Cargando...

Duele e inspira.

Esta noche, más oscura que la de ayer, más clara que mañana... igual de eternas y la misma razón de siempre.
A fin de cuentas, cada noche, es sólo una noche más. En la que pierdo la cabeza, cuando no estoy aquí, que no estoy conmigo, que tú tampoco, ni aquí, ni conmigo... Una noche, viciada noche de tristezas más...

El reloj, pasmado en un minuto infame...

Engañando al tiempo, me estoy matando y aún no ha amanecido.

Mis versos de oro, que decoran las paredes gritando áfono  tu nombre a la intemperie, recreando tu sonrisa de eterna primavera…  mas, las ventanas empañadas muestran tu silueta ajena.

Entre silencio y sombra, en mi eterna condena, tras el tumulto de tu temida esencia…

perpetuándome, donde misantropía tan tácita, me estoy matando, intuyendo sólo lo ignoto de tu partida…

Toda aquella alegría que solías traerme, esta noche se transfigura verso a verso… todo aquello en lo que creímos algún día

pero no caducas nunca.

Me he creado y destruido a letras, ahogada en el leteo que he creado por mi misma. Principiando el masoquismo de tu nombre.

La tortura de anoche.

Es fácil el insomnio después de conocerte,  aún cuando la noche es tan frívola y los grillos parecen chistar mi existir…

Sólo una noche, que era suficiente cuando estabas.

Larga letanía, con la que te evoco al esconderse el sol, tan acostumbrado ritual…

Aún es pronto para una noche aceptando tu innata ausencia, así, me esperan mil albas más, que he de mirar con la promesa de un mañana, un mañana que jamás será,  porque la noche es larga, igual que el olvido y yo no quiero olvidar… Reventar la noche en llanto, y que el día amanezca a color por mi ventana, hasta que el sol pose en un sinfín de eclipses cuando regreses, hasta ese entonces, no dejaré de creerle noche a cada día gris e incoloro…

Quizá ahora, tampoco era noche… pero sigue oscuro y sin ti.

(2014)

Preferido o celebrado por...
Otras obras de Pawlina Shalin...



Top