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Harto

Parte de la obra "Avisos de Ocasión"

Estoy harto de momentos incómodos, de silencios absurdos, miradas indiscretas y prejuiciosas, de besos prestados, palabras robadas y secretos ridículos. De chismes, chistes, enojos, envidias y ansias. Cansado de divinidad, de intelectualidad, del estatus que gobierna, del gobierno que crea estatuas para ser alabadas, falsas alabanzas en iglesias abandonadas.

Estoy cansado, harto de ver  y no opinar, de pretender  y no actuar, de hacer y no ser. Tan ansioso, tan tramposo, tan enredoso. Estoy desesperado del poco interés, de los muchos intereses, de la historia y la filosofía, y de las faltas de ortografía.
Harto de sucesos marcados, de los que son en vano, de los que dejan a personas de lado y de los que no hacen caso. Harto de la gente, de los animales, del cielo y de los malditos andantes danzantes. Harto del ruido y del silencio, de la paz y la guerra, del amor y el odio. Odio la división entre lo correcto y lo malo. Odio la división en puntos, comas y versos. El amor, la amistad y la muerte. El desempleo, el sábado y la muerte.
Estoy hasta inapetente de tanto mercado, de tanto usuario inconforme, deforme, implacable, insaciable, imperfecto perfecto para ser engañado y comprado.
Existo fuera del tiempo, de la velocidad con la que mis dedos escriben filosas letras que hacen al alma sangrar. Existo fuera de realidad, de paradojas incompletas, de acertijos fritos, de memorias rotas, de sueños descartados. Existo fuera de dimensión, confundido y confundiendo el arriba y abajo, el blanco negro, el olor a nuevo, el beso seco, el ceño fruncido.

Existo fuera de los violines, fuera de los disquetes, fuera de las conexiones intercelulares, del apoptosis y del cáncer estético del arte moderno.
Estoy agotado como para mirarme, mirarte, mirarnos, mirarlos. Estoy lo suficientemente desenamorado de las reglas, de las normas, del derecho de estado, de los perros y gatos, de la secuencia del parpadeo de las estrellas, de la angustiosa música de fondo en las novelas, del húmedo riego de las hojas tempraneras. De la confusión de la danza me queda poco que decir, de mirarte a los ojos, mucho que apelar. De cortesías existo, de incomodidades soy monstruo. Brindo por Hallstrom y su preparativo temple.
Brindo por ti, perro indecente.

Tomo por té el alcohol que me echo en las heridas, tomo por medicina el olor de tu orina.
Tomo por hecho la desgracia, doy gracia de todo lo que has hecho. La escasa inversa se apodera sola de mi texto.
Ni te vas, ni me quedo, más bien desespero de ansia y de reconformación del suceso adverso de no entender bien lo que he hecho.

Piaciuto o affrontato da...
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