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Pedro García

Pedro García Cabrera (Vallehermoso, La Gomera, 19 de agosto de 1905 - Santa Cruz de Tenerife, 20 de marzo de 1981), poeta y periodista español perteneciente a la Generación del 27. El 22 de febrero de 2012 el Gobierno de Canarias dedica el día de las Letras Canarias a este autor canario. Nacido en la isla canaria de La Gomera; en su pueblo natal su madre y tías tocaban la guitarra y cantaban coplas tradicionales, lo que señaló una tendencia en su poesía hacia el neopopularismo. Se trasladó a los siete años a Sevilla, donde su padre, que es maestro, va destinado, pero dos años más tarde volvió a su isla natal, desde donde más tarde marchará con su familia a Santa Cruz de Tenerife, donde estudiará bachillerato. En La Laguna estudia Magisterio, y en 1922 comenzó su actividad literaria con artículos en revistas y diarios locales. Sus primeros poemas serían publicados en el diario Gaceta de Tenerife el año 1925. Durante los años 1926, 1927 y 1928 publicará en la revista Hespérides, en cuyo consejo de redacción entró y donde vio la luz su primera obra de relevancia, Líquenes (1928). En 1930 da a conocer su ensayo El hombre en función del paisaje, donde propone una contemplación amplia e integral del paisaje de las Islas Canarias, dejando a un lado aquellos elementos que pueden causar diferencias y protagonismos (como pueden ser el Teide, La Caldera de Taburiente, el roque Nublo o las Montañas del Fuego); él pretende que se fije la atención en los elementos comunes del paisaje y el ecosistema de todo el Archipiélago, con referencias que puedan servir para cualquier espacio insular. Ese mismo año, junto con los escritores canarios Rodríguez Doreste, López Torres y Juan Ismael funda la revista Cartones, ya de tendencias vanguardistas, y dirige la publicación decenal gomera de cuatro páginas Altavoz (1930-1931), a veces secuestrada por las autoridades, que servía de expresión a la Agrupación Juvenil Gomera. Eran alma de esta publicación Gabriel Mejías Fragoso, Ulises Herrera y Guillermo Ascanio y tenía un fuerte contenido de denuncia social a causa de su sección "Por el ojo de la llave", donde se mostraban al público con ingenio las arbitrariedades del caciquismo isleño. En abril de 1931 acude a las elecciones en las listas de la coalición republicana-socialista que derrocaría a la monarquía borbónica y será uno de los portavoces del partido socialista en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y en el Cabildo Insular de Tenerife, además de dirigir la publicación El Socialista. Su gestión como concejal se caracterizó por la reivindicación de políticas sociales, como la construcción de casas baratas para obreros o la mejora de la educación. Colabora además activamente en la revista del Surrealismo Gaceta de Arte, (1932-1935) que contribuye a fundar junto a Eduardo Westerdahl y que le edita su segunda obra poética, la plaquette Transparencias fugadas (1934). También comienza su poemario La rodilla en el agua, aunque no se publicaría hasta 1981. En 1934, por decisión judicial es obligado a irse de Tenerife y se exilia en Tafira (Gran Canaria). Un año después conoce a André Bretón y Benjamín Peret en la II Exposición Internacional de Surrealismo celebrada en Tenerife, y suscribe un Manifiesto de adhesión a este movimiento. En esta estética escribió en 1936 el libro Dársena con despertadores, plagado de asociaciones de palabras que, según describía el propio escritor, surgieron mediante un proceso de búsqueda aleatoria cercana al "automatismo psíquico" propugnado por el movimiento vanguardista, esto es, escritura automática. Es detenido por sus ideas socialistas junto a otros políticos republicanos el 18 de julio de 1936 y es conducido primeramente a una prisión flotante y luego al campo de concentración de La Isleta (en Gran Canaria). El 19 de agosto es deportado, con treinta y siete compañeros más, en el barco correo Viera y Clavijo al campo de prisioneros de Villa Cisneros, actual Dakhla (Sáhara), experiencia que narra en su Romancero Cautivo con el poema "Con el alma en un hilo". En marzo de 1937 protagoniza una espectacular fuga, junto con un grupo de presos y de soldados que desertan del bando ‘nacional’, y tomando el correíllo ‘Viera y Clavijo’ ponen rumbo a Dakar (entonces colonia francesa). Se instala durante un tiempo en Dakar hasta que viaja a Marsella, desde donde vuelve a España en ferrocarril para integrarse en el ejército republicano en el frente de Andalucía, en el servicio de inteligencia militar. Una noche, cuando regresa en jeep de una misión desde Andújar a Jaén, el vehículo es arrollado en un paso a nivel por un tren cargado de heridos, accidente en el que mueren cuatro de sus compañeros. Él sufre graves quemaduras en las piernas; es ingresado en el hospital civil de Jaén. Trasladado posteriormente a Baza será nuevamente hecho prisionero y condenado a treinta años de prisión, siendo puesto en libertad vigilada en 1946, tras la cual contrae matrimonio, en 1948, con Matilde Torres, a la que había conocido años atrás durante su convalecencia en el hospital. En el tiempo que duró su encarcelamiento en el Sáhara y en Granada termina varias obras como Entre la guerra y tú (1936-39), Romancero cautivo (1936-1940), La arena y la intimidad y Hombros de ausencia (1942-1944), Viaje al interior de tu voz (1944-46). Estas obras permanecerán inéditas hasta la publicación póstuma de sus Obras completas en 1987. De regreso a Tenerife, consigue un empleo burocrático como jefe de contabilidad en la Caja de Previsión de la Cepsa. Se instala en Tacoronte, para pasar más tarde a Santa Cruz, en donde residirá definitivamente. Por iniciativa de Domingo Pérez Minik y de Eduardo Westerdahl, en 1949 intentan recuperar el vacío dejado por Gaceta de Arte con una nueva revista que recibe el nombre de De Arte, pero que, desafortunadamente, no pasa de su primer número, aunque permite a García Cabrera sacar a la luz un interesante ensayo titulado "Arquitectura y poesía". Al fin en 1951 publica Día de alondras, un libro inspirado en la poesía de Federico García Lorca. Con el apoyo de Ángel Acosta, en 1954, se le plasma una nueva oportunidad de manifestar sus inquietudes artísticas en uno de los primeros suplementos literarios del archipiélago, la Gaceta semanal de las artes, un cuadernillo de periodicidad semanal, que salía cada jueves dentro del vespertino tinerfeño La Tarde; se van uniendo a este suplemento Julio Tovar, Domingo Pérez Minik, Eduardo Westerdahl, Enrique Lite, y más tarde, Carlos Pinto Grote, Fernando García Ramos, Isaac de Vega y Rafael Arozarena. En septiembre de ese mismo año participa con el amigo y poeta José Domingo en el II Congreso Internacional de Poesía celebrado en Knokke, ciudad belga de la costa del Mar del Norte, con una ponencia sobre "Las fuentes de la poesía popular". En 1959, en Madrid, publica La esperanza me mantiene. Siguen cronológicamente en 1968 Entre cuatro paredes y Vuelta a la isla; Hora punta del hombre en 1970; Las islas en que vivo, 1971; Elegías muertas de hambre, en 1975, Ojos que no ven, en 1977 y Hacia la libertad (1978), ilustrada con aguafuertes de Jesús Ortiz. Al final de los años stenta se le diagnostica un cáncer. Los últimos poemas los escribe en Suecia, convaleciente de su enfermedad. El 20 de marzo de 1981, a la edad de 75 años, fallece en Santa Cruz de Tenerife, sus Obras completas se editan en 1987 y en 1997 le fue concedida a título póstumo la Medalla de Oro por el Gobierno de Canarias. Sin embargo, no toda su obra está publicada y constantemente aparecen inéditos, como dos poemas desconocidos de Hombros de ausencia (1944), "Nochebuena del 40" y "Como el lobo del cuento". El núcleo más importante de los escritos en prosa lo constituyen sin duda los que reflexionan sobre dos temas centrales en la órbita ideológica y estética del autor: de un lado, los referidos al arte nuevo y la deshumanización del arte; de otro, los que insisten en la necesidad de integrar en las nuevas formas los contenidos regionales, o lo que es lo mismo, el proyecto de una auténtica literatura regional. Poesía * Líquenes (1930) * Transparencias fugadas (1934) * La rodilla en el agua (1935) * Los senos de tinta (1934) * Dársena con despertadores (1936) * Entre la guerra y tú (1936) * Romancero cautivo (1936) * La arena y la intimidad (1940) * Hombros de ausencia (1942) * Viaje al interior de tu voz (1944) * Día de alondras (1951) * La esperanza me mantiene (1959) * Vuelta a la isla (1968) * Entre cuatro paredes. (1968) * Hora punta del hombre (1969) * Las islas en que vivo (1971) * Elegías muertas de hambre (1975) * Ojos que no ven (1977) * Hacia La Libertad (1978). De esta obra existe un único manuscrito original con 10 poemas, escritos y firmados de puño y letra por Pedro Garcia Cabrera, acompañados por 10 aguafuertes de Jesús Ortiz. Colección privada de Tenerife. * Caluroso amanecer (1979) Antologías * A la mar fui por naranjas (1979). Edirca. * Obras Completas (1987). Gobierno de Canarias. * Antología (1993). Centro de la Cultura Popular Canaria. * Poemas (2002). Ayuntamiento de Vallehermoso. * Obra completa de Pedro García Cabrera (diez volúmenes). Ediciones Idea. Próxima publicación. Teatro * Proyecciones (1930), única obra teatral de García Cabrera. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_García_Cabrera

Augusto Ferrán y Forniés

Augusto Ferrán y Forniés (Madrid, 27 de julio de 1835, - Madrid, 2 de abril de 1880), poeta español del Postromanticismo. Hijo de padres acaudalados, era de ascendencia catalana por su padre, Adriano, un barcelonés incinado a la pintura, y aragonesa por su madre, Rosa, oriunda de Pallaruelo, Huesca. La empresa familiar consistía en un taller de molduras doradas en Madrid. Su padre se marchó a La Habana buscando mayor fortuna y Augusto comenzó estudios secundarios en el Instituto del Noviciado. Su formación se completó con un fructífero viaje a Alemania (Múnich, Estrasburgo, Heidelberg), pasando por París, lo que le permitió conocer la poesía de Heinrich Heine y los lieder de Franz Schubert, Felix Mendelssohn-Bartholdy y Robert Schumann; parece ser que también se dio a la bebida. En 1859 falleció su madre y regresó a Madrid; allí creó una revista, El Sábado, con el fin de divulgar la lírica germánica, que duró poco; sin embargo eso le permitió conocer y amistar con el folletinero Julio Nombela. Con este fundó otra efímera revista, Las Artes y las Letras. En 1860 viajó a París con Nombela, pero las dificultades económicas y su ruina a causa de su prodigalidad, que le hicieron caer en manos de usureros, le hicieron volver a Madrid, donde Nombela le presentó a su amigo Gustavo Adolfo Bécquer, con quien enseguida sintonizó. A fines de 1861 El Museo Universal publicó sus Traducciones e imitaciones del poeta alemán Enrique Heine y algunos de sus cantares en su Almanaque de 1863. Ingresó como redactor en El Semanario Popular, que se convirtió en la plataforma para la difusión de Heine en España. En 1861 ya había aparecido su libro La soledad, en cuya primera parte reproducía algunos cantares populares de la lírica tradicional que en la segunda compuso originales, imitando su estilo e inspiración. Son temas recurrentes en estas últimas coplas la búsqueda de soledad para huir de un mundo hostil, la oposición entre pobres y ricos, el paso del tiempo, la angustia existencial y el amor. El libro recibió una entusiasta crítica firmada por Gustavo Adolfo Bécquer, que fue añadida como prólogo en ulteriores ediciones. Creó, pues, con el cercano precedente de Antonio de Trueba y su Libro de los cantares de 1852, y junto a Eulogio Florentino Sanz, también traductor de Heine, y su amigo Gustavo Adolfo Bécquer, una poesía popularista centrada en los cantares y al mismo tiempo deudora del postromántico alemán Heinrich Heine. Siguiendo el ejemplo de estos autores inspirados en el volkgeist nacional se añadieron además Terencio Thos y Codina (Semanario Popular, 1862-1863), Rosalía de Castro (Cantares gallegos, 1863), Ventura Ruiz Aguilera (Armonías y cantares, 1865), Arístides Pongilioni y Villa (Ráfagas poéticas, 1865), Melchor de Palau (Cantares, 1866) y José Puig y Pérez (Coplas y quejas, 1869). Esta escuela desembocará en el Neopopularismo de la Generación del 27. Pasó parte de 1863 en el Monasterio de Veruela, que había visitado en anteriores ocasiones. Durante algún tiempo residió en Alcoy, donde dirigió el Diario de Alcoy (1865-1866), pero volvió a la capital, quizá para colaborar en La Ilustración de Madrid, que en 1868, año de la revolución, dirigía Bécquer. Muerto el poeta sevillano, trabajó en la edición póstuma de sus Obras (1871) junto a Ramón Rodríguez Correa y Narciso Campillo. En el mismo año apareció su segundo libro de cantares, La pereza, que recoge el anterior con algunas supresiones, y varios artículos periodísticos. Es un libro de similar métrica popular, pero posee una mayor variedad, porque además de las coplas se utilizan soleás, seguidillas y seguidillas gitanas. Los temas son similares, pero se supera el folclorismo de su libro anterior. De este libro le gustaba en especial a Juan Ramón Jiménez este poema, que más de una vez quiso citar: Eso que estás esperando día y noche, y nunca viene; eso que siempre te falta mientras vives, es la muerte. En 1872 o 1873 emigró a Chile, donde se dedicó al comercio de libros y, según Nombela, se casó. Poco después de su regreso, en enero de 1878 el alcoholismo del poeta le obligó a ingresar en el manicomio de Carabanchel (Madrid), donde murió el 2 de abril de 1880 a los 45 años de edad. La poesía de Ferrán supuso una ruptura con el tono declamatorio hasta entonces cultivado y del cual es figura representativa Quintana. Es un registro mucho más cercano al lenguaje oral; la forma adelgaza y se persigue un contenido intimista o francamente sentimental que se apoya en los valores de lo breve y sugerido. Esta línea será seguida por poetas tan importantes como Bécquer, Machado o Juan Ramón Jiménez. En prosa publicó traducciones del alemán y algunas leyendas. Sus traducciones de Heine aparecieron en El Museo Universal (1861), en El Eco del País (1865) y en La Ilustración Española y Americana (1873). En ellas suele utilizar las mismas combinaciones de heptasílabos y endecasílabos que utiliza Bécquer. También tradujo el famoso prefacio de Heine a la traducción del Don Quijote. En cuanto a las leyendas, "Una inspiración alemana" describe la historia de los sucesivos amoríos frustrados de un poeta, que se refugia en el recuerdo y se plantea el suicidio. En "El puñal" se cuenta la fundación mítica del monasterio de Veruela. En "La fuente de Montal" un crimen se descubre milagrosamente a través de una fuente. Poesía * La soledad (1861) * La pereza (1871) Prosa * "Una inspiración alemana", en Revista de España, (marzo de 1872). * "El puñal", leyenda pubicada en El Museo Universal de 1863. * "La fuente de Montal" (1866) Wikipedia Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Augusto_Ferrán

