Libro: Mi cama es una balsa a la deriva Autor: Juan Julio Alfaya Fernández Registrado en el Registro de la Propiedad Intelectual de la Xunta de Galicia.
Las rosas, durando tan poco, ¿dónde está su eternidad? ¿En su fragancia? ¿En su belleza? ¿En el suave tacto de sus pétalos?
Cajeros automáticos solo para pobres. No entregan dinero, sino sueños. Sueños para ir tirando un día más
No bendigas, Señor, nuestro pan pues no lo necesita. Bendice a quienes no recuerdan lo que es un alimento. Dales a ellos la felicidad
El hombre masa cree que piensa cuando ante otros se somete y obedece. Sigue las pautas que sus líderes l… y hace suyos los mitos que le impo…
No puedo resistir la tentación de orientar siempre mis pasos hacia lo desconocido. Así que decidí internarme en aquel… entre curioso y precavido
Mis ojos esperan tu mirada hambrientos y abiertos como picos de crías de golondrina anhelando que los tuyos vengan y los sacien
El manso río que contemplaba arrobado cuando niño lo ocultan ahora grises edificios
Tú no tienes un nombre que yo pueda pronunciar. Eres y me basta. Tu voluntad es que yo “sea” desde Ti:
Detrás de la agitación y lo febril se ocultan la rutina y el hastío, por eso yo prefiero morir de amor a fuego lento a ser fulminado
Los hombres destruyen porque piens… Se inventan dioses que enfrentan y… Las cosas, sin embargo, sólo son. Están ahí para ser usadas, conserv… pero carecen de voluntad para hace…
Me despiertan a una realidad que no es la mía, me tensan, me inquietan, me empujan,
Soy alto de alma y azul de sentimientos. La infancia me marcó con la triste… Me hice soñador y solitario. Mi saudade no me asusta,
Mientras nuestras palabras celebraban nuestro encuentro, sin que tú te dieras cuenta te fui robando cosas, misterios, milagros,
Siéntate. Observa en silencio el mar en calma. Sus manos son las olas que acarician
Cada vez que abro mi buzón el alma se me llena de vacío debido a la ausencia de esa carta que tú me prometiste y que presiento