#Españoles
La radio está encendida. Suena la pedorreta de una moto
Sale de la marquesina y mira hacia la izquierda; vuelve y reinicia su pequeño “claqueteo” nervioso. No aguanta más, se muere, necesita
Un paquete de tabaco, un libro de poemas, cuarenta duros para tomar unas cervezas... Poca cosa, es verdad:
Las primeras tienen su cosa, es cierto. Otra vez con el trago en la mano, uno se siente a gusto de sentirse tan mal, de tener ese cuerpo,
Gente exhausta, con la vista clavada en el suelo,
Enamorarse es fácil. Uno puede enamorarse —sin demasiado esfuerzo— varias veces al día, a nada
Hace unos minutos que ha recibido la llamada, y desde entonces no ha soltado el… Qué tristes son las lágrimas de un viejo,
Alegra esa cara, hombre —dicen, dándote una palmadita en la espalda–, hay que ser más
Esta noche, por lo que a mí respecta bien podría saltar el mundo en mil pedazos. Por qué no. Y nosotros con él. Acabar. Echarle de una vez
Tendría alrededor de ochenta años, estaba atascada en un semáforo, como un barquito de vela bajo la tormenta,
Llegan y se van sin hacer ruido —como buenos clientes—, luego el tiempo los confunde
El último salvavidas al que suelo agarrarme en estos casos, el teléfono, hoy tampoco me sirve.
Como el viento que encuentra una rendija y se cuela en la habitación y lo desordena todo libros
Te veía llegar, cruzar la puerta, darme un besazo en el morro, mirarme a los ojos
Cosas de la edad, supongo: te da por mirar atrás,