Ignacio de Luzán

Ignacio de Luzán Claramunt de Suelves y Gurrea. (Zaragoza, 28 de marzo de 1702 - Madrid, 19 de mayo de 1754) fue un escritor y crítico español, principal teorizador de las ideas del Neoclasicismo en España. Nació en el seno de una familia noble, pero quedó huérfano a los cuatro años y tuvo que trasladarse a vivir con diversos familiares, primero en Barcelona con su abuela (1706) y luego en Palma de Mallorca (1715) con un tío por parte de madre que era eclesiástico. Viajó de joven con él por Italia, estudiando en Milán y en la Universidad de Catania, donde se graduó en Filosofía y se doctoró en Leyes en 1727. Dos años después, muerto su tío, marchó a Nápoles para vivir con su hermano, que era Conde de Luzán y gobernador del Castillo de San Telmo y allí conoció a Gianbattista Vico, del que fue discípulo. A su vuelta a España en 1733 se estableció en Monzón (Huesca) como administrador de la hacienda de su hermano, con periódicas visitas a Huesca, y se encuentra con un país prácticamente desconocido tras su largo periplo italiano. Bajo esta impresión escribirá y editará la primera edición de su famosa Poética (1737). En 1741 fue elegido miembro honorario de la Real Academia Española y al año siguiente supernumerario de la de la Historia, para ingresar al fin en esta 1745. También fue académico de la de Bellas Artes de San Fernando. Muy influido por la Ilustración que había conocido más en Italia que en España, estuvo siempre próximo a la Corte y fue nombrado secretario de la embajada de España en Francia entre 1747 y 1750; al año siguiente relataría esta experiencia en sus Memorias literarias de París. Esta estancia de tres años fomentó en él los modos y gustos de la Corte francesa, especialmente en la literatura. A su regreso ocupó otros varios cargos oficiales, como el de tesorero de la Real Biblioteca y fue miembro de la Academia del Buen Gusto. Fue nombrado como miembro de la Academia de Buenas Letras de Barcelona y murió prematuramente el 19 de mayo de 1754. Obra Luzán es conocido sobre todo por su monumental tratado sobre teoría literaria, La Poética o reglas de la poesía en general y de sus principales especies, que si bien salió en 1737 se mostró definitivamente influyente en una segunda edición en 1789, póstuma e impresa por Eugenio de Llaguno y Amírola, corregida y aumentada. Esta segunda edición acentuaba los rasgos neoclásicos de su estética suprimiendo muchos de los numerosos elogios a la literatura del Siglo de Oro de la primera y ha sido considerada el modelo teórico de la poética neoclásica en la literatura española y sin duda el más influyente en el siglo XVIII. La obra se divide en cuatro libros. El primero trata sobre el "Origen, progresos y ciencia de la Pôesía". El segundo, sobre la "Utilidad y deleite della". El tercero sobre "Poesía dramática" y el cuarto y último sobre "Poesía épica". Para él poesía es Imitación de la Naturaleza en lo universal o en lo particular, hecha en verso para utilidad o para deleite de los hombres, o para uno y otro juntamente No admite la poesía en prosa y la belleza es para él como "una luz y resplandor de la verdad que, iluminando nuestra alma y desterrando de ella las tinieblas de la ignorancia, la llena de suavísimo placer". Si la poesía no alecciona, no tiene razón de existir, porque la moral es la única verdad, así que el fin de la poesía existe, y es docente y moralizador, para depurar de las insanas pasiones o bien para enseñar las virtudes cívicas y morales necesarias a toda buena sociedad. El fin de la poesía, pues, coincide con el de la Filosofía Moral y no es independiente de la misma. Nada hay más lejos de su pensamiento que l'art pour l'art. El criterio del arte neoclásico, claro pero idealizadorñ, es "el buen gusto". También es esta obra una crítica del teatro clásico español del Siglo de Oro (más en la segunda edición que en la primera): es partidario de observar con rigor la distinción entre los géneros, pese a lo cual no deja de apreciar a algunos autores como Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca, Agustín Moreto y Francisco de Rojas Zorrilla por su arte de interesar a los espectadores y por su poder de invención, de lo cual se hizo eco otro gran preceptista del siglo XVIII, el helenista Pedro Estala. Lo que tienen de desarreglado las obras del teatro clásico español es la disposición, (una construcción poco racional, disparatada a veces, o que mezcla diversos materiales temáticos) y la elocución, demasiado hinchada. Analiza los defectos del teatro barroco atribuyéndolos al desconocimiento de la preceptiva artística clásica. Critica las infracciones a la regla de las tres unidades, la mezcla tragicómica, la inverosimilitud de la fábula o argumento, los errores contra la historia, la geografía y la cronología, la presencia inadecuada del gracioso en determinadas obras o situaciones, el uso de la música en el teatro y, sobre todo, rechaza la inmoralidad de la mayoría de las piezas áureas. En la poesía épica alaba a Homero como modelo universal y censura en la épica moderna el empleo de la mitología pagana, ya que la epopeya: Debe servir de instrucción, especialmente a los reyes y capitanes... y proponer la idea de un perfecto héroe militar. Es decir, su finalidad es primordialmente ejemplar y didáctica. Las fuentes de la Poética de Luzán son muy amplias, pero principalmente italianas: Della perfetta poesia de Ludovico Antonio Muratori y los comentaristas de Aristóteles, pero también L’Art Poétique de Boileau, la preceptiva grecolatina clásica (Poética y Retórica de Aristóteles, Epistola ad Pisones de Horacio), los especialistas en poética españoles como el Pinciano y Francisco Cascales, y otros autores de muy secundaria importancia. Se interesó especialmente por el teatro escribiendo traducciones y adaptaciones de obras como La clemencia de Tito, de Pietro Metastasio, La razón contra la moda, una comédie larmoyante o comedia lacrimógena del maestro del género, Nivelle de la Chaussée. Es autor también de una comedia propia, La virtud coronada, escrita en 1742 para ser representada en el Ayuntamiento de Monzón. Como poeta compuso anacreónticas, romances burlescos, sonetos (algunos traducidos del italiano), la canción A la conquista de Orán, Leandro y Hero y El juicio de París, fábula épica dedicada a la entrada de Fernando VI en Madrid en 1746. La Giganteida es un poema paródico de la épica culta que se inspira en el Poema de las locuras y necedades de Orlando de Quevedo. Hizo un intento inconcluso de versificar la Biblia y redactó además una Retórica de las conversaciones, un Tratado de ortografía española y un Método breve para enseñar y aprender las lenguas. Bibliografía del autor Teatro * La virtud coronada, 1742 . Preceptiva * Razonamiento sobre la poesía (1728). * El sueño del buen gusto (1729). * Poética o reglas de la poesía en general y de sus principales especies (1737, segunda edición muy ampliada y corregida en 1789). * Retórica de las conversaciones. * Tratado de ortografía española. * Método breve para enseñar y aprender las lenguas. Poesía * A la conquista de Orán * El juicio de París * Leandro y Hero * La Giganteida Traducciones * La razón contra la moda, de Nivelle de la Chaussée. Otras obras * Memorias literarias de París. * Oración gratulatoria a la Real Academia de la Historia * Conjeturas sobre la espada hallada en Peñafiel * Disertación sobre el origen y patria de los godos * Disertación sobre Ataúlfo, primer rey de los godos en España * Oración gratulatoria a la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona * Observaciones sobre la Ortografía de la Academia * Lista de las cuestiones que se deben tratar en la sintaxis de la Gramática castellana. De la concordancia y régimen. Del nombre sustantivo, su construcción y régimen. Del adjetivo sustantivado. De los adjetivos comunes. De los comparativos y superlativos. Sobre los verbos anómalos de la lengua castellana. Sobre los géneros y sus reglas en nuestro idioma. Sobre las reglas que se pueden establecer para el reconocimiento de los géneros. * Orazione per lo ritrovamento del coreo di San Agostino (Oración por el hallazgo de los restos de San Agustín) * Discurso apologético de Íñigo de Lanuza Wikipedia Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Ignacio_de_Luzán

Gaspar Núñez de Arce

Gaspar Núñez de Arce (1834–1903) was a Spanish poet, dramatist and statesman. He was born at Valladolid, where he was educated for the priesthood. He had no vocation for the ecclesiastical state, plunged into literature, and produced a play entitled Amor y Orgullo which was acted at Toledo in 1849. To the displeasure of his father, an official in the post office, the youth refused to enter the seminary, and escaped to Madrid, where he obtained employment on the staff of El Observador, a Liberal newspaper. He afterwards founded El Bachiller Honduras, a journal in which he advocated a policy of Liberal concentration, and he attracted sufficient notice to justify his appointment as governor of Logroño, and his nomination as deputy for Valladolid in 1865. He was imprisoned at Cáceres for his violent attacks on the reactionary ministry of Narváez, acted as secretary to the revolutionary Junta of Catalonia when Isabella II was dethroned, and wrote the “Manifesto to the Nation” published by the provisional government on 26 October 1868. During the next few years he practically withdrew from political life till the restoration, when he attached himself to Sagasta’s party. He served under Sagasta as minister for the colonies, the interior, the exchequer and education; but ill-health compelled him to resign on 27 July 1890, and henceforth he refused to take office again. He was elected to the Spanish Academy on the 8 January 1874 and was appointed a life-senator in 1886. He died at Madrid in February 1903. Núñez de Arce first came into notice as a dramatist, and he remained faithful to the stage for nearly a quarter of a century. In addition to three plays written in collaboration with Antonio Hurtado, he produced ¿Quien es el autor? (1859), La Cuenla del Zapatero (1859), ¡Como se empeña un marido! (1860), Deudas de la honra (1863), Ni lanto ni tan poco (1865), Quien debe, paga (1867) and El haz de Una (1872). But Núñez de Arce’s talent was more lyrical than dramatic, and his celebrity dates from the appearance of Gritos del combate (1875), a collection of poems exhorting Spaniards to lay aside domestic quarrels and to save their country from anarchy, more dangerous than a foreign foe. He maintained his position (in popular esteem) as the only possible rival of Campoamor by a series of philosophic, elegiac and symbolic poems: “Raimundo Lulio, Ultima Iamentacion de Lord Byron” (1879), “Un Idilio y una Elegia” (1879), “La Selva oscura” (1879) and “La Visidn de Fray Martin” (1880). The old brilliance sets off the naturalistic observation of La Pesca (1884) and La Maruja (1886). The list of his works is completed by Poemas cortos (1895) and ISursum cordal (1900); Herndn el lobo, published in El Liberal (January 23, 1881) and Luzbel remain unfinished. His strength lies in the graciousness of his vision, his sincerity and command of his instrument; his weakness derives from his divided sympathies, his moods of obvious sentiment and his rhetorical facility. But at his best, as in the Gritos del combate, he is a master of virile music and patriotic doctrine. References Wikipedia—https://en.wikipedia.org/wiki/Gaspar_Núñez_de_Arce

Andrés Fernández de Andrada

Fue capitán del ejército español y estuvo en México, donde murió en la más absoluta pobreza, e ignorado de todos. Se le conoce fundamentalmente como autor de una obra que figura en todas las antologías de poesía clásica española por su perfección, la Epístola moral a Fabio, cumbre de la epístola horaciana en España. Sus fuentes literarias vienen del Antiguo Testamento, Séneca y Horacio y representa el espíritu de tradición senequista y de ascetismo cristiano en España, invitando a la resignación de una vida en "aurea mediocritas" o "dorada medianía" y reflexionando sobre la brevedad de la vida y la condición humana. La autoría del poema ha sido demostrada modernamente, por más que se atribuyera en principio a otros poetas de la época como Bartolomé Leonardo de Argensola o Francisco de Rioja. El primero en atinar con el verdadero escritor del poema fue Adolfo de Castro en un trabajo publicado en 1875, y Dámaso Alonso lo confirmó muchos años después con nuevos datos. El destinatario del poema en tercetos encadenados fue el corregidor de la ciudad de México Alonso Tello de Guzmán, deseoso de pretender cargos en la Corte, y le invita a la búsqueda de la virtud, la resignación y el "áureo equlilibrio", cantado ya por Horacio y Fray Luis de León en sus poesías. El poema se desarrolla con un visible ritmo bimembre, recurriendo al artificio del braquistiquio para destacar el significado de las palabras importantes. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Andrés_Fernández_de_Andrada

Ramiro Fonte Crespo

Ramiro Fonte Crespo, (Puentedeume, 1957 - Barcelona, 11 de octubre de 2008), fue un escritor de Galicia, España, en lengua gallega. Licenciado en Filosofía y Letras y profesor de Lengua y Literatura Gallegas, fue poeta, narrador, ensayista, crítico literario y estudioso de la literatura gallega. Fue uno de los fundadores del colectivo poético Cravo Fondo (1977). Como narrador se dio a conocer en 1986 con el relato "O retornado" (en castellano, "El retornado"), Premio Modesto R. Figueiredo. Fue miembro correspondiente de la Real Academia Gallega. En los últimos años de su vida fue director del Instituto Cervantes en Lisboa. Poesía * As cidades da nada, 1983. * Designium, 1984. Premio de la Crítica de Galicia y Premio Antón Losada Diéguez de creación. * Pensar na tempestade, 1986. * Pasa un segredo, 1988. Premio de la Crítica de poesía gallega * As lúas suburbanas, 1991. * Adeus norte, 1991. Premio Esquío de poesía. * Luz do mediodía, 1995. * Persoas de amor, 1995. * O cazador de libros, 1997. * Mínima moralidade, 1998. Premio Miguel González Garcés * Capitán Inverno, 1999. * A rocha dos proscritos, 2001. Narrativa * Catro novelas sentimentais, 1988. * As regras do xogo, 1990. * Aves de paso, 1990. * Os leopardos da lúa, 1993. * Soños eternos, 1994. * Os meus ollos, 2003. * Os ollos da ponte, 2004. * A ponte nos ollos, 2007. Ensayo * Fermín Bouza-Brey e a súa obra literaria, 1992. En antologías y obras colectivas * Ámbito dos pasos, 1997. * "Iluminacións danubianas" en Caderno de viaxe, 1989. * "Razóns para matar a Martíns" en O relato breve. Escolma dunha década, 1990. Poemas musicados * El guitarrista y compositor Víctor Aneiros musicaliza el poema Na barra, en su álbum “Heroe Secreto” 2008. * En su álbum Brétemas da Memoria 2010, musicaliza 7 poemas de Ramiro Fonte: Vida bohemia, Sombras de Compostela, Autor de westerns, Máis alá, Un tute á morte, Cabina telefónica (Lupanar de cristal) y Rita Hayworth (Sirenas da policía). Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Ramiro_Fonte

Carlos Marzal

Carlos Marzal, llamado en realidad Carlos Navarro Marzal (Valencia, 1961) es uno de los principales representantes de la poesía de la experiencia, que dominó la lírica española en los años 80 y 90. Numerosos críticos incluyen también en este grupo la obra de autores como Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes o Vicente Gallego. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia, durante sus diez años de existencia codirigió Quites, revista de literatura y toros. La obra poética de Marzal alcanza su punto de mayor éxito con la publicación de Metales pesados, poemario que tras su publicación consigue los premios Nacional de Poesía y de la Crítica. El año 2003 obtuvo el Premio Antonio Machado de Poesía y en 2004 el XVI Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe por su obra Fuera de mí. Ha debutado en la narrativa con la novela Los reinos de la casualidad (Tusquets, 2005), considerada como la mejor novela del año por el suplemento El Cultural del periódico El Mundo. Ha traducido del valenciano la obra poética de Enric Sòria Andén de cercanías (Pre-Textos, 1995). Publicaciones Poesía * El último de la fiesta (Renacimiento, 1987) * La vida de frontera (Renacimiento, 1991) * Los países nocturnos (Tusquets, 1996) * Poemas, Universidad de las Islas Baleares, 1997 * Metales pesados (Tusquets, 2001). * Poesía a contratiempo (antología a cargo de Andrés Neuman; Maillot Amarillo, 2002). * Sin porqué ni adónde (antología a cargo de Francisco Díaz de Castro; Renacimiento, 2003). * Fuera de mí (XVI Premio de Poesía Fundación Loewe; Visor, 2004). * El corazón perplejo (poesía completa; Tusquets, 2005). * Ánima mía, Barcelona, Tusquets, 2009 * Los otros de uno mismo, Universidad de Valladolid, 2009 Narrativa * Los reinos de la casualidad (Tusquets, 2005). * Con un poco de suerte, Diputación Provincial de Málaga, 2006 * Los pobres desgraciados hijos de perra , Tusquets, 2011 (finalista del premio Setenil). Ensayo * con Fernando Manso, Manso: fenomenología de la niebla, Mecenazgo Interartístico Arte Veintiuno, 2006 * El cuaderno del polizón, Pre-Textos, 2007. * Electrones (aforismos), Granada, Cuadernos del Vigía, 2007 * Heptálogo para jóvenes poetas, Centro de Profesores y Recursos de Cuenca, 2009 * Sebastián Nicolau: de lo tangible y lo intangible, Valencia, Fundación Bancaja, 2010 Premios * Premio de la Crítica de poesía castellana (2001) * Premio Nacional de Poesía (España) (2002) * Premio de Poesía Antonio Machado (2003) * XVI Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe (2004) Referencias Wikipedia—https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Marzal

