En la tenue oscuridad hay tres sofás y desconocidos sin rostro que salen y entran Las manecillas
Es acaso posible Convivir con este impulso reprimid… Con estas ganas apagadas a la fuerza Se puede acaso dejar de desear
Las puertas de mi bóveda ansiosas anhelan abrirse con el tacto helado de tu llave de plata
Me pregunto Si en algún mundo alterno El espacio y el tiempo Fueron benignos Si sentí tus labios
Oscuridad Luces en una terraza Suspendida en el aire La brisa de un verano Moribundo
Noche de sábado Bullicios afuera Una música lejana que suena y suena y no para
Lo puedo tocar al cuerpo diáfano de las horas irrecuperables y de los momentos por siempre en el ayer encallados
Ya no más Ya no juegan al fútbol los niños en la calle Curiales Las risas se ahogan en el vértice del tiempo
“La ciudad donde nací la dejé hace mucho tiempo” Escucho que dice una canción Los acordes llegan Desde una esquina del cuarto
Lluvia, autos, ruido Ómnibus que van y vienen Jueves en Montevideo Café, música, suspiros Las horas pasan
Quiero embriagarme con el sabor áspero de tus besos impacientes que hoy no son más que una foto en sepia
Es un suplicio como una sed inextinguible en el desierto árido y vasto sin tener al alcance el oasis de tus labios
Otra despedida Esta, un poco más tierna Aunque no recuerdo tanto la anteri… Otra partida tuya Esperada e inevitable
Un paso más y el abismo Una caída eterna al despertar de mis sentidos
qué incómodo el sonido perpetuo de los grillos lamentándose en la noche eterna y calurosa de un diciembre cualquiera