#Guatemaltecos #Mujeres
Yo imaginaba peces inverosímiles bajo ese mar que era –entre ocres… de un verde titubeante, cuando el ferry ancló en Ellis Is…
Los incrédulos repetirán —una y otra vez— tu nombre, como lo hago yo en esta noche de turbia embriaguez
La memoria es una tumba abierta donde puedo enterrar la piedad por mí misma, mientras un felino se desliza muy suave
Amo mi casa por sus cuatro viejos costados llena de voces y ruidos: casa de adobe y machihembre que se queja por la noche
Aún deseo mis antiguos tiempos fetales, en que fui pez opalescente y ciego.
Tengo miedo. Qué difícil contarte esta verdad, porque tú no sabes nada sobre su vestimenta leve, que se va deslizando
Yo miraba tus manos e inventaba historias de aleteos sobre mis pechos, de roces suavísimos
Nada he sido nada soy sino escondida isla sin pájaros ni habitantes
El invierno comenzaba, apenas, a mostrar su cuerno —largo y temible— de unicornio ciego. Inquietante,
Te propongo la dulzura del higo, su carne sonrosada, replegada y húmeda como un animal marino.
A veces huyo por intrincados caminos construidos de palabras, que me llevan a los páramos de nadie.
Me había sido tan ajena siempre, y hoy de pronto me descubre su color sencillo
Me disuelvo en la magia giro en medio del fruto pulposo
Casi podría decirte devorada por la angustia me asomo a la vieja cueva prohibida donde habitan
Para Susana y Rigoberto Juárez P… Una misma insurrección morada, una misma, persistente memoria guardada por siglos en semillas,