#EscritoresEspañoles
Mi mujer y mi hija, estas paredes y estos libros, un puñado de amigos que me quieren —y a los que quiero de verdad—,
Esta noche, por lo que a mí respecta bien podría saltar el mundo en mil pedazos. Por qué no. Y nosotros con él. Acabar. Echarle de una vez
Tienes veinte años, tienes a la vida por el cuello a tu merced; pero no es suficiente,
No hay nada gratis. Ni siquiera lo que es gratis es gratis de verd… Siempre te lo descuentan
Lentos por las aceras, inmóviles en las repisas, aovillados
Vencido, una vez más. Por el amor… el odio, o por la vida que no hace concesiones ni da treguas. Aquí, en la esquina de un siglo
La radio está encendida. Suena la pedorreta de una moto
Alegra esa cara, hombre —dicen, dándote una palmadita en la espalda–, hay que ser más
De aquí a un tiempo, puede que llegue a ser como vivir
Están cogidos de la mano en silencio, bajo los soportales. El niño mira su columpio, muy triste,
El futuro es vuestro, chavales, decían, como quien te dice que te ha tocado algo,
Llegan y se van sin hacer ruido —como buenos clientes—, luego el tiempo los confunde
Como el viento que encuentra una rendija y se cuela en la habitación y lo desordena todo libros
Nunca lo he visto antes, pero conozco a ese hombre. (Si me acercase, distinguiría en sus ojos
Es inútil buscarlo. Cuando menos lo esperas, aparece en un bar. Y ya nada es igual en adelante. Un día tocas los dientes de la gloria,