La sinfonía de las cascadas de castañas y aguardiente me desvela que
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Humano guarda secreto de sumario: llora por dentro.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Pasa, pasa el tiempo pisando fuerte y pesa, —no sabéis cómo—
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
En este instante, vientos de café vienen del oeste y agitan todas las banderas,
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
Ella estaba en la azotea de su edificio, vestida de la manera que le gustaba a él: cómo, dónde y cuándo le había dicho de estar cuando ocurriese. A lo lejos tañeron las campanas: 12 gol...
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Por iniciativa personal, no puedo salirme del guion.