
Eres la tormenta que arrasa mis tierras sembradas.
Su agua se llevó, imperiosa, lo que mi ilusión había visto crecer.
 
Eres mar encabritado en el que no puedo flotar.
Intentar llegar a la orilla es mi única razón de ser.
Eres magma incandescente al rojo vibrante,
bañas mi cuerpo, desencarnando la piel.
 
Todo lo has mutado a nuevos horizontes, en ellos me puedo ver,
preciosos en su inmensidad ¡Es una nueva realidad!
Ahora mis prados son olor a petricor, limpian mi respirar.
Navegando en bahías de paz, puedo impasible, reposar.
 
Estoy cubierta de cicatrices ¡Coraza escudo contra cualquier mal!
¡Eres lo que nunca me atreví a soñar!
Bendito seas, allá donde quiera que vayas,
donde tus huellas marquen otras entrañas,
donde tus labios se ensañen con otros labios.
 
Bendito sea tu destino, lleva consigo encapsulado cada amanecer,
cada noche con su titilar de deseos en los que puedo finalmente creer.
Y aunque eres la luz plena de mi existir,
a mi lado no hay hueco ni cobijo en el que te pueda esconder,
no hay manera de, en mi vida, abrir guarida alguna para ti.
 
¡No sé si haya algo tan desgarrador como este “no poder”!
Seguirás siendo la idea que flote en mi mente,
desde el primer hasta el postrer parpadeo,
de mi noche cada estrella,
de mi horizonte el derroche de colores,
de mi vida la razón y de cada latido la canción.
¡Vete donde quieras!
Era mi destino que me enseñases a querer...

Piaciuto o affrontato da...
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