Eterno
Trasciendes.
Me enciendes.
Descansas.
Me abrazas.
Te escucho,
en tu eco,
resonándome,
amándome,
diciéndome
que debo seguir viéndote.
Extrañándote,
queriéndote,
pensándote.
Sintiéndote,
te lloro y me lloras.
Amándote,
te honro y me honras.
Consagro tu sangre
en el exalto,
curas mi corazón del
desengaño.
El desasosiego ha cesado,
el vacío se ha llenado.
De llanto y devoción
rezo por vos,
mi gran ejemplo,
mi gran guía,
infinito tú ser
que hoy parte a lo más alto...
al encuentro con lo sagrado.
Eres un ángel, Padre.
Nuestra fe y comunión
de sentir que el amor trasciende
cualquier dolor.
En los versos nos sentimos.
En los sueños nos hablamos.
Padre mío, no me cansaré de
agradecerte por tanto.
Ala, alita, no sabes cuánto te amo.
