Sandra Chapado García

TERCERA PARANOIA

Iba caminando sola, cerca de la plaza del Corrillo, con mi chaqueta antifascista puesta en la que escribí “feminismo”, “tercera República” y “disidencia” buscando fachas a los que insultar y enfrentar. Y vinieron solos. Se trataba de dos repugnantes racistas. Uno de ellos iba poniendo a parir a los gitanos tan tranquilamente, con un tono de voz elevado y con orgullo, sin ningún tipo de pudor. El otro escuchaba pacientemente. Entonces, en ese momento, me adentré en su conversación para detener aquella retahíla de improperios diciéndole que era un racista de mierda y un facha, y que seguro que se pensaba que iba guapo y todo con las pintas que llevaba (portaba un abrigo marrón largo que parecía bastante caro y un sombrero fachuno). Todo esto se lo expresaba con una voz de loca (porque lo estaba) ya que pensaba yo que así me prestaría más atención y además acojonaba más. Mientras le decía todo esto, el facha miraba para abajo. No se atrevía a mirarme... le había apocado con esas palabras tan verdaderas. En el fondo de sí mismo, sabía que era un racista de pura cepa y un facha auténtico y se avergonzaba. Le dejé en evidencia delante de todo el mundo (una panda de chavales que estaban a la puerta del McDonald’s lo escucharon todo y se empezaron a reír), lo cual le arreboló aún más. No abrió el pico en ningún momento ni su acompañante tampoco. Les había dejado mudos con mis cortantes palabras y con mi modo de enunciarlas. Era una loca a la que no se atrevían a reprochar nada. Mientras se alejaban, les decía que eran unos fachas guarros. Uno de ellos, el más joven, me miró con ganas de responderme, mientras me analizaba, pero se contuvo y ambos siguieron para adelante más avergonzados si cabe.

Otras obras de Sandra Chapado García ...



Arriba