EL ATARDECER
En algún momento de mi plena existencia
atrapado en el arcoíris de mis sentimientos
azulados, rojizos y vanos, pienso en la esencia
de mis espurios y transgresores pensamientos.
Algunas veces me he quedado
con la palabra en la boca
con los sentimientos hechos añicos,
los sueños rotos, burlados.
Entonces me pregunto
para que Dios me dio corazón
sí el sentimiento cejijunto
de amar y ser amado muere sin razón.
Para qué el arado
si el suelo ha expirado su aliento;
para qué el ser amado
sí ha muerto su sentimiento.
Dime hermano viento tú que seduces
las faldas de las montañas, si el labriego
no abrigará el ímpetu de los avestruces
su caminar como en el amor fuera ciego.
Dime hermana tierra
tú que prestaste tu polvo para mi diseño
porqué si tengo corazón mi alma yerra
y todos mis sueños no son más que un empeño.
El atardecer crepuscular
dibuja el paisaje majestuoso de los cielos.
El gran artista creador de manera espectacular
pinta de la noche sus recelos.
En algún momento de mi plena existencia
atrapado en el arcoíris de mis sentimientos
azulados, rojizos y vanos, pienso en la esencia
de mis espurios y transgresores pensamientos.
El escarceo de tus frases melódicas
que las sueltas como mariposas
despiertan mi suspicacia e intrínsecas
me recuerdan que dejaron lagrimas copiosas.
Tiro la piedra y alzo la mano
No se mi seduce tus aretes o tú rocambolesca figura.
Tengo tanto miedo de dar el salto
Que me niego a recibir tu ternura.
Solo abrázame para que el frio inclemente
no me hiera con sus aguijones.
No me dejes partir, así de repente
que moriré si tus brazos no me dan sus apretones.
