#Españoles
Tendría alrededor de ochenta años, estaba atascada en un semáforo, como un barquito de vela bajo la tormenta,
Dejo el periódico sobre la barra. Enciendo un cigarrillo. Tomo
Llegan y se van sin hacer ruido —como buenos clientes—, luego el tiempo los confunde
Están cogidos de la mano en silencio, bajo los soportales. El niño mira su columpio, muy triste,
Uno siempre espera que suceda algo, que algo bueno suceda, algo que le dé un giro brusco, un empujón, un bandazo
A veces —cuando observa en los bares la sana desvergüenza de los jóvene… los rescoldos de una oscura pasión avivan su mir…
Cuídate mucho de los que sólo miran, de los que siempre están detrás, de esos a los que nunca
El último salvavidas al que suelo agarrarme en estos casos, el teléfono, hoy tampoco me sirve.
Ya poseemos casi todo lo que nos iba a hacer felices. Puede decirse
Tienes veinte años, tienes a la vida por el cuello a tu merced; pero no es suficiente,
Mi mujer y mi hija, estas paredes y estos libros, un puñado de amigos que me quieren —y a los que quiero de verdad—,
Es inútil buscarlo. Cuando menos lo esperas, aparece en un bar. Y ya nada es igual en adelante. Un día tocas los dientes de la gloria,
En todas las ciudades que he pisado me ha parecido verte: un autobús que arranca y que no cojo,
Te veía llegar, cruzar la puerta, darme un besazo en el morro, mirarme a los ojos
La radio está encendida. Suena la pedorreta de una moto