Como una nube la oceánida elige el mar que la espuma cubre; y de rojo se tiñe. Como esponjosa nube
Arco y chelo en su fricción, resuenan tras la madera, curva sed de perfección, curva y hiel de sus anhelos. Sobre las rizadas cuerdas
¿Quién es la mascota que camina ante el ocaso? ¿Cuáles son las fobias que se ahorran el silbato? Esta es la correa
La senda manchada en refriegas denota escasez en la sed que de sangre empaña sus guerras. La guerra aclamada en hiatus se nutre en su pena,
Adiós, mi viejo amigo, ahora que te has ido vida nace en un pardal. No es una coincidencia, que de todas aparezca
—¡Eres artificial!— me digo mientras busco en lo casual, en lo orgánico, sentirme más capaz
Romance del caracol Caracol no yerra en su cuerpo, No yerra en su condición —¿Qué mal hacemos amores?— pregunta en su compasión.
Del anciano ciprés vuela el pato empujado por la brisa. Pasa mal rato, tiene prisa,
Enjuáguese en miel, suave ambrosía, néctar en sed, vela encendida. Aúllan al sol
Estoy ciego, con los ojos arrancados por la crueldad del sin vivir. Oigo mi sollozo en otras manos. Me persigue ese ruido,
Al son del eco el bandolero calla el habla del silencio. ¡Qué triste, bandolero! Cuando callas cruzas corte y cuando cortas catas credo;
Niña en el tropiezo te cruzaste con la comba caíste en el enredo encerrada en su mazmorra Apretada en tu cuello
Quien escribe no ha ganado batalla… ni aplausos, ni lisonjas, ni diner… no importa cuán fruto de tu esfuer… hayas extirpado en vano cada mañan… ni cuántas canas manchan tus cabel…
Este fermentado se ha adaptado a todas mis papilas gustativas; Media es la cerveza degustada, media, mi memoria olvidadiza. Embriágame la amargura de su lima,
Si te escribo es por inercia, por su ausencia, por aquella impotencia propia de la existencia de una conciencia