Si, soy yo, los ojos de la misantr… Oscuridad pestilente de lágrimas durmientes que ensombrecen la anarquía. Si soy yo, caballero de la muerte,
El tallo del lirio marchito respira sobre hojas caducas mecidas por viento supino olvidan las ríadas que surcan. La planta ardiendo se enceniza
Me atrapa un nauseabundo error en lo alto, la jerarquía del fraca… Rompo moldes de todos mis casos. No termino, no tengo valor. Juego a rayuela, observo el ocaso.
El árbol de espirales busca esa flor que le acompañe todas se niegan flores excepto el diente sin amarre Cuerpo y tronco de árbol
Amo la intensidad con que pronuncias tus palabras Y las transformas en emociones que no marchitan ni se apagan. Esa feminidad
En su elegancia me perdí por su carisma me detuve soportaron mi desliz las emociones que contuve. Me perdí
Ojalá, León, seas campo alegre mayor; en la ciudad opaca, equidistante, no eres puente de amor. Ojalá, León, seas
Este fermentado se ha adaptado a todas mis papilas gustativas; Media es la cerveza degustada, media, mi memoria olvidadiza. Embriágame la amargura de su lima,
Cigarrillo sobre mis manos, cigarrillo sobre mi piel, ardiente me cicatrizas. Cigarrillo sobre mis manos, cigarrillo sobre el pulgar,
Quien escribe no ha ganado batalla… ni aplausos, ni lisonjas, ni diner… no importa cuán fruto de tu esfuer… hayas extirpado en vano cada mañan… ni cuántas canas manchan tus cabel…
Si te escribo es por inercia, por su ausencia, por aquella impotencia propia de la existencia de una conciencia
Arco y chelo en su fricción, resuenan tras la madera, curva sed de perfección, curva y hiel de sus anhelos. Sobre las rizadas cuerdas
Fría y rosa la gula infante, y sabrosa, en la savia rebosante de su fresa lujuriosa. Ese pie de fresa esconde
La sinergia entre asesinos, es agua hervida entre sus brazos; amanecer de sonrisas rotas que palpa en órganos su ocaso. ¿Agua salada corroes
Como una nube la oceánida elige el mar que la espuma cubre; y de rojo se tiñe. Como esponjosa nube