Si quiero pasar un buen rato me rodeo de poesía. Suspiro, me apertrecho de agua con gas y pongo música de fondo (Beethoven, Bach, quizás Mattia Vlad Morleo, si, hoy voy con Vlad Morleo). Luego, escojo un poeta. Uno que no haya leído antes, o quizás Hölderlin, tantas veces Hölderlin. Si no tengo ánimos para los deberes ni los quehaceres. Si quiero ser feliz, un rato, una media hora, un atado de instantes, me rodeo de esperanzas y me dispongo a leer. Y entonces magia.

Cada verso bueno es un rayo de luz en medio de un bosque húmedo y tenebroso. Cada verso bueno encapsula verdades vibrantes que no estaban flotando en el aire antes. Los versos que me gustan me sacan sonrisas. O me hacen pensar. O me despiertan las ganas de volver a empezar a leer la estrofa entera. O de escribir algo que continúe lo que allí estaba escrito. Un buen verso me hiela la sangre, me recorre la espalda o, a veces, me hace subir a ver la imagen de quién lo escribió. Subir a mirar el rostro de su creador. Es como si así me aproximase a un alma que estaba escondida y se ha revelado usando palabras. Como quién disuelve una bruma con solo desearlo, con sus poderes especiales. Como quién inventa un universo con un puñado de sal y de aliento.

Una estrofa buena, una sucesión de metáforas creativas, un ritmo marcado, un final que reverbera... Todos estos son alegrías que, aunque breves, te cambian el día. Me gusta leer poesía. Es un viaje sin destino, hecho de placeres diminutos que van floreciendo en cascada, sobre la piel. Es conectar con otras almas, hablando de lo esencial, lo callado, lo que no suele confesarse ni después de 3 tragos. Lo que de verdad importa. Lo que subyace a las miradas esquivas. A las preguntas sin respuestas. La poesía es una mentira que todos queremos creer. Es un beso antes de dormir, una caricia al amanecer. La poesía es belleza en medio de un vendaval. En medio de un desastre natural. Es verdad en el reino de las mentiras. Es lo que te da miedo mirar en un horizonte de luz y cristal. Es un pájaro viejo en un nido vacío. La poesía es la madre de las esperas en paz. Es lo que quiero a mi lado, cuando ya no me quede tiempo para respirar.

Y deseo que me acompañe. Que me deje tenderle una manta y acercarle un té. Que me acune cuando abra los ojos en las madrugadas y aún no sea tiempo para saltar de la cama a vivir. Que pueda recurrir a ella cuando nadie más me pueda acompañar. Que me sea sincera incluso cuando yo ya no pueda más. Que esté, me trascienda, perdure y me perdone. Que no conozca final. ¿Qué es la poesía para ti?

If I want to have a good time I surround myself with poetry. I sigh, stock up on sparkling water and put on background music (Beethoven, Bach, maybe Mattia Vlad Morleo, yes, today I’m going with Vlad Morleo). Then I choose a poet. One that I haven’t read before, or maybe Hölderlin, Hölderlin so many times. If I don’t have the courage for homework or chores. If I want to be happy, for a while, half an hour, a bunch of moments, I surround myself with hope and I prepare to read. And then magic.

Each good verse is a ray of light in the middle of a humid and dark forest. Every good verse encapsulates vibrant truths that weren’t floating in the air before. The verses that I like make me smile. Or make me think. Or it makes me want to start reading the whole stanza again. Or to write something that continues what was written there. A good verse freezes my blood, runs down my back or, sometimes, makes me go up to see the image of who wrote it. Climb to look at the face of its creator. It is as if I approached a soul that was hidden and has revealed itself using words. Like who dissolves a mist just by wishing it, with his special powers. Like who invents a universe with a handful of salt and breath.

A good verse, a succession of creative metaphors, a marked rhythm, an ending that reverberates... All these are joys that, although brief, change your day. I like to read poetry. It is a journey without a destination, made of tiny pleasures that bloom in cascades on the skin. It is connecting with other souls, talking about what is essential, what is quiet, what is not usually confessed even after 3 drinks. What really matters. What underlies the elusive glances. To questions without answers. Poetry is a lie that we all want to believe. It’s a kiss before bed, a caress at dawn. Poetry is beauty in the midst of a gale. In the middle of a natural disaster. It is true in the realm of lies. It is what you are afraid to look at in a horizon of light and glass. It’s an old bird in an empty nest. Poetry is the mother of waiting in peace. It’s what I want by my side, when I no longer have time to breathe.

And I want you to come with me. Let me lay you a blanket and bring you some tea. Cradle me when I open my eyes in the early morning and it’s not time to jump out of bed to live. That I can turn to her when no one else can accompany me. May she be honest with me even when I can’t anymore. Let it be, transcend me, endure and forgive me. That does not know end. What is poetry for you?