Libro: Mi cama es una balsa a la deriva Autor: Juan Julio Alfaya Fernández Registrado en el Registro de la Propiedad Intelectual de la Xunta de Galicia.
Los hombres destruyen porque piens… Se inventan dioses que enfrentan y… Las cosas, sin embargo, sólo son. Están ahí para ser usadas, conserv… pero carecen de voluntad para hace…
Te siento como el pulso en mí del Universo, como un latido de átomos y estrell… como una llamada ancestral a la Un… que me recorre de los pies a la ca…
Tu sangre es el cálido susurro que recorre mis arterias y mis ven… la escalera que me acerca a las es… el sueño que me arrulla por las no… y me hace pluma sin peso
Mis poemas no son para los sofisticados, los herméticos, los pseudomísticos, los oscurantistas,
El desplazamiento de lo humano por objetos fabricados por los hom… me hace sentirme ajeno a lo modern… extranjero en este mundo técnico que reemplaza la magia del ensueño…
Me despiertan a una realidad que no es la mía, me tensan, me inquietan, me empujan,
¿Por qué puerta, oh lluvia, te me metes en el alma y me la vuelves paisaje de nostalg… Lluvia amada son tus finas gotas
Sueñan mis ojos, cansados de no verte, con surcar el mar azul de tu mirad… Ayer se cruzó mi soledad con tu sonrisa
Paloma blanca es tu sonrisa temblor de alas que me atraviesa el alma. ¡Qué bella eres! Gracias por este amor
Las rosas, durando tan poco, ¿dónde está su eternidad? ¿En su fragancia? ¿En su belleza? ¿En el suave tacto de sus pétalos?
Nuestra casa será sencilla. Por todo lujo, habrá silencio. Las flores anunciarán la belleza que hay detrás de lo visible. Habrá una ventana abierta al mar.
Icono del dolor, tus ojos se posan en la nada. Tus cabellos se derraman en triste… sobre un pecho que ha olvidado la suave caricia
Te recuerdo tocando este himno alegre y funerario compuesto para negros felices en su exilio y su inocenci… En las altas horas de la noche
Te veo sola sentada al borde de la cama alimentándote de estrellas. Aunque tú no lo sepas tu soledad es bella,
En una esquina triste del salón va… me esperabas patético en el suelo. Más que un teléfono me pareciste un perro abandonado gimiendo por la vuelta de su dueño…