Ciclo Sin Fin
Ciclo Sin Fin
Bajo el cielo de un ocaso encendido,
dos miradas se cruzan sin sentido.
El aire vibra con ansia callada,
dos almas juntas, por el destino atadas.
Sus manos buscan, en la sombra, un camino,
tejiendo sueños en un mismo destino.
La piel despierta con susurros de fuego,
un río ardiente que los lleva al sosiego.
Entre risas y llantos, el amor se debate,
como olas que chocan, se aman y se matan.
En la noche profunda, gritos que no se escuchan,
dos cuerpos que luchan, dos almas que se buscan.
La luna testigo de un juego sin tregua,
donde flores y espinas se mezclan en prueba.
Un abrazo que ahoga, un gemido que salva,
en el huracán de pasión que todo lo envuelve.
Después del combate, llega la calma,
dos guerreros rendidos, vencidos por su alma.
En el lecho del tiempo, su historia perdura,
un amor que resiste más allá de la oscuridad.
Renacen al alba con soles nuevos,
cicatrices doradas, secretos entre dedos.
El mundo los mira, mas no logra entender
que en su danza salvaje hallan placer y poder.
Y así, entre luces y sombras, caminan sin cesar,
dos amantes que saben que el amor es volar.
En cada caída, en cada renacer,
encuentran la fuerza para otra vez querer.
No hay fin en su historia, no hay muro que los pare,
pues en cada desastre, un jardín puede nacer.
Son fuego y rocío, tormenta y canción,
un latido eterno... dos corazones en fusión.
—Luis Barreda/LAB
