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Tierra sedienta

A una joven camarera.

Murcia, tierra sedienta
que me dueles en el alma,
te lloro al calor del mediodía
bajo esta luz espesa y sudorosa
a la sombra de un árbol ya sin sombra
habitado por pájaros exhaustos
que intentan en vano atraer la lluvia
con su canto cansado y rutinario.
 
Trato de leer contra el calor
pero la sombra que me ampara
ya no es sombra, sino sauna.
Me voy buscando lo imposible.
Todo está seco y polvoriento,
menos la risa fresca de tu gente
que me refresca más
que la sombra del árbol más frondoso.
 
Gracias por tu sonrisa tan marina,
por tu grácil revoloteo de mariposa
entre las mesas del “Sapore”,
por esa belleza refrescante
que te envuelve como un aura
y derramas allí por donde pasas.
 
Desde este país de nieblas y nostalgias,
te mando un ramillete de jazmines
que sé guardarás en tu sonrisa.

Libro: Mi cama es una balsa a la deriva
Autor: Juan Julio Alfaya Fernández
Registrado en el Registro de la Propiedad
Intelectual de la Xunta de Galicia.

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