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Marginal

Tuvo el Emperador romano alguna
aberración senil consoladora
sueños como cambiantes de la luna,
ansias como celajes de la aurora.
 
Tuvo el Emperador nefasto y grave
sed de púrpura viva y de matanza
bajo la exquisitez de su suave
instinto de venganza.
 
No desdeñó del crimen la aureola,
ni la embriaguez insana de la orgía:
la trágica poesía
le envolvió con la espuma de su ola.
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