La Vida En Los Encuentros
La Vida En Los Encuentros
La piel que no acaricia otra piel,
se agrieta como tierra sin lluvia,
pero si abraza con calma o prisa,
renace su calor y nos cobija.
Los labios que no besan otros labios,
se marchitan cual flor en verano,
mas si encuentran risas o secretos sabios,
vuelven a ser miel de tierno engaño.
Los ojos que no buscan otros ojos,
se apagan como luces vacías,
pero al cruzarse en noches o en enojos,
iluminan caminos y poesías.
Las manos que no tocan otras manos,
se enfrían como invierno en la sierra,
mas si tejen sueños o sostienen daños,
guardan el fuego simple de la tierra.
El cuerpo que no siente otro cuerpo,
se olvida de su ritmo y su vuelo,
pero al danzar en versos o en silencio,
recuerda que la vida es un consuelo.
La voz que no comparte su canción,
se pierde en ecos de soledad,
mas si une coros de emoción,
siembra esperanza en la oscuridad.
El alma que no entrega su alma entera,
se ahoga en sombras de indiferencia,
pero si ama sin red ni frontera,
descubre que morir no es la sentencia.
Y así, en este tejido de abrazos,
se salva el mundo de su propio olvido:
somos ríos que buscan otros causes,
para seguir latiendo... ¡y estar vivos!
—Luis Barreda/LAB
