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Invocación del vicario

Al presidente designado

Cáscara rota, poder y figura,
títere y engaño muy mal logrado.
Evita que salgan de tus fisuras
los rumores del fatal desengaño.
 
Ocultos en tu deshecha fachada
están el miedo, la duda, la envidia.
Mandadero del mandadero, ¡ala!,
víctima de turno de su desidia.
 
¡Deshazte de ti! Maldito vicario,
no hay vista que pueda soportar verte
lamiéndote, miserable, a diario
 
ese cuerpo tuyo, que yace inerte
sobre la conmiseración profunda.
Invisible tú, sólo a él logro verle.

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