Ya estás aquí de nuevo, perfil inevitable,
ardor,
premura,
tacto,
vuelves a estás aquí con tu techumbre abierta al ojo fácil,
desplegando el incendio que nunca controlaste,
reponiendo las nubes olvidadas y limpiándole el polvo
a tus cadáveres.
Pasión,
tú sabes
que en el piso de abajo hay arritmias que cuentan sus secretos en voz baja,
porque existen canciones capaces de verterse por los muslos y el tiempo
es enemigo de las lunas gastadas por el hombre.
Pero quiero decirte
que aquí ya no eres nadie,
que aquí son amasijos doblados por el rumbo de las cosas
quienes a duras penas consiguen parecerse
a una miga de pan, y que siempre es un bálsamo escuchar a Chaikovski
mientras veo en la tele
como ríe de gris un niño hambriento.