#EscritoresEspañoles
Tienes veinte años, tienes a la vida por el cuello a tu merced; pero no es suficiente,
Llora cuanto quieras sobre mi hombro, desahógate, cuenta conmigo para lo que haga falta.
Cosas de la edad, supongo: te da por mirar atrás,
A veces —cuando observa en los bares la sana desvergüenza de los jóvene… los rescoldos de una oscura pasión avivan su mir…
No es el de la niñez, aquellas mañanas de diciembre, a lo largo del río, hacia el colegio. Ni se trata tampoco de aquel otro
Con los días contados, chaval, así vivimos todos. Esperando a que nos tachen de la lista. Distrayendo
Como el viento que encuentra una rendija y se cuela en la habitación y lo desordena todo libros
Las primeras tienen su cosa, es cierto. Otra vez con el trago en la mano, uno se siente a gusto de sentirse tan mal, de tener ese cuerpo,
Nunca lo he visto antes, pero conozco a ese hombre. (Si me acercase, distinguiría en sus ojos
La radio está encendida. Suena la pedorreta de una moto
Ándate con cuidado, que no se entere nadie de que lo pasas bien, que tu vida funciona, y eres feliz a ratos.
No solo eres guapo, fuerte y listo, sino que además de conciencia ni una pizca
Llegan y se van sin hacer ruido —como buenos clientes—, luego el tiempo los confunde
Gente exhausta, con la vista clavada en el suelo,
Sale de la marquesina y mira hacia la izquierda; vuelve y reinicia su pequeño “claqueteo” nervioso. No aguanta más, se muere, necesita