Juan Pablo Forner

Juan Pablo Forner y Segarra (Mérida, Extremadura, 17 de febrero de 1756 - Madrid, 16 de marzo de 1797), escritor ilustrado español. De familia valenciana, se educó con su tío por parte materna, el filósofo ecléctico valenciano, lógico y famoso médico Andrés Piquer. Estudió leyes en las universidades de Madrid y Toledo y fue profesor de jurisprudencia en Salamanca. La protección de Manuel Godoy le valió ser nombrado fiscal del crimen de la Audiencia de Sevilla (1790) y del Consejo de Castilla (1796). La Real Academia Española premió su Sátira contra los vicios introducidos en la Poesía por los malos poetas en 1782. Fue hombre erudito, amigo de la polémica y la sátira y de amplios recursos dialécticos, e hizo objeto de sus burlas a casi todos sus contemporáneos usando distintos pseudónimos. Picado de vanidad y cierto engreimiento, se mostró particularmente envidioso y la tomó en especial contra Tomás de Iriarte, Vicente García de la Huerta, Francisco Sánchez Barbero, José de Vargas Ponce, Cándido María Trigueros y León de Arroyal, entre otros, contra quienes lanzó dicterios en sátiras personales; sus diatribas alcanzaban tal virulencia que hubo de publicarse un decreto prohibiéndole publicar nada sin autorización real. Fue un apasionado nacionalista y por eso defendió la cultura española en su respuesta al despreciativo juicio de Masson de Morvilliers en la Enciclopédie Méthodique (1782): "¿Qué se debe a España?". La realizó por encargo y a expensas del Conde de Floridablanca, con el título de Oración apologética por la España y su mérito literario (1786); esto le valió la parodia Pan y Toros de León de Arroyal y las chuflas de otros ilustrados que le motejaron de excesivo apego a los poderosos. Murió en 1797, cuando iba a ser nombrado presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Polémicas La impaciencia por darse a conocer en el mundo de las letras y su carácter agresivo le lanzaron a su primera polémica contra Iriarte. La Real Academia Española convocó en 1778 un concurso para premiar una égloga en alabanza de la vida del campo. La Academia otorgó el premio a la égloga «Batilo», de Meléndez Valdés, muy joven entonces, y el accésit a Tomás de Iriarte, famoso y consagrado ya. Herido en su vanidad, Iriarte compuso unas «Reflexiones» sobre la égloga de Meléndez. Forner, que en sus años de Salamanca había contraído gran amistad con Meléndez, aprovechó la ansiada ocasión para salir de su oscuridad literaria respondiendo a un hombre como Iriarte, entonces en la cima de su fama. Redactó, pues, Forner, su Cotejo de las églogas que ha premiado la Real Academia Española. Cuando Iriarte publicó sus Fábulas literarias, muchas de las cuales se habían ya divulgado en copias manuscritas, Forner se lanzó decididamente al ataque publicando un folleto titulado El asno erudito, fábula original, obra póstuma de un poeta anónimo. El folleto, que fue publicado en Madrid en 1782, se reimprimió en Valencia en el mismo año. La obrita consta de un prólogo en prosa, del editor, y sigue luego la fábula en metro de silva. Las alusiones, apenas veladas, a Iriarte son numerosísimas y muchas de tipo personal. La sátira de Forner hizo bastante ruido, a pesar de que los Iriarte se esforzaron por hacer desaparecer la edición. Don Tomás de Iriarte contestó a Forner casi inmediatamente con otro folleto a modo de carta. La respuesta de su adversario irritó a Forner que contrarreplicó violentamente con un nuevo escrito, Los gramáticos. Historia chinesca (1782). La segunda parte del título se justifica porque la acción alegórica que sirve de soporte al libro sucede en la China, y los diversos personajes son transposiciones de los Iriarte y del propio Forner: Pekín simboliza a España, y Japón simboliza a Francia. He aquí la acción en resumen: un joven chino, Chao-Kong (don Juan de Iriarte), es nombrado preceptor del hijo de un noble después de haber estudiado con los bonzos del Japón; a pesar de su corta ciencia logra encumbrarse, y una vez situado en la corte imperial llama a sus dos sobrino. Uno de ellos, Chu-su (Tomás de Iriarte) es adiestrado por su tío en el arte de ser poeta y de parecer sabio sin serlo. Un joven, acabado de llegar a la corte –doble de Forner, en este caso- publica un folleto llamando asno a Chu-su. Kin-Taiso le persuade a que haga un viaje a Europa en compañía de un filósofo español amigo suyo. En Madrid se entera de una disputa entre dos literatos españoles, muy semejante a lo que acaba de sucederle a él mismo, y se entera de la pésima calidad de las obras de don Tomás de Iriarte, a quien se había propuesto imitar. Con ello queda persuadido de su propia ignorancia y regresa a su país para estudiar y corregirse de su petulancia. Quizás la más ruidosa publicación de Forner fue la ya citada Oración apologética. En 1782 apareció en la Encyclopédie Méthodique un artículo sobre España, escrito por Nicolas Masson de Morvilliers, en el cual se hacía esta pregunta: «¿Qué se debe a España?». La Academia Española, arrastrada por la presión de los «patriotas», anunció como tema de su concurso anual una «apología» de la nación. La obra de Forner, Oración apologética por la España y su mérito literario, fue publicada a cuenta del Estado. Forner parecía, en efecto, la persona adecuada para responder al «impertinente» francés (que, en realidad, quería ayudar a los ilustrados españoles para impulsar sus Luces); pero como su agresivo polemizar lo había enfrentado con medio mundo, atrajo sobre su causa a todos los enemigos que lo eran de su persona. La fama más sólida y duradera de Forner está vinculada a dos obras: el Discurso sobre el modo de escribir y mejorar la historia de España y las Exequias de la lengua castellana. En el Discurso, Forner echa los cimientos de una verdadera teoría estética de la Historia. Traza un paralelo entre la Historia y la Poesía para deducir cuál debe ser la forma esencial de aquella. Las Exequias de la lengua castellana, que su autor subtituló «Sátira menipea» por ser mezcla de prosa y verso, permaneció inédita, como otras muchas obras de Forner, hasta que Valmar la incluyó en sus Poetas líricos del siglo XVIII. Las Exequias son una ficción alegórica del género de La Republica Literaria o La derrota de los pedantes. Con ocasión de un viaje al Parnaso, el autor traba contacto con diversos personajes, escritores famosos los más, y recorren casi todo el campo de nuestra literatura emitiendo juicios sobre los clásicos y repetidas ironías contra los modernos, defiende con pasión las glorias pasadas y la emprende implacablemente contra los corruptores de la lengua, a la que estima ya en trance de muerte entre desatinados galicistas y dómines pedantes, que continúan sirviéndose de un bárbaro latín. Teoriza además sobre los diversos géneros literarios, y tampoco pierde ocasión de disparar pullas contra instituciones y clases sociales. La mayor parte de su obra literaria fue publicada después de su muerte y se ha conservado gracias a que le regaló una colección manuscrita al pacense Manuel Godoy, valido de Carlos IV y primer ministro desde 1792 hasta 1808. Valoración El libro del hispanista François Lopez —Juan Pablo Forner y la crisis de la conciencia española en el siglo XVIII (Junta de Castilla y León, 1999)— es la referencia inexcusable para conocer su trabajo, su valor, su alcance en general. Juan Pablo Forner, en principio, aparece como un reaccionario, y había concitado odios de otros ilustrados. Pero, François Lopez, redescubrió o fue ahondando en lo que había atisbado José Antonio Maravall: que Forner era un hombre complejo y contradictorio aunque, en definitiva, fue un ilustrado cabal y seguramente más lúcido que otros. De hecho, resume bien la mentalidad de un grupo muy brillante o resume una época renovadora y de crisis como la española de ese tiempo: finales del siglo XVIII. Es más, la publicación reciente de su inédito Discurso sobre la tortura (1990), con larga introducción de edición de Santiago Mollfulleda, pone en evidencia su preocupación por sus inquietudes sociales y políticas, con posiciones claramente ilustradas. Como magistrado, escribe aquí su empeño por desterrar la tortura con la misma pasión que aparecía en otros trabajos suyos. Obras * Obras de don Juan Pablo Forner recogidas y ordenadas por D. Luis Villanueva, Madrid: Imp. La Amistad, 1843. * Sátira contra los vicios introducidos en la poesía castellana, premiada por la Real Academia Española, Madrid: Ibarra, 1783. * Oración apologética por la España y su mérito literario (1786) * Discurso sobre el modo de escribir y mejorar la historia de España * Exequias de la lengua castellana. * El asno erudito. Fábula original, obra póstuma de un poeta anónimo. Publicada por Pablo Segarra Madrid: Imprenta del Supremo Consejo de Indias, 1782. Contra Tomás de Iriarte. * Los gramáticos. Historia chinesca (1782), Clásicos castellanos, 1970, prólogo de José Jurado. Contra Tomás de Iriarte. * Discurso sobre la tortura, edición de Santiago Mollfulleda. Barcelona: Crítica, 1990. * La corneja sin plumas (1795), contra Vargas Ponce. * Carta de don Antonio de Varas, contra Trigueros. * Reflexiones sobre la "Lección crítica" que ha publicado don Vicente García de la Huerta. Las escribía en vindicación de la buena memoria de Miguel de Cervantes Saavedra Tomé Cecial, ex-escudero del bachiller Sansón Carrasco. Madrid: Imprenta Real, 1786. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Pablo_Forner

Juan Bautista de Arriaza y Superviela

Juan Bautista Arriaza y Superviela (Madrid, 27 de febrero de 1770 - ibídem, 22 de enero de 1837) fue un poeta español del Neoclasicismo y de la etapa de transición al Romanticismo. En su juventud fue oficial de marina y partidario toda su vida del absolutismo de Fernando VII. Es conocido sobre todo por sus poemas patrióticos de la Guerra de la Independencia Española y por su poema extenso erótico-festivo sobre la danza Terpsícore o las gracias del baile. Hijo tercero de Antonio de Arriaza y Orejón, un militar de alta graduación de infantería y Teresa Superviela y Leytiri, de origen italo-francés, Juan Bautista Arriaza fue bautizado el mismo día de su nacimiento en la parroquia de San Sebastián de Madrid. Cursó sus estudios primarios en el Colegio de las Escuelas Pías de San Fernando del madrileño barrio de Lavapiés. En 1781 ingresó en el Real Seminario de Nobles para seguir estudios de educación secundaria en una institución que tenía aún presente el magisterio de Jorge Juan. Al año siguiente marcha al Colegio de Artillería de Segovia donde se despierta una vocación encaminada a la Armada Real y marcha para ingresar en la Compañía de Guardamarinas de Cartagena en 1787 alcanzando el grado de alférez de fragata en 1790. Sirve en la guerra contra Francia entre 1793 y 1795, año en que se firma la paz de Basilea. Debido a su actuación en el sitio de Tolón fue ascendido en el transcurso de estas hostilidades a alférez de navío en 1794. En 1796 publica «La compasión», un himno fúnebre para las exequias del duque de Alba y al año siguiente sale a la luz en París su primer libro de versos titulado Primicias. Por esta época edita su poema «A las Bellas Artes». En febrero de 1798, Arriaza solicita la licencia para pasar a la situación de retiro alegando problemas de vista, siéndole concedido. En 1803 se encuentra en Londres como diplomático, pero la batalla de Trafalgar acabó con las buenas relaciones entre los países y debe regresar en 1805 a Madrid. En noviembre de ese mismo año escribe una obra sobre este combate titulada «La tempestad y la guerra». En 1807 publica una traducción en verso del Arte poética de Nicolás Boileau. Más tarde Arriaza marcha a París para regresar a España poco antes del levantamiento del dos de mayo en Madrid. Hasta esas fechas Arriaza se había caracterizado por una poesía ligera, amorosa y de estilo Rococó, pero con los acontecimientos de 1808 comienza a escribir entre ese año y 1810 poesía patriótica, típica de aquellas circunstancias bélicas, como su «Profecía del Pirineo», que inspiró a Francisco de Goya su cuadro El coloso (1808-1814), o «Recuerdos del Dos de Mayo». Su poesía patriótica fue muy divulgada y se transmitió oralmente entre la resistencia española. Tras el apoyo de Inglaterra a España y el consiguiente restablecimiento de las relaciones entre los dos países, Arriaza vuelve a Londres en 1810 para desempeñar de nuevo sus tareas diplomáticas. Poco después de su llegada reúne en un volumen sus Poesías patrióticas. Al siguiente año publica en edición bilingüe un escrito titulado «Observaciones sobre el sistema de guerra de los aliados en la Península Española» que granjeó para la colonia española numerosos apoyos. Manda también editar en Palma de Mallorca sus Ensayos políticos. Con la restauración absolutista fernandina, Arriaza conoce el reconocimiento oficial por su apoyo a la causa patriótica y se le nombra Académico de la Lengua. También fue elegido, en 1824, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Obras * Primicias, 1796 * Arte poética, 1807 (traducción de L'Art poétique (1674) de Nicolás Boileau) * Poesías patrióticas, 1810 * Poesías líricas, 1829 * Terpsícore o las gracias del baile, edición moderna en Las gracias del baile, Madrid, Héroe, 1936. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Bautista_Arriaza

Marqués de Santillana

El Marqués de Santillana, nombre por el que es conocido Íñigo López de Mendoza, I marqués de Santillana, I conde del Real de Manzanares y señor de Hita y Buitrago (Carrión de los Condes, Palencia, 19 de agosto de 1398 - Guadalajara, 25 de marzo de 1458), fue un militar y poeta del Prerrenacimiento. Personaje clave en la sociedad y la literatura castellana durante el reinado de Juan II de Castilla, provenía de una familia noble vasca inclinada desde siempre a las letras: su abuelo, Pedro González de Mendoza, y su padre, el Almirante de Castilla Diego Hurtado de Mendoza, fueron también poetas y estuvo emparentado con grandes figuras literarias de su tiempo, como el Canciller Pero López de Ayala, Fernán Pérez de Guzmán o Gómez Manrique. También sus hijos continuaron esta labor literaria y de mecenazgo cultural, sobre todo el gran Cardenal Pedro González de Mendoza. Su madre fue la riquísima Señora de la Casa de la Vega, Leonor Lasso de la Vega, la cual estuvo casada en primeras nupcias con Juan Téllez de Castilla, II Señor de Aguilar de Campoo e hijo del Infante Tello de Castilla. Su padre falleció teniendo él cinco años, lo que motivó que su madre, Leonor, tuviera que actuar con gran habilidad para conservar su herencia. Parte de su infancia la pasó en casa de Mencía de Cisneros, su abuela. Posteriormente, se formó con su tío, el arcediano Gutierre, que más tarde sería Arzobispo de Toledo. Muy joven, Íñigo se casó en Salamanca en 1412 con Catalina Suárez de Figueroa, hija del fallecido Maestre de Santiago, Lorenzo I Suárez de Figueroa, con lo cual su patrimonio aumentó en mucho, transformándole en uno de los nobles más poderosos de su tiempo. Marchó al poco a Aragón, junto al séquito de Fernando de Antequera, y allí fue copero del nuevo rey Alfonso V de Aragón, donde sin duda conoció la obra de poetas en provenzal y catalán que menciona en su Proemio. Literariamente se formó en la corte aragonesa, accediendo a los clásicos del humanismo (Virgilio, Dante Alighieri...) y de la poesía trovadoresca al lado de Enrique de Villena; en Barcelona trabó relación con Jordi de Sant Jordi, copero, y Ausiàs March, halconero real. En Aragón hizo estrecha amistad también con los Infantes de Aragón, en cuyo partido militaría hasta 1429. Allí, por último nació en septiembre de 1417 su primogénito, Diego Hurtado de Mendoza y Suárez de Figueroa, futuro duque del Infantado. Regresó a Castilla al tiempo de la jura del rey Juan II de Castilla y participó en las luchas de poder entre Enrique de Aragón y Álvaro de Luna, en el bando del primero. Estuvo junto a él en el golpe de Tordesillas y en el cerco del castillo de la Puebla de Montalbán, en diciembre de 1420. Tras la prisión de don Enrique, regresó a sus posesiones de Hita y Guadalajara. En 1428 nació en Guadalajara su sexto hijo, el que sería Cardenal Mendoza. Como político, procuró a partir de 1422 inmiscuirse lo menos posible en los asuntos de Estado y mantener a lo largo de su vida la fidelidad al rey Juan II. Ello le llevó a enemistarse primero con los infantes de Aragón en 1429, al no apoyar su invasión de Castilla en el verano de aquel año; y más tarde, a partir de 1431, se enemistaría con el privado real Álvaro de Luna; aunque no por ello volvería a militar en el bando de los aragonesistas. En la primera batalla de Olmedo (1445) estuvo en las filas del ejército real, por lo cual el Rey le concedió el título de Marqués de Santillana y el condado suprascrito. Ya el año anterior, 1444, había recibido la confirmación real del privilegio a su favor de los derechos que la Corona tenía en las Asturias de Santillana. Don Iñigo contribuyó claramente a la caída de don Álvaro de Luna (1453) y contra él escribió su Doctrinal de privados; a partir de entonces comienza a retirarse de la política activa. Su última gran aparición se produce en la campaña contra el reino nazarí de Granada de 1455, ya bajo el reinado de Enrique IV de Castilla. Ese mismo año muere su mujer, doña Catalina de Figueroa, y el Marqués se recluye en su palacio de Guadalajara para pasar en paz y estudio los últimos años de su vida. El 8 de mayo de 1455 hizo testamento, estando en Guadalajara. Hombre de gran cultura, llegó a reunir una importante biblioteca, que después pasó a ser la famosa biblioteca de Osuna, y se rodeó de brillantes humanistas que le tenían al tanto de las novedades literarias italianas, como por ejemplo Juan de Mena o su secretario y criado, Diego de Burgos, quien compuso a su muerte un muy erudito poema, el Triunfo del Marqués. Don Iñigo López de Mendoza es el progenitor y cabeza de la poderosa casa ducal del Infantado, Grandes de España. Falleció en su palacio de Guadalajara el 25 de marzo de 1458 Descendencia * Diego Hurtado de Mendoza y Suárez de Figueroa, Duque del Infantado. * Pedro Lasso de Mendoza, señor del valle del Lozoya. * Íñigo López de Mendoza y Figueroa, Conde de Tendilla. * Mencía de Mendoza, esposa de Pedro Fernández de Velasco y Manrique de Lara, Conde de Haro. Enterrada junto a su marido en la Capilla del Condestable, en la Catedral de Burgos. * Lorenzo Suárez de Mendoza y Figueroa, Conde de la Coruña. * Pedro González de Mendoza. * Juan Hurtado de Mendoza, señor de Colmenar, El Cardoso y El Vado. * María de Mendoza, esposa de Pero Afán de Ribera, Conde de los Molares. * Leonor de la Vega y Mendoza, esposa de Gastón de la Cerda Sarmiento, Conde de Medinaceli. * Pedro Hurtado de Mendoza, señor de Tamajón. Obra Fue, además, uno de los primeros historiadores de la literatura española y le preocupó cuestiones de poética, como demuestra el prólogo que puso a sus obras, el Proemio e carta al condestable don Pedro de Portugal. Toda su obra puede inscribirse dentro de la Escuela alegórico-dantesca; fue sin duda alguna el más ferviente admirador que tuvo Dante Alighieri en España, y también asimiló lo que pudo del humanismo de Petrarca y de Giovanni Boccaccio. Es especialmente recordado por sus serranillas, poemitas de arte menor que tratan del encuentro entre un caballero y una campesina, a imitación de las pastorelas francesas, pero inspiradas en una tradición popular autóctona propia. Fue el primer autor que escribió sonetos en castellano, estrofa de origen italiano mal conocida aún en Castilla: los 42 sonetos fechos al itálico modo. Su obra maestra dentro del estilo alegórico-dantesco es la Comedieta de Ponza, donde describe la batalla naval homónima en coplas reales. Escribió además poemas alegóricos y doctrinales (dezires) y lírica cancioneril, y recopiló una de las primeras colecciones paremiológicas en castellano, los Refranes que dicen las viejas tras el fuego. A partir del estudio que de su obra hizo Lapesa, se puede distinguir: Poesía Lírica menor, de la que destacan las Serranillas y las Canciones y decires líricos. Sonetos Decires narrativos, entre los que destacan el Triunphete de Amor, El infierno de los enamorados y la Comedieta de Ponça. Poesía moral, política y religiosa, de la que la obra más conocida posiblemente sea el Bías contra Fortuna. Prosa Escritos morales y políticos, como la Lamentaçión de Spaña. Escritos literarios: el Proemio o Proemio e carta al condestable don Pedro de Portugal Escritos exegéticos: Glosas a los Proverbios. Recopilaciones: Refranes que dicen las viejas tras el fuego. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Familia_de_Mendoza

