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Janne Mendoza

Despojo

 
Nunca me sentí parte la carne que me envuelve,
nunca hubo lugar para mi sombra entre los vivos.
Las personas a mi alrededor volaban como aquellas
palomas que inundan la ciudad, libres y extasiadas,
mientras yo me ahogaba en mi propia piel.
 
Mis alas, rotas desde el nacimiento,
inútiles para el vuelo, útiles para el dolor.
Luché por encontrar mi propio vuelo,
con manos alzadas, pecho abierto y un alma herida.
 
Pero en el risco, la verdad me abrazó:
no volaría, solo caería.
Y aceptando mi destino, me lancé al abismo,
sin red de esperanza dónde el viento me besó
como un amante despiadado.
 
El silencio del vacío me recibió
como una madre que finalmente me acepta.
No tenia nubes, solo la oscuridad
que me hacia libre. Ame caer sin alas
y abrace morir sin dolor.
 
Y en aquel pozo de sombras, encontré mi refugio,
donde insectos y sombras me envolvieron en su silencio,
me consumieron con paciencia y lentitud,
y en su oscuridad, me converti en la nada que siempre quise, y en ella me disolvi,
ahora soy la sombra que siempre fui,
sin alas, pero feliz.

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