Llegué a casa, cerré las dos puertas
escaleras arriba encontré mis celdas
dejé la maleta, colgué la chaqueta
dí media vuelta y tendí mi silueta
Y... Aquella, sí, mi aquella
de mirada tan larga y negra
que anochese cuando me mira
y amanece si en mí se fija
Su cuerpo, tan destilada forma
botón de lirio, no envidia a la rosa
sus manos, delicadas y vívidas
en arte, poesía y pantomima
su rostro, fina forma de ópalo
sembrado en suave ciprés claro
su sonrisa que oculta ya es dicha
y expandida a todo ilumina
Y... Aquella, sí, mi aquella
de pies tersos como de princesa
que ante ella alegre me arrodillo
y si me mira, finjo que no la miro