#Españoles
El último salvavidas al que suelo agarrarme en estos casos, el teléfono, hoy tampoco me sirve.
Nunca lo he visto antes, pero conozco a ese hombre. (Si me acercase, distinguiría en sus ojos
El futuro es vuestro, chavales, decían, como quien te dice que te ha tocado algo,
Como a veces nos viene a la memoria algo sin importancia que dejamos para el día siguiente
Acaba de cruzar frente a mi parabrisas. Es ella. La recuerdo
Como el viento que encuentra una rendija y se cuela en la habitación y lo desordena todo libros
Están cogidos de la mano en silencio, bajo los soportales. El niño mira su columpio, muy triste,
Lentos por las aceras, inmóviles en las repisas, aovillados
Cosas de la edad, supongo: te da por mirar atrás,
Sale de la marquesina y mira hacia la izquierda; vuelve y reinicia su pequeño “claqueteo” nervioso. No aguanta más, se muere, necesita
Dejo el periódico sobre la barra. Enciendo un cigarrillo. Tomo
Mi mujer y mi hija, estas paredes y estos libros, un puñado de amigos que me quieren —y a los que quiero de verdad—,
Ya poseemos casi todo lo que nos iba a hacer felices. Puede decirse
Esta noche, por lo que a mí respecta bien podría saltar el mundo en mil pedazos. Por qué no. Y nosotros con él. Acabar. Echarle de una vez
Ándate con cuidado, que no se entere nadie de que lo pasas bien, que tu vida funciona, y eres feliz a ratos.