Estrellas titilantes en este vacío grandioso,
donde reina lo inesperado y circunstancial.
En cada ser late ardiente su deseo orgulloso
de brillar, prosperar, trascender, quizás amar...
Tantos egos presumidos, casi insignificantes,
en un vertiginoso y tormentoso cielo-inmensidad.

Y lo olvidamos... y nos entregamos a luchar
con orgullo temerario, sin casi respirar... ni pensar.
Y aprendemos a caer y a trastabillar.
Se nos olvida de que está hecho el universo,
lo vacío, impersonal y frío que es en verdad.
Se nos olvida que caducamos...
y que no sabemos cuándo ocurrirá.

Más alguna vez, impredecible en el vasto sinsentido,
surge la solidaridad, el comprender, el perdonar...
Y cuando en medio de la nada logramos conectar...
acariciamos la dulzura... y quizás una ilusión brote,
iluminando por instantes lo que está hecho de sal.

Cordel de oro sagrado el que une y consuela las almas
de los que se atreven a transformar en un abrazo suave,
con mágica alquimia,
las lágrimas, sudor, sangre, cenizas, temor...
rebosándolos con piedad.

El dolor compartido de quienes lloran fundidos,
de quienes vencen la vergüenza y se atreven a gimotear,
sumidos en una piel, perdiendo el miedo a tocar...
nos enseña en quién podemos confiar.

El cordel entrelaza los destinos, consuela las almas,
y deshace por momentos la siempre eterna soledad.
¿Será que existe una verdad?

Twinkling stars in this grand void, where the unexpected and circumstantial reign. In each being beats burning his proud desire to shine, prosper, transcend, perhaps love... So many egos smug, almost insignificant, in a vertiginous and stormy sky-immensity.

And we forget it... and we give ourselves up to fight with reckless pride, hardly breathing... or thinking. And we learn to fall and stumble. We forget what the universe is made of, how empty, impersonal and cold it really is. We forget that we expire... And we don’t know when this will happen.

More ever, unpredictable in the vast nonsense, sometimes solidarity arises, understanding, forgiving... And when in the middle of nowhere we manage to connect... we caress the sweetness... and perhaps an illusion will sprout, illuminating for moments what is made of salt.

Sacred gold cord that unites and comforts souls of those who dare to transform into a gentle embrace, with magical alchemy, tears, sweat, blood, ashes, fear... overflowing them with mercy.

The shared pain of those who cry melted, of those who overcome shame and dare to whimper, immersed in a skin, losing the fear of touching... It teaches us who we can trust.

The cord intertwines destinies, comforts souls, and undoes at times the ever-eternal loneliness. Could it be that there is a truth beyond?