Esta masa difusa de hastío Esta película monocromática en cámara lenta
Las puertas de mi bóveda ansiosas anhelan abrirse con el tacto helado de tu llave de plata
Quiero embriagarme con el sabor áspero de tus besos impacientes que hoy no son más que una foto en sepia
mi muso ignorante el numen profano de esta alma mendiga que implora sosiego a cambio de versos ignotos
Noche de sábado Bullicios afuera Una música lejana que suena y suena y no para
no es soledad no es tristeza ni amargura es el vacío de una ausencia
Quiero beber del licor febril de tu ser Quiero devorar el manjar prohibido
Es acaso posible Convivir con este impulso reprimid… Con estas ganas apagadas a la fuerza Se puede acaso dejar de desear
“La ciudad donde nací la dejé hace mucho tiempo” Escucho que dice una canción Los acordes llegan Desde una esquina del cuarto
te veo tu aire solemne tus ojos fijos en otro mundo en el tuyo
Me muero de las ansias reprimidas y de las palabras censuradas
Es un suplicio como una sed inextinguible en el desierto árido y vasto sin tener al alcance el oasis de tus labios
Y yo aquí, así, un suspiro Un anhelo y la espera Y las ganas de que pienses En mí como yo en ti Y tú allá, así, quién
En este mundo inerte Gris y mundano El mero recuerdo de tu tacto Me envía una tierra de etérea dich… En este mundo injusto
¿En qué me has convertido? Me has despojado violentamente de todo vestigio de razón ¿En qué me has convertido?