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Soneto la fuga inútil

Tímido corzo, de cruel acero
el regalado pecho traspasado,
ya el seno de la hierba emponzoñado,
por demás huye del veloz montero;
 
en vano busca el agua y el ligero
cuerpo revuelve hacia el doliente lado;
cayó y se agita, y lanza congojado
la vida en un bramido lastimero.
 
Así la flecha al corazón clavada,
huyo en vano la muerte, revolviendo
el ánima a mil partes dolorida;
 
crece el veneno, y de la sangre helada
se va el herido corazón cubriendo,
y el fin se llega de mi triste vida.
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