Epinicios
Yo vi la daga certera, que se templaba
en la hoguera, por la mano traicionera
que iba a alzarse contra mí ;
yo la vi...
el golpe recibí...
y, cuando me volví, sin lanza y sin es—
cudo, tembló el paisaje mudo...
así;
como si viera el dorso espeluznado de
una fiera...
y, se borraron en la sombra vaga:
el Camino ;
el Asesino ;
la Daga ;
y, el resplandor siniestro de la Ho—
guera...
Todos desaparecieron en la Noche, ante
el astro triunfal de mi Reproche.
Reproche mudo ;
como un Escudo.