No te escribo porque me prestas atención
te escribo
porque surge inevitable notar tu hermosura y tu silencio
la fría noche, la distancia
la palabra que no dices
ni descifras
que la rosa y el tallo indiferentes
son a la luna o al sol desperdiciados
lo que al filo de la sangre
no resuenan
sobre todo lo que callas
pero tu mirada toca,
infinita en la fuga desnuda
de tus ojos
cerrando la piel, la risa...
sobre la oscura calle
que te esconde de mí
como una trampa.