Al fin y al cabo es amor
“Encuentra lo que amas
y deja que te mate”
Charles Bukowski
Tus calcetines sucios
debajo de mi cama
me cuentan sus soledades
decembrinas
yo permanezco inerte,
recostado en la habitación
con la luz encendida
escuchando a lo lejos
la pólvora y el ruido de las calles
contiguas a mi casa;
simplemente viendo las luces navideñas
como se estallan cual terrorista suicida
en mi ventanal.
Son las 11:21 p.m. en Medellín
y me refugio en la compañía de un tango
y un cigarrillo a medio terminar.
Entro al baño a mear
entre sonidos de bandoneón y violines
con la voz de Gardel
como un acompañante malherido.
¡Ah, me mofo de mi sobriedad!
Estaría mejor en los bares
entre borrachos problemáticos
y una que otra mujer desconsolada.
Observo a mi alrededor
le doy tres sacudidas a mi pito
y tiro del baño...
(En la bañera yacen unas bragas tuyas
Que me hacen recordar
la última vez...)
Los aruñones en mis nalgas
y en mi espalda
y como decías:
“Dame más, dame más, dame más, ya falta poco...
Ah, te amo, te amo, te amo,
quiero follar toda una vida contigo”.
Me pregunto dónde
estarás ahora mi pequeña.
¿A quién estarás deslumbrando
con tu sonrisa inocente
y tu mirada coqueta?
¿Estarás acaso bailando?
¿Bebiendo un trago?
¿O tal vez pensando en mí?
De esa última vez
solo queda una bañera sucia
un peine color rosa
un lavabo rebosante
de cabellos negros
y una toalla que todavía
conserva el aroma de tu sexo.
Al fin y al cabo es amor...