Juan de Timoneda

Juan de Timoneda (o Joan de Timoneda) (Valencia, entre 1518 y 1520-1583) fue un escritor, dramaturgo y editor español. Es conocido fundamentalmente por su labor compilatoria de poesía popular (lírica cancioneril y romances), por sus ediciones de teatro (a su labor debemos el conocimiento de los pasos de Lope de Rueda, aunque los modificó, fundamentalmente en los pasajes más cómicos de bobos o rufianes)1 y por su conjunto de relatos El patrañuelo (Valencia, 1567), adaptaciones de novelle italianas del estilo de Boccaccio o Bandello. Publicó casi toda su obra en castellano,2 aunque también dio a la imprenta obras en catalán: una antología de poesía trovadoresca titulada Flor de enamorados y algunos autos sacramentales. Antes de dedicarse al negocio de la librería fue zurrador de pieles; quizá debido a que hacía encuadernaciones amplió el negocio como librero. También se sabe que fue actor. En 1547 ya comerciaba con libros propios y ajenos. Estuvo casado con Isabel Ferrandis, de la que tuvo tres hijos; uno de ellos, Bautista, prosiguió a la muerte del padre con el negocio familiar. Obra Su obra literaria se clasifica en tres facetas: dramaturgo, narrador y colector de romances. Pero es famoso sobre todo como autor dramático (es citado muchas veces como uno de los más legítimos precursores de Lope de Vega). Su obra es parcialmente original, ya que en ocasiones se limita a adaptar o traducir sus modelos, si bien con gran talento lírico y eficacia dramática. Autor dramático y sobre todo adaptador, publicó obras escénicas religiosas. Su Ternario sacramental (Valencia, 1575) reúne seis autos sacramentales entre los cuales destaca como mejor el de la Oveja perdida, y los dos Ternarios sacramentales de 1575 que reflejan las nuevas orientaciones de la iglesia española; anterior a estos, hay una pieza suya en valenciano, Aucto de la Iglésia. Es el autor de los únicos autos sacramentales en catalán: L'església militant (La iglesia militante) y el Castell d'Emaús (Castillo de Emaús). Estas obras estaban concebidas para la exaltación de la eucaristía, como elemento de propaganda para defender la doctrina católica en contra de la Reforma luterana y la protestante. Su obra escénica profana forma una colección titulada Turiana (Valencia, 1564 y 1565), que recoge varias comedias, farsas, pasos y entremeses. En Las tres comedias del facundissimo poeta Juan Timoneda (Valencia, 1559) traduce Los dos Menecmos y el Anfitrión del dramaturgo latino Plauto, y añade además la Comedia Carmelia o Cornelia. Como narrador tuvo un gran papel en la evolución del género novelístico en español, pues compuso una Sobremesa y alivio de caminantes (Zaragoza y Medina del Campo, 1563), miscelánea de dichos agudos y cuentecillos, el Buen avíso y portacuentos (Valencia, 1564) y, sobre todo, un famoso libro titulado El patrañuelo (Valencia, 1567), conjunto de novelas muy interesantes-que él denomina patrañas- tomadas del italiano y actualizadas, aclimatadas y narradas en un castellano familiar. Las fuentes de esta obra son los novellieri Masuccio Salernitano, Giovanni Boccaccio, Mateo Bandello, el poeta Ludovico Ariosto y las Gesta romanorum, entre otras. Como compilador y editor de romances, publicó una Rosa de romances (Valencia, 1573) dividida en cuatro partes temáticas en su mayor parte sobre historia de España, romana y troyana, y Flor de enamorados, Sarao; también compiló y editó diferentes cancioneros, como Cancionero llamado Sarao de Amor (1561), Villete de amor (quizá de 1565), Enredo de amor (1573), Guisadillo de amor (1573) y el Truhanesco (también de 1573), y dio a la estampa numerosos pliegos sueltos. También compuso un Libro llamado ingenio, del juego de marro de punta, uno de los muchos tratados españoles sobre el juego de damas en los siglos XVI y XVII. Referencias Wikipdia-http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_de_Timoneda

Francisco de Aldana

No se sabe a ciencia cierta donde nació Aldana, creyendo Rodríguez Moñino que era natural de Alcántara, como su padre, el ilustre capitán de los Tercios Bernardo de Aldana, si bien la mayoría de los estudiosos consideran que nació en Nápoles, probablemente en 1537. Era hijo del capitán de la guarnición militar destacada allí. Su juventud la pasó en Florencia, entregado al estudio de las lenguas clásicas y de los autores de la antigüedad, de los que llegó a ser un buen conocedor; además llegó a dominar incluso una docena de lenguas. Como poeta, es uno de los representantes del neoplatonismo en la poesía española. Como poeta fue tan alabado en su época que fue llamado el Divino por el mismo Miguel de Cervantes Saavedra, quien lo nombra en su obra de la Galatea y "símbolo del Renacimiento" por los creadores del Diccionario de Autoridades, quienes lo hicieron figurar entre la Autoridades de la Lengua. Como su padre y su hermano se consagró a la carrera militar, que no tardó pronto en detestar ansiando la vida contemplativa, y combatió como capitán en San Quintín, donde tuvo una actuación destacada, tanto que el rey Carlos I de España lo mencionaría por su valor; y, ya general de Artillería, fue enviado a Flandes en 1572 bajo el mando de don Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, hermano del duque de Alba; durante el sitio de Harlem, donde fue herido por un mosquetazo en un pie. Residió en la corte de los Médicis en Florencia, donde concluyó su formación. De vuelta en España, fue alcalde del castillo de San Sebastián y un gran consejero y amigo del rey, Felipe II de España. Puesto por el rey al servicio del rey de Portugal Don Sebastián, sobrino de Felipe II, el rey lo apreció tanto que le regaló un collar de oro por valor de mil ducados. Francisco de Aldana, junto a Diego de Torres, fue el encargado de llevar a cabo la exploración del territorio marroquí, disfrazado de judío, labor que hizo en dos meses. Francisco, conocedor de casi una docena de lenguas, no tuvo problemas para desempeñar esta difícil misión. Murió el 4 de agosto de 1577 luchando contra los musulmanes en la batalla de Alcazarquivir, como general de la infantería de la expedición de Don Sebastián, aunque había desaconsejado esa empresa y estaba a disgusto con la idea. Su hermano Cosme editó en dos partes (Milán, 1589; Madrid, 1591) lo que pudo hallar de su obra, en la que destacan en particular los sonetos donde revela su desengaño y disgusto por la vida militar que llevaba y expresa su deseo de retirarse para llevar una vida contemplativa en soledad y en contacto con la naturaleza. También son importantes una Fábula de Faetonte en endecasílabos blancos, la muy original Canción a Cristo crucificado y la extraordinaria Epístola a Arias Montano sobre la contemplación de Dios y los requisitos della (1577), en tercetos encadenados, de inspiración neoplatónica, que ha pasado a todas las antologías de poesía en castellano como obra clásica por contenido y estilo: Pienso torcer de la común carrera que sigue el vulgo y caminar derecho jornada de mi patria verdadera; entrarme en el secreto de mi pecho y platicar en él mi interior hombre, dó va, dó está, si vive, o qué se ha hecho. Y porque vano error más no me asombre, en algún alto y solitario nido pienso enterrar mi ser, mi vida y nombre y, como si no hubiera acá nacido, estarme allá, cual Eco, replicando al dulce son de Dios, del alma oído. Admirado por Francisco de Quevedo, que intentó editar sus obras en el siglo XVII para combatir el lenguaje culterano, y por Cervantes, quien lo pone junto a Boscán y Garcilaso, fue reverenciado por poetas de la Generación del 27 como Luis Cernuda. Sonetos * Al cielo * Alma Venus gentil, que al tierno arquero * ¿Cuál es la causa, mi Damón, que estando * Cuál nunca osó mortal tan alto el vuelo * El ímpetu cruel de mi destino * Es tanto el bien que derramó en mi seno * Galanio, tú sabrás que esotro día * Hase movido, dama, una pasión * Mil veces callo que romper deseo * Mil veces digo, entre los brazos puesto * Otro aquí no se ve que, frente a frente * Por un bofetón dado a una dama * Reconocimiento de la vanidad del mundo Otros poemas * Carta para Arias Montano (también conocida como Epístola a Arias Montano) * Pocos tercetos escritos a un amigo Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_Aldana

Alfonso X el Sabio

Alfonso X el Sabio Rey de Castilla y de León (Toledo, 1221 - Sevilla, 1284). Era hijo primogénito de Fernando III, a quien sucedió en 1252. Ya como infante realizó importantes labores, como la conquista del Reino de Murcia (1241) o la paz con Jaime I de Aragón, que conllevó el matrimonio de Alfonso con su hija Violante. Impulsó la Reconquista tomando plazas como Jerez, Medina-Sidonia, Lebrija, Niebla y Cádiz (1262). Hizo frente a una sublevación de los musulmanes de sus reinos, promovida por los reyes de Granada y Túnez (1264). Repobló Murcia y la Baja Andalucía. E incluso continuó el avance frente al Islam pasando al norte de África, al enviar una expedición a Salé (1260). Otra parte de sus esfuerzos hubo de dedicarlos a reprimir rebeliones interiores, como la protagonizada por el infante Enrique y varios nobles (1255), la que se produjo en Vizcaya (1255) o la que encabezó el infante Felipe (1272). Alfonso era hijo de Beatriz de Suabia, circunstancia que le hizo aspirar a la coronación imperial de Alemania, logrando la elección en 1257 con el apoyo de Sajonia, Brandeburgo, Bohemia y varias ciudades italianas. La oposición del papa hizo fracasar finalmente el empeño -en el que triunfó Rodolfo de Habsburgo-, renunciando Alfonso en 1276. Este llamado «fecho del Imperio» fue muy impopular en Castilla, pues exigió dinero y hombres que -unidos a los gastos de la corte y a las continuas guerras- crearon dificultades financieras, que obligaron a reducir la ley de la moneda y a crear nuevos impuestos. Durante una de las ausencias del rey por el asunto del Imperio, los benimerines de Marruecos desembarcaron en Algeciras (1272); en la lucha contra aquella campaña murió el infante Fernando de la Cerda, heredero del trono, antes de que su hermano Sancho consiguiera rechazar a los musulmanes. Posteriormente los benimerines derrotaron a una flota castellana en el estrecho de Gibraltar (1278), obligando a Alfonso a pactar una tregua. Alfonso provocó con sus contradicciones un conflicto sucesorio: había promulgado las Partidas, según las cuales debía sucederle el hijo mayor del difunto Alfonso de la Cerda; pero al morir éste prefirió declarar heredero en 1278 a su segundo hijo, Sancho IV, siguiendo la tradición castellana (quizá para evitar un enfrentamiento inmediato con éste). Un intento posterior de hacer al infante de la Cerda rey de Jaén provocó la rebeldía de Sancho, quien buscó apoyo en Aragón y Portugal (mientras que Francia apoyaba a los de la Cerda) y se hizo reconocer por unas Cortes reunidas en Valladolid, que depusieron a Alfonso (1282). Éste, confinado en Sevilla, buscó apoyo en el rey benimerín; pero murió antes de haberse enfrentado con Sancho. En su testamento desheredaba a Sancho y reconocía como sucesores a los infantes de la Cerda, dando así motivo para nuevas disensiones. La obra de Alfonso X el Sabio El reinado de Alfonso destacó sobre todo en el orden cultural. A Alfonso X el Sabio se le considera el fundador de la prosa castellana y, de hecho, puede datarse en su época la adopción del castellano como lengua oficial. Sus profundos conocimientos de astronomía, ciencias jurídicas e historia desembocan en la organización de tres grandes centros culturales que giran alrededor de Toledo, Sevilla y Murcia. En la primera ciudad quedó ubicada la famosa Escuela de traductores de Toledo que, junto a compiladores y autores originales repartidos por el resto, emprendió una ingente labor de recogida de toda clase de materiales para la elaboración de libros, que el propio rey corregía y supervisaba. Movido exclusivamente por un afán cultural, el rey hizo tabla rasa de las diferencias de raza o religión, por lo que reunió a judíos, musulmanes, castellanos e italianos, que colaboraron libremente y otorgaron al conjunto una proyección universal. Las obras así producidas pueden encuadrarse en tres grandes apartados: obras jurídicas, obras científicas o de carácter recreativo y obras históricas. El propósito de las primeras fue contribuir a la labor unificadora iniciada por Fernando III el Santo. El Fuero real de Castilla (1254) preparó la redacción de la que sería su gran obra, el Código de las siete partidas (1256-1263 o 1265), donde se recoge lo mejor del derecho romano para unirlo a las más vivas tradiciones de Castilla. Este código, de larga influencia en el ordenamiento castellano y español, supuso la recepción del derecho romano en Castilla y su incorporación a la corriente europea del «derecho común». Obras científicas o de carácter recreativo son los Libros del saber de astronomía con sus Tablas astronómicas o Tablas alfonsíes, integrados por tratados originales, refundiciones y traducciones que pretenden compilar todo el conocimiento astronómico de la época con el fin de impulsar su desarrollo. Asimismo cabe registrar el Lapidario (1276-1279), tratado en el que se describen quinientas piedras preciosas, metales y algunas sustancias, y los Libros de ajedrez, dados y tablas (1283). También se le atribuye la traducción de los cuentos de Calila y Dimna. Entre las obras de carácter histórico figuran dos títulos fundamentales: la Crónica general y la Grande e general estoria, textos cuya ambiciosa empresa es contar, el primero de ellos, la historia de España desde un punto de vista unificador, en términos nacionales y políticos; el segundo, en cambio, se propone la relación de la historia universal. Otra importante faceta de su actividad fue alentar la creación poética, así como escribir poesía en lengua gallega. Sus 453 composiciones, entre las que abundan las de "escarnio" vertidas en un lenguaje paródico o insolente que recurre a veces a la ironía mordaz, lo avalan como el primer lírico en dicha lengua. Sin embargo, es en su vertiente religiosa donde el rey alcanza sus mayores logros: las 420 canciones que componen las Cantigas de Santa María, dedicadas a enaltecer los milagros de la Virgen, constituyen uno de los más preciados legados de musicalidad y variedad métricas. Referencias Biografías y Vidas - http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/alfonso_x.htm

