#EscritoresEspañoles
No es que moleste en sí, pero cuesta acostumbrarse. Eso de que vayas por ahí
En todas las ciudades que he pisado me ha parecido verte: un autobús que arranca y que no cojo,
La radio está encendida. Suena la pedorreta de una moto
Dejo el periódico sobre la barra. Enciendo un cigarrillo. Tomo
Gente exhausta, con la vista clavada en el suelo,
Esta noche, por lo que a mí respecta bien podría saltar el mundo en mil pedazos. Por qué no. Y nosotros con él. Acabar. Echarle de una vez
Están cogidos de la mano en silencio, bajo los soportales. El niño mira su columpio, muy triste,
Un simple comentario a destiempo, sin ninguna intención.
Es inútil buscarlo. Cuando menos lo esperas, aparece en un bar. Y ya nada es igual en adelante. Un día tocas los dientes de la gloria,
Enamorarse es fácil. Uno puede enamorarse —sin demasiado esfuerzo— varias veces al día, a nada
Te veía llegar, cruzar la puerta, darme un besazo en el morro, mirarme a los ojos
Llegan y se van sin hacer ruido —como buenos clientes—, luego el tiempo los confunde
Sale de la marquesina y mira hacia la izquierda; vuelve y reinicia su pequeño “claqueteo” nervioso. No aguanta más, se muere, necesita
Con los días contados, chaval, así vivimos todos. Esperando a que nos tachen de la lista. Distrayendo
Acaba de cruzar frente a mi parabrisas. Es ella. La recuerdo