Loading...

DESORIENTADO

Ya no soy el mismo del ayer
me refugie en el fuego purificador de los soles de Neptuno
cabalgue hasta el confín del universo
donde junto con Andrómeda bebí el vino de las tinajas de Jesús.

A mí no me quedan ganas de reír
perdí el estribillo de la canción
que tarareaba en la mañana cuando te vía venir
y es que hace tiempo dejaste también enzarzado el corazón.
 
No sé qué pasó en el camino de ida o de vuelta
pero desorientastes todas mis brújulas
y perdí las cartas donde nuestros caminos se cruzaban.
Ahora soy un errante perdido entre las nubes.
 
El viento viene aullando encima del lomo de las olas de los mares
y busca una costa donde refugiarse y volcar su pasión.
Viene echo un macho cabrío desnudando ciudades
y volteando muros para terminar trémulo en el diván de la selva.
 
Dijiste me querrías toda la vida
te tome la palabra suelta como la nota de un acordeón.
Sabía que un día desistirías y te marcharías
por eso quise vivir de cara a la calle y no de relumbrón.
 
Ahora que has vuelto perdida en el marasmo del tiempo
tus fuerzas se niegan a dar pabilo y apenas si te mueves
como descontando el aliento trémulo de tu odisea
por preservar tu fantoche vida de musa de luna ardiente.
 
Allí con las esmeraldas alocadas de tus ojos
quemé el último aliento de vida que me quedaba
para morir enhiesto en la dulce grana de tus labios
que marchitos y moribundos me se viciaba.
 
No temas por mí, acaso si recuerdo tu traición.
Se que andas de puntillas por la vida
esquivando los fantasmas que conviven en tu torbellino
que como hienas melindrosas te persiguen en tu huida.
 
Ya no soy el mismo del ayer
me refugie en el fuego purificador de los soles de Neptuno
cabalgue hasta el confín del universo
donde junto con Andrómeda bebí el vino de las tinajas de Jesús.
 
En ninguno de los caminos reales
vi tus sandalias, ni tus largos vestidos.
Tu sangre echa polvo se volteaba
en los largos caminos de los sueños inconclusos.
 
Las gobernanzas de tus ojos saltaban de sus linderos
se precipitaban por el hilo conductor de la luz del mediodía
queriendo zanjar la vieja deuda de amor incontrastable
no eran más que el remedo de un te quiero, lejano e hiriente.

Liked or faved by...
Other works by Kleber Exkart...



Top