No fui yo quien sembró peces de colores cuando te vi en la lejanía,
tampoco fui yo quien inventó nuestro momento... Y fue perfecto...
La culpa fue sólo tuya, pintaste de azul el horizonte,
le diste vuelo a mis alas dormidas y me llevaste a ese viaje sin regreso.
Ahora lo sé, sólo fue culpa tuya por empujarme al abismo de tus ojos,
por no dejarme pensar y envolver mi aliento entre tus brazos.
Se que no fui yo, lo sé... Sólo tu derrumbaste mis murallas,
invadiste la tranquilidad del espejo donde brillaba mi reflejo solitario...
No fui yo quien espantó mi sueño por las noches,
fuiste tú, sólo tú, definitivamente no fui yo.
Ahora te envió en mis palabras la grave acusación de mi angustia,
te adjunto el hondo vacío que crece sin tu beso y los segundos que corren sin sentido evocando tus recuerdos.
Eres culpable de mi padecimiento y yo soy inocente de todo éste dolor.
Tu te robaste mis besos y mi cuerpo, mi día y mi noche, mi vida y mi muerte...
Fuiste tú quien prendió fuego a mis sentidos..
Y nunca más volveré a ser como yo era antes que tu fueras.