Epigrama. Irrevocable destino de un autor silbado
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Laso, el instante que llamamos vid… ¿es poco breve, di, que el hombre… su fin apresurar? O los que al mun… naturaleza dio males crueles, ¿tan pocos fueron, que el error di…
Estos que levantó de mármol duro sacros altares la ciudad famosa, a quien del Ebro la corriente undo… baña los campos y el soberbio muro… serán asombro en el girar futuro
Cede al temor el luso fugitivo, y el Rey cercado de enemiga gente, desnuda ya la coronada frente, resiste y lidia con esfuerzo altiv… Los que le quieren prisionero y vi…
El texto en amarillo se omite en la digitalización del manuscrito, aunque aparece en la ediciones impresas. Las palabras en azul indican las divergencias entre el manuscrito y las versi...
Apenas, Fabio, lo que dices creo, y leyendo tu carta cada día más me confunde cuanto más la leo. ¿Piensas que esto que llaman poesí… cuyos primores se encarecen tanto,
Flumisbo, el celebrado cantor de Termodonte, por quien grato a las musas fue de Dorisa el nombre, ya las sombras habita
Ayer Don Ermeguncio, aquel pedant… locuaz, declamador, a verme vino en punto de las diez. Si de él te… sabrás que no tan solo es importun… presumido, embrollón, sino que a t…
Basta, Cupido ya, que a la divina ninfa del Turia reverente adoro; ni espero libertad, ni alivio impl… y cedo alegre al astro que me incl… ¿Qué nuevas armas tu rigor destina
El texto en amarillo se omite en el manuscrito, aunque aparece en la ediciones impresas. Las palabras en azul son las divergencias entre el manuscrito y las versiones impresas. Como mod...
Tu crítica majadera de los dramas que escribí, Pedancio, poco me altera; mas pesadumbre tuviera si te gustaran a ti.
Esta corona, adorno de mi frente, esta sonante lira y flautas de oro y máscaras alegres, que algún día me disteis, sacras Musas, de mis m… trémulas recibid, y el canto acabe…
No pretendas saber (que es imposib… cuál fin el cielo a ti y a mí dest… Leucónoe, ni los números caldeos consultes, no; que en dulce paz, c… suerte podrás sufrir. O ya el tona…
A la ciencia de Hipócrates unida, dilata los instantes de la vida.
Febo desde la tierna infancia mía quiso que el plectro de marfil pul… y en las alturas de Helicón gozara sus verdes bosques y su fuente frí… Mas dudosa la mente desconfía,
Más seguro ¡oh! Licino vivirás no engolfándote en la altu… ni aproximando el pino a playa mal segura, por evitar la tempestad obscura.