Germán Bleiberg

Germán Bleiberg. Poeta perteneciente a la Generación del 36. Es autor de una Antología de Elogios de la Lengua Española (1941) y de una Antología de la Literatura Española. En 1938 recibe, compartido con Miguel Hernández, el Premio Nacional de Literatura, por su obra dramática en tres actos “La huida”, que se representó con gran éxito en el Teatro de Arte y Propaganda de Madrid. Nacido en Madrid en 1915. Cursó sus estudios de enseñanza media en un colegio alemán. Trayectoria profesional Obtuvo el título de Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid. En 1935 aparece en la Tertulia Poética de Manuel Altolaguirre y Concha Méndez su poema largo “El cantar de la noche”. Sus primeras obras se encuentran dentro de la línea clasicista y el regreso a las estrofas clásicas que se iniciara en los años previos a la guerra, motivo por el que suele incluirse a este autor en el grupo o generación de 1936. En enero de 1936, la Revista de Occidente publica su Oración de la muerte. Participó en la Guerra Civil Española, defendiendo la legalidad republicana y estuvo encarcelado desde 1936 a 1943, coincidiendo con Miguel Hernández, con quien convivió en la cárcel durante cinco meses. Durante la guerra militó en el Partido Republicano, y tras su derrota, se exilió en los Estados Unidos donde se dedicó a la enseñanza de la literatura española y a la crítica literaria. Fue además profesor de estudios Hispánicos en Vassar College y en New York University. En 1936 se publica su primera colección de sonetos, a los que llamó, precisamente, “Sonetos amorosos”, de línea garcilasista y que pueden considerarse como su obra maestra, que dará nueva fuerza a corrientes poéticas posteriores. Muerte Germán Bleiberg falleció en Madrid el 31 de octubre de 1990. Su obra Entre sus obras cabe mencionar Árbol y farola (1934) y El cantar de la noche (1935), en donde se aúnan esteticismo y tonos íntimos. Su obra maestra sigue siendo Sonetos amorosos (1936). Con posterioridad a la Guerra Civil publicó, entre otros, Más allá de las ruinas (1947), donde las experiencias de la guerra y la cárcel, encuentran una expresión propia, de amplia frecuencia, de raigambre en cierto modo romántica. En La mutua primavera (1948) y El poeta ausente atiende al mundo del sueño, sin renunciar a la ternura estilística de los primeros momentos, Bleiberg pasa a una poesía existencial, abordando temas trascendentales y hasta se aventura de cuando en cuando por las zonas del surrealismo. Ha sido riguroso enjuiciador de su obra al publicar en 1975, una Selección de poemas (1936-1973), en la que se recogen muestras de sus otros libros. Su afición teatral, manifestada en su participación en el grupo La Barraca, con Federico García Lorca, se concretó en obras como “Sombra de Héroes” y “Amanecer”. Es autor de una “Antología de Elogios de la Lengua Española” (1941) y de una “Antología de la Literatura Española”. Premios recibidos En 1938 recibe, compartido con Miguel Hernández, el Premio Nacional de Literatura, por su obra dramática en tres actos “La huida”, obra dramática hoy perdida, que se representó con gran éxito en el Teatro de Arte y Propaganda de Madrid. Referencias ecured - http://www.ecured.cu/index.php/Germán_Bleiberg

Manuel Alcántara

Manuel Alcántara, nacido en Málaga el 10 de enero de 1928, es un poeta, escritor y periodista español, con una dilatada carrera profesional. Datos previos Manuel Alcántara nació en la ciudad de Málaga el 10 de enero de 1928. Por motivos laborales de su padre, tuvo que desplazarse a Madrid, donde cumpliría los 18 años y entraría en la universidad para estudiar Derecho, carrera que dejó inacabada. En la capital española conoció a quien fue su esposa, Paula Sacristán, con la que contrajo matrimonio en 1953 y tuvo a su única hija. Su esposa falleció en la provincia de Málaga el 20 de noviembre de 2007. Inicios de su carrera Su estreno poético fue en 1951, a la edad de 23 años, en el entorno de los cafés literarios Sexto recital de la III Serie de lecturas poéticas del Café Varela de Madrid. En cuanto a la prensa, su inicio fue tardío, en 1958 y con 30 años de edad en La Hora. Semanario de los Estudiantes Españoles. A partir de aquí ese momento sus colaboraciones en diversas publicaciones han sido ininterrumpidas y muy conocidas, por lo que pronto alcanzaría las cabeceras más importantes de la prensa española. Ha colaborado en los diarios Pueblo, Ya, Arriba, Marca y La Hoja del Lunes. Además, ha participado en la revista Época y en numerosos programas de Radio Nacional de España o la COPE. También ha colaborado en Televisión Española, en espacios relacionados con el fútbol, deporte del que es un gran conocedor. Desarrollo de su carrera Actualmente escribe una columna diaria que es publicada en la contraportada de diarios del Grupo Vocento (entre otros Diario Sur, El Correo y Las Provincias), como primera firma. Publicaciones Prensa Tiene en su haber más de 16.000 artículos y algunos de ellos han sido recogidos en cualquiera de sus tres antologías: * 1997: Fondo Perdido. * 1998: Vuelta de Hoja. * 2002: Málaga nuestra. Literatura En cuanto a su creación como escritor y poeta, algunas de sus obras son: * 1955: Manera de silencio. * 1961: El embarcadero. * 1961: Ciudad de entonces (Premio Nacional de Literatura en 1962). * 1963: La Mitad del tiempo. Premios A lo largo de sus más de 50 años de trayectoria profesional, Manuel Alcántara ha obtenido numerosos premios y reconocimientos. Prensa Sus artículos le han hecho merecedor entre otros de: * 1955: Premio Juventud. * 1978: Premio González-Ruano. * 1993: Premio Periodístico Comité Español de UNICEF. * 1997: Premio Javier Bueno de la Asociación de la Prensa de Madrid. * 2006: Premio El Torreón de la Fundación Wellington. Literatura Al igual que por sus columnas, debido a sus creaciones literarias ha recibido numerosos galardones entre los que destacan: * 1962: Premio Nacional de Literatura en modalidad Poesía, por Ciudad de entonces. * Premio de Poesía Mariano de Cavia. * Premio de Poesía Luca de Tena. * Premio de Poesía González Ruano. * Premio José María Pemán. * 2001: Premio La pluma de oro de la Escritura de Parker Waterman. Otros * 1983: Nombrado Hijo Predilecto de Málaga. * 1993: Creación del Premio de Poesía Manuel Alcántara. * 1999: Nombrado Hijo Predilecto de la Provincia de Málaga. * 2000: Doctor honoris causa por la Universidad de Málaga, que crea el Premio de Periodismo Manuel Alcántara para periodistas jóvenes. * 2001: Medalla de Andalucía. * 2007: Se crea la Fundación Manuel Alcántara, institución cultural sin ánimo de lucro que tiene por misión, cuidar, promocionar, fomentar y compartir su pasión por la lectura y la escritura, la poesía y el periodismo. * 2009: La cantaora de flamenco Mayte Martín transforma en disco su espectáculo alCANTARa MANUEL con versos del poeta que José Luis Ortiz Nuevo le encargó musicar para homenajear al poeta en la bienal de flamenco de Málaga en 2007. * 2009:Premio MÁS, que otorga COPE MÁLAGA. * 2010: COPE MÁLAGA otorga a Manuel Alcántara la Biznaga de Plata; un galardón con el que esta emisora premia desde hace quince años, a personas e instituciones que contribuyen a trabajar por la feria de Málaga y difundir sus bondades. Referencias Wikipedia-http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Alc%C3%A1ntara

Antonio Daganzo Castro

Antonio Daganzo Castro (Madrid, 1976) es poeta, narrador, periodista y divulgador cultural y musical. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, ha publicado los poemarios Siendo en ti aire y oscuro (Ed. Slovento, 2004), Que en limpidez se encuentre (Ed. Vitruvio, 2007), Mientras viva el doliente (Ed. Vitruvio, 2010), libro recomendado por la Asociación de Editores de Poesía, y Finalista del Premio de dicha entidad, en la modalidad de mejor obra de habla hispana publicada en 2010, y Llamarse por encima de la noche (Ril Editores, 2012), editado en Chile, y Mención de Honor “Luis de Góngora y Argote” de Poesía, concedida por el Instituto de Estudios de Literatura Contemporánea (España). Además, ha sido distinguido en varios certámenes literarios: “La pluma exacta” (Ayuntamiento de Pinto, Madrid, 2001), y Mención de Honor en el Concurso de Cuentos Xicóatl “Wolfgang Amadeus Mozart” (Salzburgo, 2005/2006). También ha sido incluido en antologías como Agua: Símbolo y memoria (Ed. Slovento, 2006) y 12+1: una antología de poetas madrileños actuales (Ed. Endymion, 2012). Como narrador, ha sido traducido al alemán, y, como poeta, sus versos han aparecido en revistas literarias como Turia, Prima Littera o Piedra del molino. Referencias www.soypoeta.com/directorios/escritor/daganzo-castro-antonio Por Jesús de la Peña Hernández Cuando presento a un poeta en nuestra tertulia, tengo por costumbre establecer un enganche con él para que la visión resulte más creíble a quienes vayan a escucharnos. Antonio Daganzo no es una joven promesa como pudiera dictarnos la apariencia. Lo de joven salta a la vista de sus 35 años, pero de promesa no hay nada. Él es una auténtica realidad poética. Nuestro amigo madrileño es poeta por vocación artística bien estudiada (es Licenciado en Ciencias de la Información) y mejor arraigada en lo cultural, especialmente en el ámbito de la música clásica a la que dedica su voz en la radio desde hace 15 años. Es natural, pues, que la música, su sentimiento y hasta sus instrumentos y elementos, pueblen su obra poética. Está constituida ésta por estos poemarios: - Siendo en ti aire y oscuro, Editorial Slovento. 2004, la primera obra poética que publica en solitario. - Que en limpidez se encuentre, Ediciones Bitruvio, 2007. - Mientras viva el doliente, también en Ediciones Bitruvio, 2010, que fue distinguido como Libro recomendado por la Asociación de Editores de Poesía, y figura entre los finalistas del Premio de dicha entidad, en la modalidad de mejor obra de poesía de habla hispana publicada en 2010. Actualmente se halla en prensa su cuarto poemario, primero que aparecerá fuera de España: será editado en Chile en el año 2012. - También como poeta, Antonio Daganzo ha sido incluido en varias antologías, entre ellas Agua: símbolo y memoria (Editorial Slovento, Madrid, 2006) - Como narrador, fue segundo seleccionado en el V Certamen Nacional de Cuentos “La pluma exacta” (Ayuntamiento de Pinto, Madrid, 2001), y ha sido galardonado con una Mención de Honor en el Concurso de Cuentos Xicóatl “Wolfgang Amadeus Mozart”, concedida desde Austria por la Asociación “Yage”, en pro del arte, ciencia y cultura latinoamericanos (Salzburgo, 2005/2006); el cuento distinguido fue traducido al alemán. Cuando nos presentaron, Antonio, muy gentilmente, me regaló un ejemplar de cada publicación, con una cariñosa dedicatoria. Leí agradecido las tres y los tres títulos que, para mí, desgraciadamente, eran desconocidos. El último me llamó poderosamente la atención. Parecía que tendría que haber un protagonista doliente: Se me había aparecido el enganche. A la sazón tenía yo a medio leer el capítulo La danza macabra, el que precede al último, La noche de Walpurgis. La danza de la muerte, en alusión directa a la Totentanz alemana de Holbein traspuesta a un colectivo de condenados a muerte por la enfermedad. El término doliente se prodiga en la obra de Thomas Mann. El primer tomo de La montaña mágica me recuerda mucho al, con razón famoso, Bolero de Ravel, que se inicia con el monotono representante del motivo de toda la composición y que va creciendo en intensidad y cantidad hasta conseguir un clímax final de danza multitudinaria y bien acordada. Thomas Mann, en su Montaña mágica, hace aparecer desde el principio, al despreocupado protagonista que, como en el bolero, encontrará pronto a un comparsa que ha de acompañarle el resto de la novela: su doliente primo. Poco a poco van creciendo los personajes y con ellos la profundización en los avatares de la vida que allí es más bien el crecimiento de las dolencias hasta el final, con una danza de la muerte, también multitudinaria. Sin embargo, Thomas Mann se despega de Ravel en que después de que el director ha hecho el gesto brusco de agachar la batuta para impartir el silencio largamente anhelado, él añade la coda de un último capítulo, La noche de Walpurgis que es un encuentro de amor en tono amable, tan anhelado asimismo por el lector, desde hacía bastantes capítulos. En estas consideraciones andaba yo antes de llegar a casa y abrir el poemario de Antonio Daganzo Mientras viva el doliente. Para mi sorpresa, lo primero que encuentro es, antes de la Introducción, precisamente una cita de Thomas Mann, extraída de su Montaña mágica. … La enfermedad era la forma depravada de la vida. ¿Y la vida? … No he podido reconstruir la cita dentro de la novela para dilucidar si está puesta en boca de Thomas Mann, directamente, o de su personaje interpuesto, Setembrini que, al alimón con su autor se reparten intervenciones pedagógicas sobre el humanismo, la vida, la muerte, la enfermedad, el tiempo, la fisiología, la felicidad y cien cosas más. Y ¿quién es el doliente en el libro de Antonio Daganzo? El hombre, pero sobre todo, un niño; sin duda, el autor niño. También en el sanatorio de Davos había niños que terminaron allí sus días. A nuestro poeta le fue mucho mejor, afortunadamente. Y por suerte para nosotros, lo recuerda. El libro contiene 35 poemas que van desde el primero en que se alumbra la luz al hombre en el nacimiento … / y el astro cobra luz de futuro mortal/ … / y se transforma en hombre: / enfermedad soy yo. hasta el último que empieza con el final del primero: Enfermedad soy yo / mas también su silencio, / su dormir impasible. / Llevo escrita la muerte: / La humana condición grabó en mi pecho / un alfabeto indescifrable / que mis ojos comprenderán sobre el abismo, / cuando ya nada importe. para terminar en afirmación solemne: Y cuando mire atento mi corazón cansado / hallaré puras fuerzas, desde el niño que fui desarrolladas, / para gritar ya hoy, / prendiendo pese a todo, un común fuego: / “Soy este hombre que ahora vive”. La forma de expresión de Antonio Daganzo es de apariencia sencilla pero de interpretación difícil pues se apoya en un imaginario que con frecuencia vira hacia lo surrealista. El sueño o la ensoñación febril le ayudan. La colección de sus nueve sonetos titulada Perros de arena, son una buena muestra. Retendré, sin embargo, algunos versos de entre ellos; los más directos: … ¿Por qué calláis, a qué fingir, arteros? / ¿No comprendéis que el miedo me tortura, / que espero aún la calma del ladrido? … en el primer soneto; o estos dos tercetos del tercero: … Morir para olvidar, mas morir tarde, / que el alma tarde aprende su mentira, / su condición de cuerpo ensimismado; / que tarde mi ilusión en ser cobarde: / a un cielo se encamina y ya suspira / por recobrar al dios que yo he matado. El dios que nuestro poeta había hecho morir en estos versos anteriores: La queja, / la voz más animal y al tiempo más humana. / … / La mayor evidencia de que el impulso divino está en nosotros. / Y de que Dios no existe. conclusión que ratifica en el poema siguiente La inexistencia de Dios: … / ¿Cuál es el sentido del humano sufrir? / si Dios ha creado al hombre, lanzándolo a la vida? / … Para terminar me voy a referir al conjunto de nueve poemas que se agrupan bajo el título de Memoria del doliente. Como dije antes, el niño era nuestro poeta cuando lo fue, y su memoria es lo que aquí nos dibuja. He tenido confirmación de que el cuadro clínico es el de una alergia infantil superpuesta a la maldita asma, y el cuadro plástico es el que nos ofrece ahora desde su madurez en el lienzo de sus recuerdos ensoñados. La gente no suele dar importancia a ese cuadro clínico hasta que lo sufre. Yo he tenido ocasión de padecerlo en mi hijo mayor y en mi nieto menor, y me solidarizo con Antonio y con sus padres, a quienes, por cierto, dedica sus versos. El polvo de la tiza, los hervores de la primavera (enero en primavera -ventanas cerradas en defensa del viento portador de polen-), los accesos agudos y los intermedios, cuando el niño aprendía a ser misterio de sí mismo al sepultar la mera sombra del ahogo, según nos dice el poeta. Sin juegos, sin escuela (su madre se lo enseñó todo, en casa, pero sobre todo, que … no era / la espuria sombra de un dolor extraño, cruel e injusto / … , sin recreos ni compañeros que lo distrajeran. Nuestro poeta de hoy es deudor de aquel drama de ayer. .. / forzoso prisionero de sus días sin calles, necesitaba la lectura / … / leer era vivir, / leer daba la vida que pasaba de largo / ante el doliente, / porque la vida enfermedad era entonces también vida de enfermo. / … / Fue la madre voluntariosa / quien enseñó al niño a leer. / Y fue así como un niño roto / nació, tan ileso milagro, / dos veces de su propia madre. / Salidas extemporáneas al hospital en busca de respiración flexible, donde el niño, una vez no fue niño, pues lloró como adulto de frustración ya vieja. El niño creció y pasó de la lectura a la escritura: El final de la enfermedad no fue brusco, tomó su tiempo, … / pero el verso encerrado, / cerrado en su constancia, / se fue envolviendo de una textura curva, / … / la asunción de los otros empezó a ser el reto, / vida afuera, / cuando las horas de quietud se incrementaron / y la ansiedad hubo de buscarse en alma extraña. Bueno, pues así se hizo el poeta. Pero nadie mejor que él para contárnoslo. Cuando quieras, Antonio. Referencias www.caprichos-ingenieros.com/Antonio_Daganzo.html

