#EscritoresEspañoles
En todas las ciudades que he pisado me ha parecido verte: un autobús que arranca y que no cojo,
Es inútil buscarlo. Cuando menos lo esperas, aparece en un bar. Y ya nada es igual en adelante. Un día tocas los dientes de la gloria,
No solo eres guapo, fuerte y listo, sino que además de conciencia ni una pizca
Cosas de la edad, supongo: te da por mirar atrás,
De aquí a un tiempo, puede que llegue a ser como vivir
Las primeras tienen su cosa, es cierto. Otra vez con el trago en la mano, uno se siente a gusto de sentirse tan mal, de tener ese cuerpo,
Dejo el periódico sobre la barra. Enciendo un cigarrillo. Tomo
Alegra esa cara, hombre —dicen, dándote una palmadita en la espalda–, hay que ser más
Están cogidos de la mano en silencio, bajo los soportales. El niño mira su columpio, muy triste,
Un simple comentario a destiempo, sin ninguna intención.
El futuro es vuestro, chavales, decían, como quien te dice que te ha tocado algo,
Enamorarse es fácil. Uno puede enamorarse —sin demasiado esfuerzo— varias veces al día, a nada
Sale de la marquesina y mira hacia la izquierda; vuelve y reinicia su pequeño “claqueteo” nervioso. No aguanta más, se muere, necesita
Llora cuanto quieras sobre mi hombro, desahógate, cuenta conmigo para lo que haga falta.
Esta noche, por lo que a mí respecta bien podría saltar el mundo en mil pedazos. Por qué no. Y nosotros con él. Acabar. Echarle de una vez