Estelas
¿Qué hay detrás de tus estelas negras?
Allí tu Ser salta en un dos por tres
¿Qué hay detrás de tus estelas blancas?
Algo en frente tuyo y no lo ves.
Tus estelas...
Blancas y negras.
Un danzar cebrado
y de dudas atormentado.
Tus estelas...
Dantesco reflejo me legan.
Flotan sobre la superficie.
El agua se distorsiona extraña.
¿Qué hay detrás de tus jardines?
Desde aquí sólo se ven rosas negras.
Un misterio insondable.
Un abismo infranqueable.
¿Y eso?
¡Qué horrible figura se ve!
¿Dónde está realmente lo oscuro?
¿Dónde nace la extrañeza?
Y aunque me embarque a desentrañarlo,
se va...
se va...
se fue,
aquello detrás de tus estelas negras.
Y escapo...
¿Tus estelas blancas? Las conozco demasiado. Quiero hurgar tras ellas.
¿Tus estelas blancas? Peligrosas, pues la sé aburridas y ordinarias.
O demasiado extrañas para entender o querer intentarlo.
Las sé como la unión marital de un sol yema y una montaña dedo de Dios.
Son pliegues que ya conozco.
¿Y tus estelas negras? Son dolorosas. Las desgarré por insoportables.
Las desgarré buscando el mito allende. Y, en lontananza, nada hallé.
Estelas negras,
susurros atronadores
en los lejanos rincones
del nido de víboras.
Esas que confundes (confundimos) con jazmín.
Y aunque me mate el intento,
como ya lo hizo el tormento,
de querer escurrirme entre ellas,
buscando una joya, dorada perla,
quiero saber por qué detrás de esas
largas y tinieblas estelas negras
bailas al son de las culebras.
¡Qué extrañeza! Qué alejado estoy...
Ir detrás de las enormes estelas es llegar
a un mar bravío de sueños yuxtapuestos.
Y cuando haber llegado creo,
las estelas se van
Lejos... muy lejos...
ocultándome la verdad
de tu oscuro deseo,
de tu apoteósico ser.