Francisco de la Torre

Francisco de la Torre, (¿1534 - 1594?), poeta español de la segunda fase del Renacimiento, perteneciente a la Escuela de Salamanca, que no hay que confundir con el poeta homónimo de la primera mitad del XVI. Casi nada se sabe sobre su vida y sin duda es el poeta más misterioso del siglo XVI. Nada más que una suma de conjeturas extraídas de los débiles indicios que ofrecen sus versos es la biografía bosquejada por Aureliano Fernández-Guerra como discurso de entrada en la Real Academia de la Lengua en 1857. Según este autor, habría nacido en Torrelaguna hacia 1534, habría estudiado en Alcalá de Henares y seguido la carrera militar en Italia, para al final de su vida hacerse clérigo. Un manuscrito de sus poesías circulaba a principios del siglo XVII con una Aprobación de Alonso de Ercilla, que murió en 1594, y llamó la atención de Quevedo, quien lo compró y editó junto a las obras de fray Luis de León en 1631 para combatir con buenos ejemplos de poesía clásica los excesos del Culteranismo. Quevedo se preocupó de indagar sobre el autor del manuscrito, que el librero le vendió con desprecio, pero no pudo sacar nada en limpio; es más, en él estaba "en cinco partes borrado el nombre del autor con tanto cuidado, que se añadió humo a la tinta". Cuando en 1753 José Luis Velázquez reimprimió las obras de Francisco de la Torre en Madrid pensó que su autor era en realidad el propio Francisco de Quevedo, teoría que la crítica moderna rechaza con unanimidad desde Manuel José Quintana en el siglo XIX. Sus obras han sido editadas modernamente por Alonso Zamora Vicente en la colección Clásicos Castellanos, en 1944, y hay otras posteriores no menos notables. En un ensayo reciente, Antonio Alatorre insiste, sin aportar detalles biográficos nuevos, que "Francisco de la Torre nació a mediados del siglo XVI en Santa Fe de Bogotá, donde parece haber pasado toda su vida". Muy influido por el Petrarquismo, algunos de sus poemas son traducciones de escritores italianos, sobre todo Benedetto Varchi, y construye su cancionero en torno a una tal Filis, que al retorno del amante de Italia encuentra casado con otro. Por modelos tiene a Garcilaso y Horacio dentro de una cosmovisión inmersa por completo en el Neoplatonismo, pero le singulariza su finísima sensibilidad ante temas como la noche, la tórtola solitaria, el dolor por la ausencia de la amada, etcétera. En Francisco de la Torre la existencial melancolía garcilasiana se aquilata, depura y refina aún más todavía hasta llegar casi a lo prerromántico; al igual que el poeta toledano, su actitud es paganizante por extremo. La obra está dividida en tres libros: Libros primero y segundo de los versos líricos, donde destacan algunos sonetos de extremada perfección formal y emoción, como los dedicados A la noche y a temas pastoriles, y Libro tercero de los versos adónicos, así como ocho églogas reunidas bajo el título de Bucólica del Tajo. Sus Canciones gozan de justa fama, en especial A la tórtola y A la cierva herida. También hizo algunas aportaciones a la métrica española, como la llamada estrofa de La Torre o sáfico adónica, que fue seguramente el primero en cultivar. También escribió endechas en heptasílabo suelto y en hexasílabos: Endecha II El pastor más triste que ha seguido el cielo, dos fuentes sus ojos y un fuego su pecho. Endecha IV Veneno su pecho, yerba y áspid hecho, dentro de mi pecho, crudo amor, te siento. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_la_Torre

Victorino Abente y Lagos

Considerado el poeta de la resurrección nacional Victorino Abente y Lagos nació en Mugía, España, el 2 de junio de 1846. LLegó al Paraguay cuando aún estaban calientes los rescoldos que dejaba a su paso la gran epopeya que enfrentó al país y a la triple alianza, entre 1864 y 1870. Aunque gallego de nacimiento, su vida y su obra se identifican con el Paraguay desde su misma llegada a Asunción, en marzo de 1869, en momentos difíciles y trágicos de la historia paraguaya, cuando tropas aliadas, brasileñas y argentinas, ocupaban la capital paraguaya. Primeros pasos Relacionado con el segundo tramo del romanticismo paraguayo, que se inicia con la posguerra del ‘64-’70, y aún con el posromanticismo, colaboró en varios periódicos de la capital, donde también publicó gran parte de su obra poética. Creador de poemas dedicados al renacer de su nueva patria y apropiadamente conocido como el “poeta de la resurrección nacional”, tuvo la suerte de ver triunfante al Paraguay en su guerra contra Bolivia, meses antes de su muerte. Trayectoria Sus poemas, dispersos en diversos periódicos y revistas de aquella época, fueron recopilados y publicados póstumamente en Asunción por su nieto Cándido Samaniego Abente en un volumen titulado “Antología poética: 1867-1926”, aparecido en 1984. Acerca de su obra, escribió el ilustre intelectual Ignacio A. Pane: “Entonó el canto más hermoso, más apasionado, más entusiasta y más poético, en una palabra, que hasta ahora escritores y maestros han dirigido al Paraguay... Llevado en alas de su inspiración hasta la cima de nuestro pasado, hizo que la “Sibila paraguaya” asentare allí el pie y tendiera el dedo anunciador del profeta, para mostrarle la tierra de promisión del porvenir...” Últimos años Casado con Isabel Miskowsky, Victorino Juan Ramón Abente y Lago falleció en Asunción el 22 de diciembre de 1935. OBRAS Sus poemas más notables son: * “Sibila paraguaya”, * “El oratorio de la Virgen de la Asunción”, * “La tejedora de Ñandutí”, * “El Salto del Guairá”, * “Mis dos patrias” y docenas de obras más. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Victorino_Abente_y_Lago Don Victorino Abente y el romanticismo paraguayo La vida J, la obra de Don Victorino Abente están relacionadas con el segundo tramo del romanticismo nacional, que se inicia con la posguerra del 70, asistiendo luego al prolongado quehacer del novecentismo y al auge de la corriente modernista en toda su extensión. Ese largo existir de casi noventa años, le permitirá ser a la vez actor y testigo de las sucesivas etapas de un proceso literario, que recién asumiría distintas formas después de otra posguerra: la del Chaco, al cabo de la cual surgen distintas manifestaciones poéticas, principalmente, que serán reconocidas con la denominación, no muy ajustada, de vanguardia. Puede afirmarse que él fue uno de los mentores intelectuales de aquellos jóvenes que iniciaban sus estudios en la última década del siglo anterior y uno de los que, sin haber actuado en la enseñanza, supo ser guía de gustos y estilos literarios que predominarán hasta el 900, y un poco más allá. Y no es de descartar que estos coincidieran a la vez con los propios de los maestros españoles de la cultura paraguaya moderna, sus connacionales y, en algunos casos, sus correligionarios en el ideal republicano. La compilación que ahora se ofrece, ceñida a su expresión poética, permite comprobar que si bien el tiempo ha hecho su erosión en todo lo que, confinando en el epigrama o la sátira, exponía sus preferencias hacia el color local, una especie de incipiente costumbrismo - pero en verso - ha dejado intactos, sin embargo, ciertos valores que se asientan en la propensión lírica y en los temas descriptivos. Conviene aclarar esto para que sus composiciones espontáneas, por cierto de tipo “festival", no sean tomadas como la parte determinante de su vocación de escritor. Porque este poeta hispano-paraguayo -quizá a él le hubiera agradado más la calificación de “galaico” - asumió tempranamente su tarea de publicista, desde el único medio de que era posible valerse: la prensa diaria, reducida en sus inicios más a ventilar situaciones de sector que a acoger inquietudes de interés general. A pesar de ello, los penosos e incipientes pasos de aquella primera posguerra, encontrarán su rumbo en ese periodismo, de que Don Victorino participara con asiduo entusiasmo. Fue así que su contacto con el ambiente resultó in-mediato. No tuvo el joven español mucho espacio, en aquellos comienzos, para meditar sobre el destino que habría de asumir y al hacerlo quiso sumar, no sólo su entendimiento y su capacidad creadora al renacer de su nueva patria, sino su efusión poética, nacionalizándola, como expresara con verdad y en ocasión memorable de Don Manuel Gondra. Sus cantos paraguayos sirvieron de compensación a dolores populares aún recientes, y de norte para quienes, no sin desvelado asedio, buscarían las huellas perdidas y la trama quebrada para recomenzar, o en algún aspecto inaugurar, la vigencia de una literatura que tanto en lo propio como en lo extraño, había dejado de manifestarse y de cuya ausencia se lamentara, por aquel entonces, Don José Segundo Decoud. Y esa quiso ser la militancia de Don Victorino, anudada a una difusión intelectual, que no conociera pausas y en la cual supieron verse reflejadas las promociones que llegaron más tarde. Compañero de los promotores del segundo grupo romántico- o sea el de los nacidos entre 1840 y 1850, de los que fuera coetáneo- y aún de los integrantes del posromanticismo, lo fue igualmente y de algún modo de los novecentistas, muchos de los cuales compartieron en los inicios su orientación literaria, en tanto que otros se limitaron a respetarlo y admirarlo. Esa admiración y ese respeto hacia el “poeta de la resurrección nacional”- como se lo llamara con justicia - ganaron a la vez a los epígonos del modernismo y a los que vislumbraban ya su distinto camino. Sin él no hubiera sido tan fácil incorporar la temática de la tierra y de la historia a un ambiente sobre el que se habían enseñoreado, y no por culpa propia, la desolación y la tristeza. A este respecto no estará de más recordar que serié el magisterio de Abente el que posibilitara la reivindicación patriótica de O'Leary, en alguna medida discípulo suyo, hasta en aquella denominación de “cantor de las glorias nacionales”; de la que Don Victorino es precursor. Y no sólo se le debe el haber arrojado luz sobre ese capítulo de nuestra evolución poética, pues la naturaleza paraguaya - aves, flores, frutos - hallará en él a un rescatador memorioso que diera en celebrarla, como lo hizo con gentes y ciudades (Asunción, Areguá) en un intento de rehacer, desde la penumbra de las edades que fueron la imagen de un Paraguay que sus versos ayudarían a renacer. Las divisiones a que ha sido sometida esta antología, quieren de tal manera, y con buen criterio, simbolizar los diferentes niveles de esa pasión creadora. Mucho de lo que falta por saber de los trajines personales y literarios de Don Victorino, y en especial de sus trabajos en prosa, que gozan - en cuanto a lo frecuentado - tanto de la amable y episódica condición de las escenas de Mesonero Romano, como, y en mucho, de la cáustica actitud de Larra, plena de una ironía que el escritor gallego quiso derivar hacia una risueña crítica de costumbres, que volcara asimismo en su poesía, a ratos silvestre y a ratos bucólica, sentida en la proximidad del neoclasicismo de Meléndez Valdez, aunque una insensible onda romántica lo acercara, sin quizá intuirlo, al influjo de Quintana o Espronceda, siendo escaso lo que de Bécquer surge en él. Y ya se sabe que entre el autor del "Canto a Teresa" y de las rimas, pueden divisarse los extremos del romanticismo paraguayo, posterior al 70 y hasta el primer lustro del 900, Víctor Hugo, aparte, desde luego. Don Victorino volvió por dos veces a su tierra natal, con familia ya formada en la nuestra. En vano intentaría sacudir su techaga'ú (perdón, su morriña) en versos escritos en la lengua que honraran Rosalía y Castelao y en vano pasearía su mirada sobre los verdes campos y el limpio cielo que contemplaran la inusitada andanza de Don Ramón del Valle Inclán, pues algo sin duda le decía que el final de sus días estaba aquí. Su corazón parecía sentir más que el peso de los recuerdos hispánicos, la evidencia de una vida paraguaya de la que no le era dado, desentenderse. Y siendo así, no le fue difícil volver. Escritor paraguayo, de indudable identificación - digámoslo en honra nuestra - este hijo de Galicia, arribado en plena juventud a estas calcinadas orillas de nuestra América, y muerto en alta ancianidad cuando en el Chaco se manifestaba de nuevo, en trance de heroísmo, una época que habría, requerido los esplendores de su inspiración para justificarse. La vida y la obra de Don Victorino Abente, expuestas ahora al conocimiento y a la avidez de lectores y estudiosos, bien valen -más allá de sus añejas páginas - por un ejemplo y una lección. (En Isla Valle, de Areguá, Raúl Amaral a 16 de Agosto de 1984) Referencias Portal Guaraní - www.portalguarani.com/obras_autores_detalles.php?id_obras=14161

Francisco Machado

Del poeta Manuel Romero Márquez a Francisco Machado Su reinvindicación como poeta Tiene tres entradas aquella glorieta con tres bancos curvos en su plazoleta y unas librerías que esperan sus obras porque están vacías. La modesta fuente vierte su cristal sobre una gran taza nada original. Pero el agua clara mana todo el día como meridiana luz de poesía. Una placa oscura, que no tuvo historia hónrase a sí misma, dice: "A la memoria..." fueron tres maestros, tres glorias, tres hados y si ese recuerdo fue sólo por dos quizás más de uno esté equivocado: Fueron tres poetas Hermanos Machado. Lo ha dicho "su fuente" al besarla yo. (De su libro Versos de la vida, del amor y de la muerte. Sevilla, 1983) Francisco Machado fue el menor de los cinco hermanos Machado Ruiz., y como los dos mayores, Manuel y Antonio, también fue poeta. Poeta y escritor, pues varios fueron los campos literarios y periodísticos que cultivó con asiduidad.. Su obra, aparentemente escasa, no lo es en realidad. Una gran parte no llegó nunca a divulgarse, permaneciendo inédita, otra, dispersa en varias revistas y diarios, quedó olvidada con el paso de los años – solo algún que otro poema se recuerda de vez en cuando-, y el único libro que publicó,Leyendas Toledanas,que alcanzaría una segunda edición, es difícil encontrarlo. Varios son los poemas que se publicaron en revistas y diarios de su época, y varios los artículos de diverso contenido. Destacamos los de índole jurídica, generalmente relacionados con el Derecho Penal y la Criminología. Aunque ya están casi olvidadas fue bastante amplio su repertorio de canciones, todavía registradas en la SGAE figurando él como autor de las letras – algunas alcanzaron gran popularidad -. Finalmente queda su obra inédita, cuyos manuscritos se conservan. Esperamos que vean la luz en un día próximo, y si no se consigue en el formato tradicional de libro papel tal vez sí en formato de libro digital. Entre estas últimas obras se encuentra un volumen de poesías titulado “Ráfagas de inquietud”que, además de contener aquellos poemas que publicó en revistas y diarios, contiene muchas totalmente inéditas. Varios trabajos sobre temas jurídicos , criminología y sociología, otros de temas costumbristas, estampas de la época. Colaboraciones teatrales, y una importante colección de guiones cinematográficos – algunos de ellos basados en las leyendas toledanas que versificadas publicó -. A continuación reproducimos dos de sus poemas más conocidos: “El reloj de la cárcel” y “A Concepción Arenal”. Y en reconocimiento a Don Daniel Pineda Novo y a Don Enrique Sánchez Lubián por sus libros sobre Francisco Machado Ruiz, citamos y transcribimos sus palabras impresas sobre estos versos: EL RELOJ DE LA CÁRCEL Daniel Pineda Novo, “El otro Machado”. Guadalquivir Ediciones, Sevilla 2006. “y en versos heptasílabos y dos endecasílabos, el poeta concibe esta composición, que acusa la marcada influencia de la poesía de su hermano Antonio … En la desierta plaza, cubierta de una luz redonda, destaca el erecto reloj de la Cárcel, “con su campana vieja” ….Suenan las horas lentas, y sus tañidos lo llenan todo de una honda pena que penetra, que inunda hasta el corazón de los pobres reclusos… Quimeras, lúgubres sonidos, la armonía lenta, el eco ronco de un azadón en tierra… Palabras, frases, hondamente machadianas, con influencias de Bécquer… Bécquer y Antonio Machado se unen en este poema,,, Simbolismo y romanticismo; en verdad, Antonio Machado fue un romántico tardío, lo que asimiló su hermano Francisco”, “Francisco Machado utiliza en el poema una retórica muy de su tiempo; ese lastre de postromanticismo, que también utilizó su hermano, aunque lo más noble del poema es que el autor se desborda en humanidad con los afligidos, con los que sufren en la Carcel, “donde el pobre recluso/pasa su vida muerta…”, “emplea los procedimientos del auténtico romanticismo: muerte, silencio, sombras, tristezas, quimeras de las ciudades muertas, destacando la imagen exacta – visual y auditiva – del reloj. Imagen que inicia el poema y lo cierra…”. ***************** Mi madre, Leonor Machado Martínez, hija de Francisco Machado, me dice con total seguridad que este poema fue escrito en León en el año 1930, ciudad en la que en esas fechas estaba destinado su padre como director de la Prisión Provincial. Recuerda que la cárcel tenía la puerta principal en una plaza no muy grande y que encima de aquella un reloj sonaba al marcar las horas, “era el reloj de la cárcel”. Referencias http://www.facebook.com/note.php?note_id=115223535195123

