La búsqueda de la esencia de tus temas, de lo más diminuto de tus exploraciones, de lo básico en tu desarrollo... Esa es una tarea que no es sencilla de ubicar, pero cuando lo logras, puedes tejer una red que filtre las aguas que te bañan e hidratan.

El juego de luz-color-inmediatez para Monet, la pincelada vibrante de emoción para Van Gogh, el tema armónico para Beethoven, las palabras encadenadas de introspección para Hesse, la belleza de Simonetta para Botticelli, la intensidad de la vida para Caravaggio, las formas femeninas en colores luminosos y suaves para Morisot, la realidad algo idealizada para Courbet, el bloque cromático para Rothko, los efectos visuales para Soto, los puntos diminutos con colores complementarios para Seurat, las imágenes cargadas de significados sofisticados para Mallarmé... Todos ellos eran sus “niveles básicos” de trabajo, la esencia de sus mensajes y el por qué y el cómo de sus búsquedas personales. Es como si se hubiesen propuesto diseccionar que querían lograr y, llevándolo a la más pequeña “partícula elemental”, consiguiesen enfocar la mira lo suficiente para poder crear.

Con estos pensamientos me senté frente a una mesa baja redonda, con un tazón de té y una manta de tarde lluviosa. En mi mente y en papel, comencé a enumerar mis posibles motivos para, desde allí, arrancar a imaginar. Y desfilaron el amor, el odio que sigue al amar moribundo, el deseo y la amistad. Las ganas de trascender y la belleza pugnaban en cada apuesta, mientras la segunda cajetilla de cigarrillos iba quedando anulada por el fuego de la sinceridad. Ni fumaba en realidad, sólo los encendía y dejaba convertirse en cenizas, cayendo sobre el dibujo de Picasso que me era tan familiar. Fue así como me vino la idea definitiva, la que abrazo. Poetizaré la levedad. Lo fútil de la vida apasionada, lo efímero de los colores vibrantes y el poder de la luna con su luz tenue sobre todo lo que reina, mientras dormimos, mientras nos alejamos de nosotros mismos y damos paso a la nada, aunque sea de forma temporal.

Me fumo un último cigarrillo, antes de empezar a dudar.

Elementary particle

The search for the essence of your themes, for the smallest of your explorations, for the basics in your development... That is a task that is not easy to locate, but when you achieve it, you can weave a network that filters the waters that surround you, bathe and hydrate.

The game of light-color-immediacy for Monet, the vibrant brushstroke of emotion for Van Gogh, the harmonic theme for Beethoven, the chained words of introspection for Hesse, the beauty of Simonetta for Botticelli, the intensity of life for Caravaggio, the feminine forms in luminous and soft colors for Morisot, the somewhat idealized reality for Courbet, the chromatic block for Rothko, the visual effects for Soto, the tiny dots with complementary colors for Seurat, the images loaded with sophisticated meanings for Mallarmé... All of them were their “basic levels” of work, the essence of their messages and the why and how of their personal searches. It is as if they had set out to dissect what they wanted to achieve and, taking it to the smallest “elementary particle”, managed to focus their sights enough to be able to create.

With these thoughts I sat down in front of a low round table, with a mug of tea and a rainy afternoon blanket. In my mind and on paper, I began to list my possible motives and from there started to imagine. And paraded the love, the hate that follows the dying love, the desire and the friendship. The desire to transcend and beauty fought in each bet, while the second pack of cigarettes was being canceled by the fire of sincerity. I didn’t really smoke, I just lit them and let them turn to ashes, falling on the Picasso drawing that was so familiar to me. This is how the definitive idea came to me, the one I embrace. I will poetize lightness. The futility of passionate life, the ephemerality of vibrant colors and the power of the moon with its dim light over everything that reigns, while we sleep, while we move away from ourselves and give way to nothing, albeit temporarily.

I smoke one last cigarette, before I start to doubt.