Llorando va un pastorcillo, llorando pasa, llorando; de tanto llorar ya lleva todo su cuerpo mojado. —¿Quién te ofendió, pastorcillo?;
¿Qué estás haciendo tú mientras figuro estas letras y respiro y te pienso y te imagino y me alegras?
El niño salta la cuna, con leche tibia se desayuna, se va a la escuela
Juntos, dos en uno en el tiempo, el silencio y la muerte. Encima del objeto, en su debajo: el silencio y la muerte. Entre tuerca y tornillo, entre los…
Mi padre era un hombre terrible. Hasta lo peor medró en su boca. Me llevó a pensar a punto y lugar donde se piensa: En las barbas de un hombre se ocul…
Habla el árbol. Absoluto, se expresa en su lengua vegetal. Imponente se alza el árbol
Todo lo puedo. El regresar me ha dotado de fuerza… El hogar paterno me dio el sentirm… y moraré tranquilo, enamorado eter… Cual cervatillo herido que vaga po…
—Madre, no quisiera que me hundan en la tierra cuando… ni que tapien mi cuerpo en oscuros… ni que esparzan al viento mis ceni… ni me arrojen al mar por la cubier…
«No es lo mismo —decía el maestro, a ton de chanza o sentencia, presente la mínima ocasión– sin César
Tener tu gracia, tu encanto —bastón y pipa y vejez—, es la profesión que a mí siempre me gustó tener. Mas dices: «Entre tú y yo
La salve salta a los aires... y yo me anudo a tu cuerpo. Una loca boca sopla las redondeces de un cuerno. ¡Ah, negra! Pobre y desnuda,
EL NÚMERO El secreto del número –el través de todo lo mortal o aparecido– ha sumado ha restado ha dividido desoyendo las leyes de Moisés
—Si das un paso más avanzarán las horas, y andando hacia adelante, ciertamente regresas. Si das un paso atrás
Y está desocupada. La casa. Solo tú la habitas (tal vez Vela Zanetti, como Apeles, esté tras su mural). Y tiene el cuerpo de Balzac, mas no los fines. Y me ha tentado meterme y habitar...
Duérmete, niño, duérmete, duerme... ¿Qué tienes, niño, que no te duermes? —Madre, yo quiero