Ángel María Dacarrete

Nació Ángel María Dacarrete Hernández, el 14 de noviembre de 1827, en El Puerto de Santa María. Sus padres: José Luis Dacarrete Ramírez, natural de Cádiz, y María Regla Hernández Samaniego, natural de El Puerto. Pocas, por no decir ninguna, son las noticias que tenemos de la estancia de Ángel María en su ciudad natal. En 1838, cuando el poeta portuense aún no contaba los once años, se inaugura en Cádiz el Colegio San Felipe Neri, en el edificio que perteneció a la Comunidad del Oratorio del mismo titular, y que fue asimismo el histórico lugar donde se reunieron las cortes de 1812. Este colegio fue «el mejor sin duda que se conocía entonces en España y, a decir verdad, el mejor en su género que ha existido después hasta hoy día de la fecha», al decir del eminente cirujano portuense don Federico Rubio en su libro de memorias; asimismo, y refiriendo nuevamente al colegio, añade: «Poblaron el colegio los hijos de la gente acaudalada». Don Alberto Lista regentó el colegio hasta su marcha a Sevilla en marzo de 1844, sustituyéndolo don Antonio Alcalá Galiano quien solo lo dirigió unos meses, al igual que su sucesor don José Joaquín de Mora. La estancia de don Alberto Lista en el colegio gaditano marcó sin duda una huella indeleble en su vida del poeta portuense quien le llega a dedicar hasta dos poemas al maestro. Uno, fechado el 9 de mayo de 1844, cuando contaba 16 años, que es precisamente el primer poema que conocemos de Dacarrete, y que lo escribió con motivo de la marcha de su maestro a Sevilla. Y otro, después de la muerte de éste, acaecida en 1848, y que se publicó en Sevilla algún tiempo después. Es de suponer, aunque no lo hemos podido comprobar, que sus relaciones con don Alberto Lista continuaron en Sevilla, pues el poeta portuense se traslada a la ciudad hispalense un año después que Lista y ahí permanecerá hasta 1852. /Portada del Colegio San Felipe Neri, en Cádiz. Aunque no se conocen documentos de la posible relación de Dacarrete con Bécquer, es muy posible que ésta date del periodo sevillano. Téngase en cuenta que ya en la Corona poética a Lista intervienen los dos: Gustavo Adolfo escribió una oda titulada «A la muerte de don Alberto Lista», que curiosamente es la composición más antigua que se conoce del poeta sevillano, y que no se publicó entonces. /En la imagen de la izquierda, Gustavo Adolfo Becquer. En la década de los cincuenta, y ya instalado en Madrid, es cuando Dacarrete dará lo mejor de sí en cuanto a su faceta literaria se refiere, tanto en poesía como en teatro. El motivo de su marcha a Madrid era el de terminar en su universidad la carrera de Derecho que había comenzado en Sevilla. Dado que al aspecto poético nos referiremos más adelante, bueno será dar un somero repaso a su obra como dramaturgo. En 1855, cuando contaba 27 años, estrena en Madrid su drama en tres actos y en versos «Magdalena». Un año más tarde representa su zarzuela en un acto y en verso «Mentir a tiempo», a la que puso música el maestro Fernández Caballero. En 1857 escribió la comedia en tres actos y en prosa titulada «Poderoso caballero es don dinero». En 1858 escribió otra comedia también en tres actos y en prosa, «La dulzura del poder» así como la pieza «Al cabo de los años mil» y el drama «Una historia del día». /Portada de ‘Poderoso Caballero es don Dinero’. Madrid. 1857., Realizó asimismo adaptaciones de otras obras, como la comedia del Calderón de la Barca «Bien vengas, mal, si vienes solo». Tradujo del francés y adaptó las comedia «Gaspar, Melchor y Baltasar» y «El ahijado de todo el mundo» original de Emilio Souvestu. Adaptó también la comedia en tres actos y en prosa, «Les femmes terribles», de Dumanoir, y la farsa cómic en tres actos «Este cuarto se alquila» de Cogniard y Leroux arreglada para la escena junto con su amigo Enrique Cisnero. También en 1858 escribió un drama trágico en cuatro actos, basado en el famoso de Shakespeare «Romeo y Julieta», al que Dacarrete tituló invirtiendo el orden de los nombres de los amantes. En septiembre de 1864, siendo Oficial del Ministerio de la Gobernación, es nombrado por Real Decreto Gobernador Civil de Valladolid. Unos meses después, en febrero de 1865, es cesado en su cargo de Gobernador de Valladolid, para ser nombrado Gobernador de Burgos, cargo que ostentaría hasta junio del mismo año. Por estas fechas contrajo matrimonio con la vallisoletana doña Valentina Alvarez Unzueta, de cuyo matrimonio tendrían una hija: María, que sería quién años más tarde, y una vez muerto el poeta, donará al Museo de Cádiz el retrato al óleo de su padre, obra de I. Verdejo, que ilustra esta nótula. En julio de 1879 fue elegido Diputado a Cortes por el Distrito electoral de Aguadilla en la entonces provincia de Puerto Rico. A primeros de marzo de 1881 es nombrado Consejero de Estado con destino en la Sección de Ultramar. Dos años más tardes pasó de esa Sección a lo de lo Contencioso. Y en 1885, a la Sección de Guerra y Marina. Entre 1886 y 1888, Dacarrete compendió los mejores recuerdos de su tiempo en las dos conferencias que dio en el Ateneo madrileño, entre la serie de las que integraron La España del siglo XIX. La primera de estas conferencias versó sobre «Martínez de la Rosa. El triunfo de las instituciones representativas. La regencia de Doña María Cristina de Borbón. El Estatuto real y la Constitución del 37. Origen de los partidos». Y la segunda sobre: «La Unión Liberal. El Duque de Tetuán. La revolución de 1854. La transacción de los partidos. Don Antonio de los Ríos y Rojas. La guerra de Africa y de América. Los antecedentes de la revolución de 1868». En noviembre de 1887 es nuevamente destinado a la Sección de lo Contencioso, para, unos meses después, en septiembre de 1888 y por Real Decreto, ser nombrado Ministro de Tribunal de lo Contencioso Administrativo. También por Real Decreto, de 1899, se le nombra Presidente de la Sección de Hacienda y Ultramar. /En la imagen de la izquierda, ‘El Libro del Amor. Antología. Angel María Dacarrete’, prologado en 1986 por el poeta José Luis Tejada y el crítico de arte, Francisco M. Arniz. El 4 de enero de 1900 fue propuesto para ocupar la vacante por fallecimiento de don Antonio María Fabié, del sillón ‘R’, de la Real Academia Española. La propuesta la firmaron los Sres. don Eduardo Saavedra, don Eduardo Benot y don Francisco Fernández González. Fue elegido el 1 de febrero de ese mismo año, si bien no llegó a ocupar el sillón, ya que murió «cuando había comenzado a escribir el discurso correspondiente, que no pasó de los primeros párrafos». El 17 de mayo de 1904 es declarado cesante como Consejero de Estado por reforma del cargo. Días después solicita su jubilación que le es concedida en junio de ese mismo año. Apenas cuatro meses después, el 13 de octubre de 1904, a las dos de la tarde, fallecía en su domicilio madrileño de la Plaza de Colón núm. 2, a consecuencia de «úlcera venal», este hombre de «ideas templadas y de carácter muy apacible» que firmaba como Ángel María Dacarrete Hernández. n su poesía se puede señalar una línea evolutiva que, arrancando de su formación neoclásica en su primera juventud, se incorpora muy peculiarmente a un cierto romanticismo tardío, asimilando antes que Bécquer los influjos foráneos (de Musset, Byron, Heine) con el consiguiente gusto por la poesía popular y adelantándose a escribir verdaderas «rimas» en la década de los 50, para recaer luego con otros rumbos más trillados, hasta acabar dejando casi por completo la poesía para consagrarse a la actividad política. Referencias Francisco M. Arniz Sanz - www.gentedelpuerto.com/2011/09/27/1-150-angel-maria-dacarrete-hernandez-escritor-y-politico-y-ii/

Federico Balart Elgueta

Federico Balart Elgueta (Pliego (Murcia) 22 de octubre de 1831 - Madrid, 11 de abril de 1905), periodista, poeta, crítico de arte, crítico teatral y humorista español vinculado al Realismo. En su carrera política en la estela republicana llegó a Consejero de Estado. Llegó a Madrid con 19 años para estudiar Derecho. Sus primeras críticas literarias aparecieron en el periódico La Verdad de Murcia, hacia 1861 y firmando con el pseudónimo de 'Nadie'. En 1870 fue nombrado subsecretario del Ministerio de la Gobernación y posteriormente Consejero de Estado, diputado en Cortes por Granada en 1872 y, entre 1872 y 1873, senador por Castellón de la Plana. También trabajó como contable en el Banco de España y fue censor y director artístico en el Teatro Español. Colaborador habitual en La Democracia y en Gil Blas, alcanzó fama y respeto como crítico de arte y de teatro, ocupando un sillón en la Academia en 1891. Su matrimonio con la viuda Dolores Anza, y la temprana muerte de ella en 1879, fueron la materia poética del libro Dolores, publicado en 1894 y que conoció un éxito inusitado. Balart murió en Madrid, a los 73 años de edad. Obras Además del fondo elegíaco de Dolores, Balart desarrolla una poética sobre el sentido de la existencia, la fe y la inmortalidad, lo que le supuso ácidas críticas del clero, e incluso de escritores de juventud anarquista como José Martínez Ruiz, "Azorín", quien en su Charivari le acusó de ser un poeta "sin inspiración, prosaico, horriblemente difícil e insincero".1 También escribió el ensayo titulado Literatura y Arte y otros libros líricos como Novedades de antaño y Horizontes, además de los póstumos: Sombras y destellos y Fruslerías.2 Memoria En Pliego se le dedicó una calle y un busto en la Glorieta. También tiene calles en Mula y en el barrio de San Antolín en Murcia.3 El instituto de educación secundaria de Pliego tiene su nombre. Wikipedia-https://es.wikipedia.org/wiki/Federico_Balart

Juan Bernier

Juan Bernier Luque(La Carlota, 1911 - Córdoba, 1989), escritor español, perteneciente al Grupo Cántico. Durante la Guerra Civil no puso su pluma al servicio ideológico de ningún bando, superando la criba que acabó con la vida en 1936 de dos poetas cordobeses: el del falangista Juan Ugart y de José María Alvariño, reconocido amigo de Federico García Lorca y asociado al comunismo. Fue cofundador de Ardor, en la que colaboraba Ricardo Molina, aunque se le conoce más como uno de los miembros fundadores (con Pablo García Baena y el citado Molina) de la revista de poesía Cántico en el año 1947, grupo con el que compartía la idea de otorgar la primacía a la estética antes que al «mensaje». Sus poemas se caracterizan por la riqueza expresiva y sensorial. Sostuvo una gran pasión por la arqueología y su amada ciudad de Córdoba. Escribió un duro Diario en donde se definía muy bien a sí mismo y descubría su faceta más desconocida, la de homosexual, así como el deseo de hacerla pública, lo que se frustró por el contexto de la Córdoba de entreguerras, que por una parte ensalzaba la labor de los autores de Cántico y, por otra, la repudiaba. Sin embargo, entregó en primicia para su edición a la revista de poesía "Antorcha de Paja" que los publicaría en su número 13-14 de marzo de 1980. Dicho diario fue entregado por Bernier aún en vida de este a su amigo Antonio Ramos Espejo, por entonces director de Diario Córdoba y éste transcribió algunos capítulos en el periódico. Sus principales obras son: * Aquí en la tierra (1948) * Una voz cualquiera (1959) * Poesía en seis tiempos (1977) * En el pozo del yo (1982) * Los muertos (1986) * Diario (2011), Editorial Pre-Textos. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Bernier_Luque

Jesús Delgado Valhondo

Jesús Delgado Valhondo (Mérida, Badajoz, España, 19 de febrero de 1909 - Badajoz, España, 23 de julio de 1993) fue un poeta español. Jesús Delgado Valhondo nació en Mérida el 19 de febrero de 1909, pero tras la muerte de su padre la familia se trasladó a Cáceres. A los seis años quedó marcado por las consecuencias de una enfermedad que durante el resto de su vida le dejó una cojera. Estudió magisterio y en 1934 aprobó la oposición de ingreso en el cuerpo de maestros, iniciando su carrera docente en Trevejo en el norte de Cáceres. Tras la guerra civil española, la Ley de 10 de febrero de 1939, que fijaba normas para la depuración política de funcionarios públicos, supuso una sanción y un traslado forzoso debido a su afiliación a Alianza Republicana y por haber ostentado el cargo de Secretario de la Unión General de Trabajadores en el sector de la enseñanza. Fue co-fundador de la revista literaria Alcántara (1945), y de la Asociación de Escritores Extremeños, del que hoy es presidente honoriario. Trabajó como articulista para el Diario Hoy y a través de su producción literaria, llegó a recibir el reconocimiento de artistas de renombre como Juan Ramón Jiménez1 que declaró: Ahora se escribe en España muy buena poesía. Aquí traigo un libro, La esquina y el viento, de Delgado Valhondo, nutrido de la mejor poesía moderna. En 1978 recibió el Primer Premio de Poesía "Hispanidad" y en 1979 se presentó en las listas de la Unión de Centro Democrático en las elecciones municipales, siendo elegido teniente alcalde de Badajoz. En 1988 le fue concedida la Medalla de Extremadura por sus méritos humanos, profesionales y literarios y en julio de 1993 fue nombrado Hijo Predilecto por el Ayuntamiento de Mérida. Desde su fallecimiento el 23 de julio de 1993, se han publicado varios libros recopilatorios tanto de su prosa como de su poesía, además de análisis de su obra por parte de otros autores, y en 2005 se creó la Fundación Delgado Valhondo para difusión y promoción de su obra. La Biblioteca Pública del Estado en Mérida lleva su nombre. Bibliografía Poesía * Hojas húmedas y verdes. Alicante, Colección “Leila”, 1944 * El año cero. San Sebastián, Cuadernos de poesía “Norte”, 1950 (presentación de Pedro Caba). * La esquina y el viento. Santander, Colección “Tito Hombre”, 1952. * La muerte del momento, en revista Gévora, número 32, Badajoz, 31 de junio de 1955. * Canto a Extremadura, en revista Gévora, números 33-45, Badajoz, 30 de agosto de 1956. * La montaña. Santander, Colección “La cigarra”, 1957. * Primera antología. Badajoz, Diputación Provincial, 1961. * El secreto de los árboles. Palencia, Colección “Rocamador”, 1963. * ¿Dónde ponemos los asombros?. Salamanca, Colección “Álamo”, 1969. * Canas de Dios en el almendro. Sevilla, Colección “Angaro”, 1961. * Cerrada claridad. Sevilla, Colección “Angaro”, 1973. * La vara de avellano. Sevilla, Colección “Angaro”, 1974 . * Entre la hierba pisada queda noche sin pisar (antología). Badajoz, Universitas Editorial, 1979. * Un árbol solo. Badajoz, Institución cultural Pedro de Valencia, Diputación Provincial, 1979. * Inefable noviembre. Algeciras, Colección “Bahía”, 1981; reeditado, con algunas variantes, bajo el título de Inefable domingo de noviembre, Cáceres, Institución Cultural “El Brocense”, 1982 * Poesía (1943-1988). Obras completas. Badajoz, Diputación Provincial, 1988 (con introducción de Ángel Sánchez Pascual). * Huir. Badajoz, Del Oeste ediciones, 1994 (prólogo de José Miguel Santiago Castelo). Prosa * Yo soy el otoño, colección Alcántara. * Cuentos y narraciones. Cáceres, editorial Extremadura, 1975. * Ayer y ahora. Badajoz, Universitas Editorial, 1978. * Abanico. Mérida, Patronato de la Biblioteca Pública, 1986. * Cuentos. Badajoz, Diputación Provincial, 1986. * El otro día. Badajoz, Menfis, 1990. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Jesús_Delgado_Valhondo

