Leyendo las Confesiones de San Agustín.
Lo sublime: –Es de noche, y apena… Yo: —Casi ciegan los ojos con los… —He de zafarme de esta marabunta a… —Trazabas al sol ondulante la más… —Quizás un engaño.El trueno pudo…
Reivindicar el vuelo de mi mente, de mi ser, como lo indisponible en tanto en cuanto esbozo estas líneas de las que solo sé que me dirigen hacia la muerte. ¿Cuál es el significado de ve...
Una fuerza despuebla mis hombros s… prendiendo los besos y alzándolos… Coloniza la infinitesimal magnitud… avanza lasciva entre la tierra álg… Esa fuerza arrebata los nombres de…
Tocarte y jamás volver a desear Irme y no volver a encontrarme aquí, desnuda, Frente al escaparate de todos los… donde las palabras irrumpen
¿Qué es eso que estás esperando leer? Desanticipa la idea. Suelta el cuerpo. Centra tu atención en el pálpito. Pregúntate en qué instante del día te encuentras. ¿Es este no más que un e...
No estás Y el azul no respira tu vientre cá… Agazapando mi sombra fría levitand… Repta por mi cuello suelta la mano… No requiere mi tacto tu lengua de…
En este pequeño tramo, lejos de la… Es así que hoy deseo halar mis ext…
Anoche soñé con las olas Pero el mar estaba tranquilo Entrelazando una palabra con otra Tus manos se movían tan rápido que… Entre la espuma y el balcón
Caudal de sangre través el caminar… El ocaso esboza el cristal, Aúllo.
Mi piel está tibia, caliente, mojada. Pienso qué pasaría si de repente la piedra se cae sobre mi nuca, si nada de lo que deseo llega a cumplirse. Pienso que ya siempre está llegando lo ...
Mi amor es el enigma de no saber d… Y pervivir en esa bella incertidum…
Amar como un renacido, arrebatarse los vástagos en pos de… ¿Cabe acaso sentirse originariamen…
Mantengo el pálpito más allá del c… y predestino estos trazos a la noc… El amor se presenta taciturno Balbucea Me persigue esquivo
Ante el inespecífico puente en el… Me sitúa una frenética instancia q… vertebrando el concepto. En pos de La Luna errante Una amalgama de hojas sitúan su ro…
Finitud de miradas que me dicotomi… Eternidad áurea en la que me destr…