Luis Rius Azcoitia

Luis Rius Azcoitia (Tarancón, provincia de Cuenca, 10 de noviembre de 1930 - México, 10 de enero de 1984), poeta y ensayista español. Su padre, Luis Rius Zunón, fue alcalde de Tarancón (1933), diputado provincial y presidente de la Diputación de Cuenca (1934), así como y gobernador civil de Soria y Jaén (1935-36). Militó en el Partido Radical Socialista de Marcelino Domingo. En octubre de 1936, como consecuencia de la guerra civil y después de un corto periodo en Jaén y Barcelona, es evacuado junto a su hermana Elisa y su madre a Normandía (Francia), donde permanece el resto de la contienda bélica, subsistiendo gracias al sueldo que tenía su padre como Tesorero de CAMPSA en París. En 1939 se trasladó a México con su familia, país que ya no abandonará nunca. Se doctoró en letras por la UNAM y fue profesor en la Universidad de Guanajuato, en la que dirigió la Escuela de Filosofía y Letras. Fundó varias revistas literarias: en 1948, junto a Tomás Segovia, Manuel Durán y otros la revista Presencia. Con Inocencio Burgos y otros, crea Clavileño. En estas revistas colaboraron también Enrique de Rivas, Pascual Buxó, Nuria Parés, etc. Colaboró como editor en la revista Segrel, y también en Cuadernos Americanos, Anuario de Letras (UNAM), Las Españas, Revista Mexicana de Cultura, México en la Cultura, El Heraldo Cultural, Novedades y Excelsior; se le considera uno de los poetas de la segunda generación del exilio republicano, llamada, más sintéticamente, "niños de la guerra" y formada, además de él, por Tomás Segovia, Nuria Parés, Manuel Durán, Carlos Blanco Aguinaga, Ramón Xirau, Enrique de Rivas, etcétera, todos ellos nacidos entre 1925 y 1937. Dio clases en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Universidad de San Luis de Potosí, en la Universidad Iberoamericana y en el México City College. Se casó en 1968 con Pilar Rioja, bailarina mexicana de flamenco, hija de padres españoles. En sus poemas dominan el conocimiento de los clásicos, el simbolismo y la contención, muy expresiva en los versos breves. También escribió numerosos ensayos sobre la poesía española del exilio y su gran biografía sobre León Felipe. Además del amor, su tema dominante es la identidad: ¿De qué tierra será?, ¿dónde su mar? -dicen-, ¿cuál es su sol, su aire, su río? Mi origen se hizo pronto algo sombrío y cuando a él vuelvo no lo vuelvo a hallar. Cada vez que me pongo a caminar hacia mí pierdo el rumbo, me desvío. No hay aire, río, mar, tierra, sol mío. Con lo que no soy yo voy siempre a dar. Si acaso alguna vez logré mi encuentro -fue camino el amor-, me hallé contigo piel a piel, sombra a sombra, dentro a dentro, el frágil y hondo espejo se rompió, y ya de mí no queda más testigo que ese otro extraño que también soy yo. OBRA Lírica * Canciones de vela, Segrl, 1951. * de ausencia, Universidad de Guanajuato, 1954. * de amor y sombra, Era, Alacena, 1965. * Canciones a Pilar Rioja, Finisterre, 1969. * Cuestión de amor y otros poemas, Promociones Editoriales Mexicanas, 1984. Antología compilada por él pocos meses antes de su muerte por cáncer. Ensayo * El mundo amoroso de Cervantes y sus personajes (1954). * Los grandes textos de la literatura española hasta 1700 (1966) * León Felipe, poeta de barro (Biografía), 1968. 2ª. edición, Promexa, 1986. Referencias Wikipedia-http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Rius Luis Rius. Poeta con el corazón dividido Por Montserrat Ramírez Castañón Escritor de fina sensibilidad, Luis Rius (1930-1984), pertenece a la segunda generación del exilio español que formó parte del mismo sentimiento nostálgico de la República perdida. Después de 27 años, el Fondo de Cultura Económica (FCE) reedita su libro Verso y prosa (Colección Tierra Firme) con un texto introductorio de Arturo Souto Alabarce, Arcelia Lara Covarrubias y Gonzalo Celorio. Luis Rius, considerado uno de los mejores poetas de los años cincuenta y sesenta era un hombre de brillante personalidad: abierto, buen amigo, excelente conversador y maestro, enamorado y, sobre todo, sensible; pero a la vez angustiado, solitario y melancólico en el fondo. Su poesía es una constante búsqueda de sí mismo, la extrañeza de su vida frente al exilio, a la mujer amada, al pasado nebuloso y, lo más conmovedor –parece paradójico, pero no lo es–, muestra la estupefacción ante un futuro que en lo profundo se le presenta como desarraigo impreciso, destierro perenne. Desterrado en el tiempo como en isla infinita, sin retorno. Exiliado en esta edad que avanza, que declina, que no cesa, que huye, río al mar, día a día. Olvidada en el mar me dejé yo la vida. Luis Rius Azcoitia nació en 1930 en Tarancón, Cuenca. Exiliado por herencia llegó a México con sus padres a los 8 años y formó parte de esa sociedad que enfrentó el destierro desde antes de la Guerra Civil Española (1936-1939). En su infancia y adolescencia se educó con la comunidad española del exilio, bajo el mismo sentimiento nostálgico de la República perdida y el desprecio al gobierno franquista, aunque él prefirió mantenerse alejado de la política, pues había contemplado la amarga experiencia de sus padres. Penetraron en el niño desterrado el ambiente y sentimiento de hispanidad; elementos coherentes con el enorme deseo de volver a la España de sus mayores; sin embargo, le estorbaron para el pleno desarrollo de su vida en México. Los hijos de los transterrados nacidos en España «se hicieron en América, se nacen –diría Unamuno– en México. Remontan el tiempo, buscan su identidad, y en un momento dado comprenden que el tiempo se ha hecho carne propia».1 De aquí deriva la absoluta ambigüedad o dualidad en la que han vivido: la españolidad que proviene de sus raíces, pero que es insostenible en sus recuerdos; y la mexicanidad manifestada en su desempeño cotidiano. De tal suerte son españoles y también mexicanos; o quizá, ni son españoles ni tampoco mexicanos. La segunda generación de escritores del exilio,2 a la que pertenece Rius, se caracteriza por una situación singular: entre la de los netamente españoles, como sus padres, y la de los mexicanos, como serán sus hijos; el mismo poeta la denominó «fronteriza». Y este hecho es la huella primordial en su creación artística: españoles por nacimiento y educación; mexicanos por circunstancia. «¿Son mexicanos o son españoles?» –se pregunta Octavio Paz. Y responde: «El problema me interesa poco; me basta con saber que escriben en español; la lengua es la única nacionalidad de un escritor».3 Esto es incuestionable, sin embargo escriben desde la perspectiva de la ausencia, la nostalgia, la orfandad del pasado que contrasta con la realidad: la presencia de la cotidianidad mexicana. En resumen, una extraña naturaleza ha acompañado a Rius –y otros más– aún después de muerto: se le considera escritor mexicano, ya que su nombre se incluye en el Diccionario bibliográfico de escritores de México;4 y también español, pues aparece en el Diccionario Espasa de Literatura Española. Rius escribe para conocerse, revelarse, trata de comprenderse a sí mismo. La cualidad de su creación es subjetiva; por ende, su poesía está impregnada de interrogantes sobre su identidad con un carácter existencial: ¿Quién soy yo aquí, quién soy en esta tierra de hombres … entre hierro y petróleo…? Se cuestiona ante su presencia forastera en México; o bien, mira desde la otra perspectiva, la de los mexicanos: ¿De qué tierra será?, ¿dónde su mar –dicen–, ¿cuál es su sol, su aire, su río? Y él mismo responde: Mi origen se hizo pronto algo sombrío y cuando a él vuelvo no lo vuelvo a hallar. Cada vez que me pongo a caminar hacia mí pierdo el rumbo, me desvío. Estos versos pertenecen al poema «Acta de extranjería», publicado en su último poemario, de 1984, año en el que falleció a los 54. El sentimiento de desarraigo, que figuró desde sus primeras creaciones, le forjó un sello de madurez, quizá poco natural si no se conoce su propio despertar en el destierro. A los 21 años, publicó su primer poemario, Canciones de vela (1951), en el que escribe: Soledad, tú y yo en la tarde muerta. Compañera mía, triste amiga vieja. … Hoy duele más hondo el corazón, llega más claro el silencio, la vida más lenta. Con el paso del tiempo, este sentimiento fue más profundo, más nostálgico: le dolía la condición de ser hondamente desterrado. Es una sierpe herida que se arrastra en la noche congelada de un invierno sin tierra. Se intensifica la desesperanza, el desaliento, la soledad «alta como un pino», –así la adjetiva–; y, de manera muy importante, la dualidad: esa condición de no ser él sino otro quien debió habitar su esencia, ese ente volátil que quedó en la lejanía del tiempo, en un pasado en el que no tuvo oportunidad de existir, pero que encarnó su esencia: Yo fui, no soy, y mi verdad es ésta, mi presencia conmigo, la más mía; ser tan sólo memoria y lejanía, jugador ya sin carta y sin apuesta. Si ahora digo que fui, que tuve puesta la vida en ejercicio, que vivía, muy bien me sé que igual melancolía me daba entonces similar respuesta. Entonces ya también había vivido sin vivir ni esperar un venidero instante, un presente no cumplido. Siempre he sido pasado. Así me muero: no recordando ser, sino haber sido, sin tampoco haber sido antes primero. La infancia quedó en la lejanía de su origen, en tiempo y en espacio, del pueblo manchego en el que nació y en el que debía haber transcurrido su vida de forma natural. El cambio radical que le dio el destino lo fuerza a un abandono prematuro de sí mismo, al tomar conciencia y cuestionar su naturaleza, descubre a otro en el que reconoce su silueta, su sombra, un ente que percibe o vislumbra, pero al que nunca alcanza; se le ausenta o se le pierde en la nebulosa, en la indeterminación de sí mismo. Él se reconoce como sombra de su propia sombra. Aquel que nunca fui viene a llamarme al corazón y viene a entristecerme. … Él nunca pudo ser; es como el aire que me roza las manos y la frente; nació sin cuerpo, más desheredado que yo, más desasido, más ausente. … Alguna vez lo olvido. Me enajena el gozo de vivir algunas veces. Entonces, ¿dónde va? Pero muy pronto algo me avisa al corazón, me advierte, y ese gozo se va volviendo extraña sensación de no ser yo quien lo siente; de no ser yo del todo; ser a medias; muerto y vivo; una sombra. … Y ya con él, yo entro, en compañía, siento la vida verdaderamente. La poesía de Rius es el gran viaje interior, la búsqueda de la esencia, y en ese sentido es ontológica, auténtica. También se cuestiona sobre el tiempo y la significación que ha tenido en su vida. Es el tiempo en el que se detuvo su propio ser, antes del destierro; magnitud a la que estaba destinado a vivir en los espacios que se habían reservado para él, según su genealogía personal, y que la adversidad le arrebata: Yo pienso en otras horas de otros años. … Eran mis horas, era mi vivir cada día atesorado. … ¿Cuánto tiempo pasó que no he sentido? Sigue el reloj contando al mismo son su cuenta … ¿Qué le ha pasado al aire? ¿Son aún mías estas horas? ¿Y vivo aún? ¿Aún canto? La poesía citada refleja los mundos internos; sin embargo, el poeta también crea imágenes. El siguiente poema (en Canciones de amor y sombra, 1965), revela magníficos claroscuros de índole literaria clásica, a la que se avocó el poeta. La noche aguarda afuera honda como el mar, fría. La breve espiga de oro de la lámpara brilla sobre mi mesa. Sombras en las paredes me vigilan. Yo escudriño el silencio con los ojos. Mi sangre, perseguida de tanta noche, a golpes lleva en mi sien la cuenta de mi vida. Inmóvil, yo también soy sombra hambrienta del hambre de vivir mañana todavía. De cuando en cuando, asoman paisajes y sucesos meramente circunstanciales, como en «La calle de Pósitos», poema con ecos de García Lorca y Machado. Rius dibuja aspectos de una vida rural semejante a la que pudo haber vivido en su natal Tarancón. La línea tradicional literaria de canciones, romances y villancicos, a la que dedicó sus primeras creaciones, con el tiempo marcaron su obra: La recua viene trotando bulliciosa, calle abajo. Calle abajo el sol asoma entre los cerros plateados y los ángeles despiertan al día en el campanario. Fresco amanecer de luz y de humildad inflamado. … Alegre tamborileo de la calle con sus cascos. Y el carbonero detrás con una piedra en la mano, hosco y pardo, corre y grita, con la voz la va arreando. Voz del monte, tempranera, que se pierde calle abajo. En 1952, José Rojas Garcidueñas, fundador y director de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guanajuato invitó a dar clases a Rius y a otros jóvenes intelectuales (Juan Villoro, Horacio López Suárez y Ricardo Guerra). Los recién llegados alquilaron una casa en la calle de Pósitos –inspiración y título del poema anterior–, número 77, adonde iba por largas temporadas a unírseles el siempre errante Pedro Garfias –a quien Rius admiró como poeta aunque no influyó en su estilo. Compartieron el auge cultural de la ciudad de Guanajuato, que en 1953 realizó el primer Festival Cervantino. Se involucraron en el evento y participaron en la dramatización de Don Quijote de la Mancha y de algunos Entremeses de Cervantes. Hacían teatro en las plazas públicas, reunían al público que deambulaba por las calles hasta hipnotizarlo con sus actuaciones y envolverlo en la trama. Esa veta gozosa de vida del poeta queda también plasmada en creaciones de temática amatoria, la otra gran vertiente en su creación. Luis Rius se enamoró varias veces: De querer tanto y tanto, no sabría qué querer más de ti que no pudiera querer más todavía. Por tu cuerpo te quiero; y más quisiera mi deseo que no acaba ya, de prisa, escalándote entera, a ti, de tan lejana, tan sumisa a mi voracidad de enredadera que sube de tus pies a tu sonrisa. … Fue el amor igualmente búsqueda de sí mismo a través del ser amado, del eros que lo vinculaba con la fuerza vital trascendente y con la cotidianidad. Admiraba la danza, en específico el flamenco andaluz, motivo inspirador de un genuino sentimiento de amor que toma forma en Canciones a Pilar Rioja, libro que obtuvo el Premio Olímpico de Poesía en 1968. Podría bailar en un tablado de agua sin que su pie la turbase, sin que lastimara al agua. No en el aire, que al fin es humano el ángel que baila. No, en el aire no podría, pero sí en el agua. A Luis Rius le angustiaba la muerte, no sólo la de todo ser vivo sino la de las cosas: todo acaba, todo termina… El amor y los momentos amorosos contrarrestaban esta perspectiva, eran una salvación: consuelo de la angustia existencial de lo que termina. Y entre todo lo que finaliza, también el amor como experiencia sensual concreta aunque el sentimiento trascienda la muerte. Lo ejemplifico el siguiente soneto: Sólo tú quedarás, yo estaré ausente; rota mi voz, mi sangre congelada. Caminante, cumplida la jornada, la dura tierra cubrirá mi frente. Sólo tú quedarás, prístina fuente del corazón, honda verdad, brotada. Oh, vida que, a mi muerte arrebatada, fluirás eternamente. Pasión de mi alma, amor, qué duradero serás en la nostalgia del sendero. Yerto mi cuerpo ya, mi voz perdida, tú quedarás y yo no podré verte: amor más verdadero que la vida, amor más poderoso que la muerte. Amor más poderoso que la muerte alude a la pasión, a la visión lírica característica del amor occidental que emana del amor cortés, en el que no se exalta la satisfacción de la pareja, sino lo opuesto: el sufrimiento, en este caso, determinado por la muerte: … Tú y yo ya no estaremos. Nuestras almas, vagando sin sangre y sin camino. Pero la noche quedará esperando, eternamente viva, para poder a veces recordarnos. La lírica de Rius surge de la experiencia concreta y precisa; y aunque sus poemas linden con lo ideal y lo abstracto, su transparencia no evoca el más allá, permanece en la esfera de lo conocido y determinado por los sentimientos propios: del amor y desamor, del encuentro y desencuentro, del erotismo, de la presencia y la ausencia de la amada que luego transmuta poéticamente. Ahora bien, esta parte vívida y real tampoco se presenta a través de un lenguaje erótico sin paliativos, se contiene y esboza imágenes y deseos que alientan al clímax matizando la emotividad: Ciervo amor entre sábanas, de amor por fin cautivo. El miedo estremecía su cuerpo ágil y fino, y el goce lo amansaba de tibio escalofrío. Oh, sus ojos, sus ojos de ciervo sometido. Abatido por una enfermedad incurable, Rius preparó el último de sus libros desde la cama de un hospital. En él reunió creaciones de sus cuatro poemarios anteriores y otras inéditas, sin haber logrado publicarlo. Cuestión de amor y otros poemas fue una obra póstuma, que ahora vuelve a ver la luz en Verso y prosa.7 Así, trasciende al dejar plasmadas sus percepciones sobre la temporalidad, la otredad, el destierro, la soledad y la aparente enajenación del goce circunstancial, mediante la transparencia de la palabra: Llegó aquí después o antes, a destiempo. Erró los caminos y los paralelos y los meridianos, los mundos enteros. Él iba a otro mundo. Llegó aquí. Extranjero fue de sus palabras y de sus silencios, de todas sus horas, de su mismo cuerpo. Él iba a otro mundo. Legó aquí. Y ha muerto un día cualquiera, en cualquier momento, antes o después, pero no a su tiempo. Él iba a otro mundo. Lo desvió el viento. Un profundo surco hendido por el destierro y el amor en la inmensidad de la tierra es la poesía de Rius. Con sus dos vertientes: el tánatos no sólo en la muerte física sino en la cósmica, y el eros, como lo único que lo puede salvar. Su obra está impregnada de un tono intimista, sereno equilibrado, nostálgico y de gran sutileza en el lenguaje. Es precisamente esa armoniosa interiorización unida a la perfección poética lo que la perfila como clásica. Referencias http://istmo.mx/2011/03/luis-rius-poeta-con-el-corazon-dividido/




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